lunes


 


La experiencia del amor nos da una capacidad renovada para vivir nuestras vidas con menos esfuerzo. Se vuelve menos una lucha, menos competitivo, menos adquisitivo, ya que nos abre lo que todos hemos vislumbrado de alguna manera en algún momento a través del amor: que nuestra naturaleza esencial es alegre. En el fondo somos seres alegres. Si podemos aprender a saborear los dones de la vida y ver lo que realmente es la vida, estaremos mejor equipados para vivir con y a través de sus tribulaciones, penas y sufrimientos. Esto es lo que aprendemos suavemente, lentamente, día a día, mientras meditamos. La mediación nos lleva a comprender la maravilla de lo ordinario. Nos volvemos menos adictos a buscar tipos extraordinarios de estimulación o distracción. Empezamos a encontrar en las cosas muy ordinarias de la vida diaria que esta radiación de fondo del amor, el poder omnipresente de Dios, está en todas partes y en todo momento.

Carla Cooper, un extracto de Laurence Freeman OSB
en "Aspectos del Amor"

JOHN MAIN OSB - 40 ANIVERSARIO


 
“Voluntad propia, voluntad Divina,” El Cristo presente, Ed. Crossroad (Nueva York, 1991), págs. 86-87.

La conversión requiere que realicemos reajustes significativos en nuestra vida, en la forma de ver las cosas. Estos reajustes se pueden intelectualizar pero no se consiguen a través del pensamiento. Sólo se integran en la vida desde el poder creativo de nuestro propio corazón, desde nuestro centro. Por eso, entendemos mejor la meditación no como un proceso de aprendizaje o una herramienta que podemos emplear para obtener los resultados que deseamos, sino más bien como un proceso de asombro y humildad profunda.

La meditación es tan importante que sólo podemos llegar a la verdad si tenemos la confianza de enfrentarnos a ella. Esta confianza surge del encuentro con el amor puro en nuestros corazones. Realmente lo más importante que hay que saber en la vida y de por vida es que Dios Es y que Dios es Amor. Es algo muy simple. La tarea más importante de todo el que quiera responder plenamente a su potencial es saber que entramos en esa luz para purificarnos, para ser realizados, para descubrir nuestro potencial divino.

Tal vez la lección más valiosa que tenemos que aprender es que Jesús ha transformado lo ordinario. Si vemos esto con claridad, podemos ver nuestro propio viaje espiritual, nuestra propia práctica religiosa, nuestra vida personal, todo bañado por la luz transformadora del amor de Cristo. Sólo podemos ver a través de su Luz. Lo que vemos nos transforma. Como dice San Juan, “nos volvemos como Él”.

Carla Cooper

Traducido por WCCM España

EL AMOR AL PRÓJIMO

 


Los Padres y Madres del Desierto consideraban que las relaciones humanas son fundamentales para vivir en presencia de Cristo:

«El Abba Juan el Pequeño dijo: “Una casa no se construye comenzando por el tejado. Debes comenzar por la base para llegar al punto más alto”. Los demás le preguntaron: “Y ¿qué significa eso?”. Él contestó: “Los cimientos son nuestros semejantes. Debemos llegar a ellos, pues son el lugar de comienzo. Todos los mandamientos de Dios dependen de éste”».

En el mundo actual, parece que muchos de nosotros hemos perdido de vista este importante fundamento de nuestras vidas. Tendemos a vivir como si fuéramos objetos independientes que chocan entre sí para posicionarse. Es muy interesante conocer cómo los científicos actuales están cambiando su visión de la realidad. Desde la perspectiva de la física cuántica, los experimentos siempre han demostrado que los electrones están en constante movimiento, no sólo interactuando de forma continua con otras partículas, sino también con el universo de energía que subyace y mantiene todo el sistema. La existencia de este principio de conexión, esta fuerza energética llamada campo de punto cero, fue ignorada por haber sido considerada irrelevante para las aplicaciones prácticas de la física cuántica y se excluyó de las ecuaciones. Actualmente, los científicos están muy interesados en las implicaciones filosóficas de la teoría cuántica y les están prestando mucha atención. El descubrimiento de este campo cuántico constituye la prueba definitiva de que todos estamos conectados de forma integral y somos parte de la red de la vida que nos conecta con los demás seres humanos, con toda la creación y el cosmos, porque estamos constituidos por átomos y por sus componentes esenciales: los electrones. Todos nosotros somos también paquetes de energía cuántica que se interconecta e intercambia información con ese mar de energía.

Esto no sólo es cierto en el nivel de energía, la conciencia también está estrechamente involucrada. David Bohm, un prestigioso físico cuántico dijo: “En el fondo, la conciencia de la humanidad es una”. Nuestro sentido de separación es una ilusión, por muy poderosa que sea, sólo se trata de una ilusión creada por nuestro ego y por nuestro hemisferio izquierdo centrado en la supervivencia. Somos partes de un todo significativamente conectadas.

Si realmente aceptáramos este pensamiento cambiaría totalmente nuestra actitud hacia la humanidad y hacia el planeta. Todo lo que hacemos tiene una repercusión en el conjunto. Lo que les ocurre a otros, nos afecta a también a nosotros. Debemos desviar la atención de nosotros mismos y la meditación es la disciplina clave para hacerlo.

Gracias a la vida de oración contemplativa que llevaban los ermitaños del desierto pudieron experimentar esta interconexión. Y saber que la virtud última es el vaciamiento de todos los deseos personales, lo que nos conduce a la entrega personal, al amor, siguiendo los pasos de Cristo: San Antonio oraba a Dios para que le mostrara quiénes eran sus semejantes. Dios le hizo ver que no había alcanzado aún el nivel de un zapatero que vivía en Alejandría. Antonio abandonó el desierto para encontrarse con el zapatero a quien preguntó cómo vivía. Éste le respondió que daba un tercio de su salario a la Iglesia, otro tercio a los pobres y guardaba el resto para él.

Para Antonio esto no suponía ninguna tarea extraordinaria puesto que él había prescindido de todas sus posesiones y vivía en el desierto en una pobreza total. Por tanto, en ello no estaba la superioridad de ese hombre. Antonio le dijo: “Dios me ha enviado para ver cómo vives”. El humilde artesano, que veneraba a Antonio, le reveló entonces el secreto de su alma: ‟No hago nada especial. Solamente, mientras trabajo, miro a todos los transeúntes y digo: ‛Para que ellos se salven, yo, sólo yo, pereceré’„.

Kim Nataraja

Traducido por WCCM España

 

martes

COMPROMISO CON LA SIMPLICIDAD

El camino de la meditación: momento de Cristo, Ed. Convivium Press, 2010. John Main OSB


Seguramente habréis oído decir alguna vez que meditar es un “camino hacia la realidad”. Es, en primer lugar, el camino hacia nuestro propio ser. Al meditar aprendemos a ser. No a ser algo en particular o a cumplir un papel concreto, sino simplemente a ser. La mejor manera de describir esto es que durante la meditación permanecemos en un estado de total simplicidad. No estamos actuando. No estamos tratando de disculpar el ser que somos o lo que somos. Somos, simplemente, y vivimos desde la profundidad de nuestro propio ser, seguros y firmes en nuestro propio enraizamiento en la realidad.

Este es un ideal poco familiar para la mayoría de nosotros porque estamos entrenados para pensar que encontramos la verdad solo en la complejidad. Sin embargo todos sabemos que en un nivel más profundo la verdad sólo se encuentra en la simplicidad total, en la apertura absoluta. Recordar la agudeza de nuestra visión cuando éramos pequeños nos debería enseñar esto. Lo que necesitamos es la actitud de sorpresa del niño, la capacidad infantil de adorar la magnificencia de la creación.

La gran ilusión en la que la mayoría estamos atrapados es la de que somos el centro del mundo y que todo y todos giran a nuestro alrededor. Pero al meditar aprendemos que esto no es verdad. En realidad es Dios quien está en el centro.

Meditar es el gran camino a la liberación. Nos liberamos de nuestro pasado y nos vemos abiertos a la vida en el momento presente. Aprendemos que somos porque Dios es y que el simplemente ser es nuestro regalo más grande.

Carla Cooper

Traducido por WCCM España

 

domingo

LAURENCE FREEMAN OSB (MENSAJE DE NAVIDAD 2009)


 Los seres humanos contamos historias para construir el sentido que necesitamos descubrir para vivir bien. Las narraciones de las Escrituras, como la del nacimiento de Jesús, dan un mayor rendimiento cada vez que las recordamos, tan frescas están entrelazadas con las historias de nuestras propias vidas. Nuestra experiencia espiritual de profundización, la elevación y clarificación de la conciencia que es el resultado de nuestra meditación, es alimentada por la Palabra que es viva y activa. También nos lleva de regreso a las Escrituras con un nuevo hambre y capacidad de percepción.

La Navidad es una fiesta de significado. Mucho de esto se refleja en nuestras formas culturales de celebrar en esta época del año. [ . .] Pero todas estas formas dependen de la experiencia personal de lo que es más esencialmente la Navidad: la pobreza y la sencillez radicales, la proximidad embriagadora a Dios que revela nuestra dependencia total. 

Abracémonos unos a otros en nuestros corazones en esta temporada de alegría. Que seamos restaurados al amor de la tierra necesario si vamos a reparar el daño que le hemos infligido. Que nuestra vida como comunidad aumente la energía de paz por la que lucha nuestro mundo dividido, así como la justicia de la que depende la paz, la sabiduría misma que encarna el recién nacido Jesús.

Carla Cooper

LA COMPASION

 Los Padres y Madres del Desierto, cristianos del siglo IV, en cuyas enseñanzas se basan las obras de Juan Casiano, constituyen el fundamento de la Meditación Cristiana. John Main, nuestro fundador, redescubrió esta forma de oración para nosotros a través de los escritos de Casiano, concretamente en los capítulos nueve y diez de su obra “Las Conferencias”.


La virtud a la que llevan todas las obras espirituales de los Padres y Madres del Desierto es a la virtud suprema de la compasión: sólo un aumento en el amor hacia los demás es visto como un signo fiable de crecimiento espiritual. Cuando se le preguntó a John Main cómo debíamos prepararnos para la meditación él dijo: "Mediante muchos actos de bondad". Al final, lo esencial no es lo bien que meditas, sino lo bien que amas.

El modo de vida que llevaban en el desierto conducía finalmente a una transformación total del ser, una transformación en el fuego del Amor:

«Abba Lot fue a ver a Abba José y le dijo: ‛Abba, hasta donde puedo, cumplo con mis obligaciones: ayuno de vez en cuando, rezo y medito, vivo en paz y purifico mis pensamientos. ¿Qué más puedo hacer?’. Entonces el anciano se levantó y extendió sus manos hacia el cielo; sus dedos se convirtieron en diez lámparas de fuego y le dijo: ‛Si quieres, puedes convertirte en toda una llama’». Z

Dios, la energía Divina, es Amor. La meditación nos llevará a experimentar este amor profundamente dentro de nuestro propio ser y también nosotros seremos transformados por él.

Todo lo que hicieron y enseñaron los Abbas y las Ammas fue hecho por compasión por los que todavía estaban atrapados por sus "demonios":

«Un hermano le preguntó a Abba Sisoes: '¿Qué puedo hacer, Abba, si me he caído? El viejo respondió: ‛Levántate de nuevo’. El hermano dice: ‛Me levanté y volví a caer’. El viejo continuó: ‛Levántate una y otra vez’. El hermano le preguntó: ‛¿Hasta cuándo?’. El anciano respondió: ‛Hasta que seas atrapado por la virtud o por el pecado’».

No juzgar a los demás es otro signo de compasión. Nuestra arraigada costumbre de juzgarnos a nosotros mismos es, de hecho, una evidente falta de compasión. Sólo cuando nos aceptamos como somos, con todos nuestros defectos, podemos realmente aceptar y amar a los demás.

La compasión es, por lo tanto, el verdadero fundamento y el fruto de nuestra práctica. Se considera aún más importante que la oración:

"Puede suceder que cuando estamos en oración algunos hermanos vengan a vernos. Entonces tenemos que elegir entre interrumpir nuestra oración o entristecer a nuestro hermano por negarnos a atenderle. Pero el amor está por encima de la oración. La oración es una virtud entre otras, mientras que el amor las contiene todas" (Juan Clímaco).

Kim Nataraja

Traducido por WCCM España

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO 2022


 Busqué 'Preparar para Navidad' en Google y encontré 'hacer una lista de reproducción de Navidad; construir una casa de pan de jengibre; decora tu casa; ver un especial de Navidad. Usted podría pensar 'qué acercamiento tan trivial y poco espiritual a estos días santos' . Sin embargo, en el lado positivo, podría sugerir un leve recuerdo borroso de algo que alguna vez fue sagrado, incluso tratarlos como días festivos , incluso cuando la razón y la historia detrás de la razón se hayan desvanecido hace mucho tiempo.

¿Qué significa prepararse para una fiesta religiosa? Prepararse para una fiesta recurrente es refrescar y restaurar la comprensión de la dimensión profunda de la vida. Cualquier cosa que hagamos regularmente, incluso la meditación, puede volverse superficial fácilmente y pasar al piloto automático, privándonos del sentido de asombro y gratitud que está diseñado para despertar en nosotros. Toda percepción del misterio sagrado requiere una mayor conciencia y preparación. 'Debes estar listo', dijo Jesús, 'porque no sabes en qué día vendrá tu Señor'.

Una forma de hacerlo esta semana es tomar en serio los tiempos de meditación. Incluso en los días ocupados que se acercan, prepárate para los períodos de meditación como si fueran los momentos más importantes del día. Para prepararnos, podríamos leer el relato en el evangelio de Lucas (2:1-20) recordando que son 400 de las palabras más importantes jamás compuestas. Cuentan una historia sobre contar una historia, transmitiéndola y refrescándola en cada pecado para que nunca seamos tan tontos como para pensar que los entendemos. El ángel comunica la noticia a los pastores (marginados sociales) quienes cuentan lo que escucharon a María y José (que no encontraban habitación por ningún lado y pronto se convertirían en refugiados) y a los Reyes Magos (peregrinos en tierra extraña) quienes contaban lo aprendieron de las estrellas sobre el recién nacido.

Aquí hay cuatro notas cortas de esta melodía para memorizar y recordar durante los días de la próxima semana:

Llegó el momento del nacimiento del niño (v.6)

El momento y el lugar adecuados, el final de una larga espera y preparación. Cumplir con nuestro destino incluso cuando las circunstancias no parecen ideales.

Ella lo colocó en un pesebre (v.7)

Pesebre en francés es 'comer'. Aquel que es llamado el pan de vida, está puesto donde se encuentra el sustento.

Estaban aterrorizados (v.9)

Cuando la luz del ángel brilló sobre ellos, los pastores se dieron cuenta de la oscuridad en la que se encontraban. Tememos cambiar el consuelo de la ignorancia por el sobresalto de la conciencia.

Se fueron de prisa (v.16)

Pero una vez que ha ocurrido el despertar, no hay tiempo que perder y el miedo es reemplazado por una acción decisiva.

San León Magno en el siglo V predicó un sermón extraordinario el día de Navidad. Dijo que "la tristeza no debería tener lugar en el cumpleaños de la vida". El miedo a la muerte ha sido tragado; la vida nos trae alegría con la promesa de la felicidad eterna'. ¿Nos estamos preparando para una vida sin nuestro miedo más profundo?

martes

EL ABANDONO DEL DESEO

 Extracto del libro “Hambre de profundidad y significado” de John Main OSB, (Singapur: Medio Media, 2007)  Pág. 163-164.




La verdadera tragedia de nuestra era es que estamos tan llenos de deseos de felicidad, de éxito, de riqueza, de poder, que siempre estamos imaginándonos cómo podríamos ser. Así es que rara vez llegamos a conocernos tal como somos y a aceptar nuestra situación en el presente. Quizá seamos pecadores y, si es así, es importante que lo sepamos. Pero mucho más importante para nosotros es saber, a través de la experiencia personal, que Dios es la base de nuestro ser y que estamos arraigados en Él. Cada uno de nosotros está invitado a aprender en la meditación, en nuestra quietud en presencia de Dios, que en Él tenemos todo lo que necesitamos.

La oración tiene muy poco que ver con pedir esto o aquello. La oración es algo mucho más simple que eso. Es ser uno con Dios. Y, ¿por qué nos resulta tan difícil? Creo que la dificultad radica en que los hombres y mujeres del siglo XX vivimos inmersos en una sociedad materialista que todo lo valora en términos de posesión. Incluso si somos más espirituales en nuestra perspectiva de la vida podemos convertirnos fácilmente en materialistas espirituales. En lugar de acumular dinero tratamos de atesorar la gracia o la virtud. Pero el camino de la oración es lo contrario, es el camino de la rendición, de la desposesión. Esta idea nos resulta extremadamente difícil de asumir, pues hemos sido educados para el éxito, nos han enseñado que lo más importante es ganar, no perder. Sin embargo, Jesús nos dice que si queremos encontrar nuestra vida, antes debemos perderla. Pronunciar y repetir nuestro mantra es exactamente nuestra respuesta a este mandamiento de Jesús: estar completamente entregados a Él, a su disposición, prestarle toda nuestra atención, darle nuestro corazón, permanecer en un estado de conciencia indivisible, es decir, ser uno con Él.

El mantra es como la aguja de una brújula: te dirige siempre en la dirección de tu propio destino. Señala siempre la dirección verdadera que debes seguir, lejos del ego, dentro de Dios. Si pronuncias el mantra con generosidad, con fidelidad y amorosamente, siempre te indicará la dirección hacia Dios.

Carla Cooper

Traducido por WCCM España

lunes

ACERCA DE LA ORACIÓN

 Al igual que Clemente, Orígenes, Padre de la Iglesia primitiva, recibió una extensa educación en los pensamientos griego, judío y cristiano y, por ello, ambos veían con claridad las relaciones y aspectos que compartían estas diferentes teorías de sabiduría. Como dice Laurence Freeman: “El cristianismo es un fenómeno histórico con raíces propias en las religiones judía y griega, y estas raíces pueden encontrarse incluso en la profundidad de la conciencia religiosa más antigua de la humanidad. Puede que todas las religiones no sean una, como afirmaba William Blake, pero ciertamente están profundamente conectadas e interrelacionadas”.


El Obispo Demetrio de Alejandría nombró a Orígenes cuando éste tenía 17 años, jefe de la Escuela Catequética como sucesor de Clemente. La enseñanza de los catecúmenos -aquéllos que desean ser bautizados en la fe cristiana- no se limitó estrictamente a los que poseían una fe cristiana, sino que se realizó en un contexto de educación griega global, en los campos de la filosofía y la ciencia que prevalecían en ese momento, con estudiantes de todas las culturas y con un intercambio y mezcla de ideas.

Orígenes era un erudito extremadamente dotado de talentos, un maestro muy capacitado. Fue el primero que presentó –en su obra “Sobre los primeros principios”- una sistemática y profunda cosmología y teología cristiana, basada totalmente en una interpretación alegórica y mística de las Escrituras. Probablemente, escribiera esta obra como respuesta a las múltiples cuestiones que le planteaban los reflexivos y educados estudiantes de la Escuela Catequética, quienes trataban de entender la enseñanza cristiana en contraposición con los antecedentes de la filosofía platónica, estoica, judía y gnóstica.

En su tratado “Sobre la oración” encontramos importantes enseñanzas para nosotros, los meditadores. Orígenes atribuía mucha importancia a la actitud que tenemos cuando comenzamos nuestra oración y a limpiar el alma de las emociones intensas como preparación para la oración. Él cita a Pablo diciendo: “Debemos orar sin ira y sin resentimiento” y subraya que debemos eliminar “todo recuerdo de pensamientos negativos hacia cualquiera que nos ha hecho daño”. A menos que dejemos atrás todas estas emociones, nuestro ego herido se interpondrá en el camino y nos impedirá poner toda nuestra atención en la oración. Cualquiera que tenga intención de embarcarse en la oración deberá prepararse durante un tiempo y así estará más atento y alerta durante el tiempo de oración”. Sólo estando alerta y dejando atrás todos los pensamientos invasores, “podremos mantener nuestra mente atenta a Dios y trascender nuestra consciencia ordinaria, elevar nuestro intelecto de la tierra, poniéndonos en la presencia del Dios de todos”.

Es fácil ver la influencia de Orígenes en la enseñanza de Evagrio y del discípulo de éste, Casiano, y a través de ellos en John Main. Vemos en esta enseñanza la misma importancia que se le atribuye a la preparación para la oración: “Porque sea lo que sea en lo que nuestra alma estaba inmersa momentos antes de la oración, surgirá inevitablemente durante el tiempo de la oración. Por tanto, debemos prepararnos previamente para ser las personas orantes que deseamos ser y para eliminar de la mente todas las emociones que la invaden” (Casiano). “Nadie que ame de verdad la oración y, sin embargo, deje paso a la ira o al resentimiento, se librará de ser considerado un loco. Porque se parecerá al hombre que quiere ver con claridad y todo lo que hace es rascarse los ojos” (Evagrio).

Kim Nataraja

Traducido por WCCM España

 

miércoles

AMAR


 Si uno dice: "Amo a Dios" y odia a su hermano, es un mentiroso. Porque quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Este es el mandamiento que tenemos de él: el que ama a Dios, ame también a su hermano.

(1 Juan 4:20-21)

Aclaremos lo que dice Juan, que es que no podemos amar a Dios ni al prójimo. Amamos a los dos o a ninguno...

En la meditación desarrollamos nuestra capacidad de volver todo nuestro ser hacia el Otro. Aprendemos a dejar que nuestro prójimo sea lo que es, así como aprendemos a dejar que Dios sea. Aprendemos a no manipular al prójimo sino a respetarlo, a respetar su importancia, la maravilla de su ser; en otras palabras, aprendemos a amarlo. Precisamente por eso, la oración es una gran escuela de comunidad. Con ya través de un común fervor y perseverancia en la oración, realizamos la verdadera gloria de la comunidad cristiana como fraternidad de personas consagradas que viven juntas en profundo y amoroso respeto mutuo.

Extracto de EL CORAZÓN ARDIENTE: Lectura del Nuevo Testamento con John Main, ed. por Gregory Ryan (Londres: Darton, Longman + Todd, 1996), pág. 77.

LA UNIVERSALIDAD DE LA MEDITACIÓN

 


La meditación es una disciplina espiritual universal que se encuentra en la mayoría de las religiones y tradiciones de sabiduría del mundo. 
Hay muchas formas diferentes de meditación en las diversas tradiciones, todas igualmente válidas a su manera. Lo que tienen en común es un énfasis en la práctica y la experiencia más que en el conocimiento y las estructuras de las creencias religiosas.

La meditación es una disciplina real incluso en el cristianismo, aunque a veces parece el secreto mejor guardado del mundo. Como siempre nos recuerda Laurence Freeman, Jesús enseñó la contemplación y es la razón por la cual esta forma de oración floreció especialmente en el siglo IV entre los Padres y Madres del desierto egipcio, quienes modelaron sus vidas en el ejemplo de Jesús. John Cassian recogió sus enseñanzas. en su libro Lectures . Es leyendo estos escritos que John Main OSB, monje benedictino, redescubrió esta tradición para transmitirla a nuestra época y ofrecerla a todos los contemporáneos llamándola Meditación Cristiana .No es sólo la forma de oración de los Padres y Madres del desierto, sino también la de innumerables místicos cristianos de todos los tiempos hasta nuestros días. También es una forma de oración utilizada mucho antes de la Reforma y antes de la separación del catolicismo romano y el cristianismo ortodoxo oriental. Por lo tanto, es una forma ecuménica maravillosa de orar juntos.

No debemos olvidar que todas las formas de oración son válidas. Según el padre Laurence , “la meditación es la dimensión perdida de gran parte de la vida cristiana de hoy. No excluye otros tipos de oración; de hecho, profundiza el respeto por los sacramentos y las Escrituras” . Explica la conexión entre todas las diferentes formas de oración a través de la imagen de una antigua rueda de madera:

“El propósito de una rueda es mover un carro. La oración es la rueda que mueve nuestra vida espiritualmente hacia Dios, para girar, la rueda debe estar en contacto con el suelo. Si la rueda no toca el suelo, no puede mover el carro; la rueda girará. Asimismo, debe haber un tiempo real y un lugar real en nuestra vida diaria para dedicarnos a la oración.

 Los radios de la rueda representan las diferentes formas de oración. Todas las formas de oración son válidas y eficaces. Tenemos la Eucaristía, la oración de intercesión, los sacramentos, la lectura de las Escrituras y las devociones personales.

 Lo que mantiene unidos los radios y permite que la rueda gire es el buje. Los radios convergen hacia el buje. Podemos pensar en el eje como la oración de Jesús que habita en nuestro corazón. El centro de la rueda está inmóvil. Sin el punto fijo en el centro, la rueda no puede girar.

 La meditación tiene que ver con lograr la quietud en el centro de nuestro ser. Cuando meditamos, entramos en esa quietud central que es la fuente de todas nuestras acciones, de todos nuestros movimientos hacia Dios a través de Cristo que está dentro de nosotros. El movimiento de la rueda requiere quietud en el centro. Esta es la relación entre la acción y la contemplación”.

 kim nataraj

martes

SIN PENSAMIENTOS NI IMÁGENES

 En el texto de la semana pasada sobre la "Filosofía Perenne" vimos que la experiencia del silencio interno y la soledad aportada por las disciplinas espirituales contemplativas como la meditación nos lleva a descubrir la esencia de nuestra religión y que, además, esa experiencia es el núcleo común a todas las tradiciones de sabiduría y religiones.


Mientras que en el nivel de la experiencia hay mucho en común entre las religiones, a nivel de la teorización y la teología existen grandes diferencias establecidas por los filtros culturales y sociales a través de los cuales interpretamos estas experiencias. Sin embargo, en el mundo en el que vivimos es importante que respetemos la verdad de todas las religiones y nos involucremos en el diálogo interreligioso, el cual es un aspecto importante para la Comunidad Mundial. Al compartir el silencio de las disciplinas contemplativas con otras religiones se crea una comunidad y, con ella, el respeto mutuo y la comprensión.

Si pudiéramos permanecer solamente en el nivel de la experiencia, del silencio compartido, no habría conflictos, ni falta de comprensión entre los seres humanos. Pero nos movemos con mucha facilidad de la experiencia al pensamiento. El deseo de comprender verdaderamente la experiencia espiritual interna nos impulsa a traducir ésta en imágenes y palabras; así es como funciona nuestra conciencia. Ser capaz de nombrar las cosas nos da una sensación de seguridad y control, por muy ilusorio que esto pueda ser. Pero olvidamos los límites de nuestra conciencia racional y los filtros culturales y emocionales a través de los cuales intentamos entender la Realidad Divina; olvidamos que todos los pensamientos e imágenes, especialmente sobre lo Divino, distorsionan y limitan el verdadero conocimiento. De hecho, los primeros cristianos consideraban que era incluso una blasfemia atribuir cualquier nombre a Dios.

Al principio de la tradición mística cristiana, en el siglo II, encontramos a Clemente de Alejandría, que es el primer filósofo/teólogo cristiano que trató de poner en palabras la experiencia mística y la relación entre el alma humana y lo Divino. Lo hizo empleando la teología “apofática”, es decir, desde la “negación”; él no dijo lo que era Dios, pues veía lo Divino como un misterio sagrado más allá de nuestra comprensión. Trató de llegar a la esencia divina expresando lo que Dios no era: "Dios no está en ningún lugar, sino más allá del espacio y del tiempo, y del nombre y del pensamiento. Dios no tiene límites, ni forma, ni nombre. Él es anónimo. Él simplemente es. Quédate con la noción del ser puro y eso será lo más cerca que puedes llegar a Dios. Porque Él es inefable, está más allá de todo discurso, más allá de todo concepto, más allá de todo pensamiento" (Clemente de Alejandría).

Él sentía que sólo podemos llegar a conocer la esencia de Dios eliminando todas las cualidades que normalmente asociamos con objetos o conceptos del mundo material. Existía una bella analogía: un escultor se deshace de un bloque de mármol hasta que una forma se revela. De la misma manera, si anhelamos experimentar la Realidad Divina también necesitamos desechar todas nuestras ideas y conceptos sobre Dios, nuestros pensamientos, nuestras imágenes hasta que, por obra de la gracia, Su presencia esencial se nos revela. Entonces entramos en "un estado en el cual nosotros reverenciamos a Dios con asombro y silencio y permanecemos ante Él en sagrada admiración" (Clemente). Este estado es el que nos ayuda a ser tolerantes con las diferentes expresiones que existen sobre la búsqueda del significado.

Kim Nataraja

Traducida por WCCM España

domingo

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

 Uno de mis santos favoritos es el 'santo padre Máximo, portador de Dios, el quemador de cabañas'. No era, como se podría pensar, un pirómano místico, ya que solo quemaba sus propias chozas, que también construía, cada vez que se mudaba a otro lugar. Como muchos contemplativos que desean estabilidad en la quietud de Dios, se movió bastante. Sin embargo, sospecho que le gustaba el fuego, ya que a menudo le viene a la mente como una metáfora que describe su profunda y gozosa oración del corazón. Él compara la mente humana cuando se siente independiente de Dios con un pedazo de cera dura, que piensa que "todo está sólidamente en su poder". Cuando la cera se encuentra con el fuego, se derrite y se desprende de su ilusión de control. Así también lo humano, abrumado por el “fuego de la divinidad”, se ablanda y se vuelve fluido cuando es inflamado por el Espíritu Santo.


Juan el Bautista del evangelio de hoy era un personaje ardiente. Cuando hipócritas e impostores salían al desierto a verlo, él les decía lo que pensaba de ellos. Destacaba así otro aspecto del fuego que quema cualquier árbol que no produce buenos frutos. Es difícil aceptar que partes de nosotros necesitan morir. Sin embargo, una vez que el fuego ha hecho su obra destructiva y aún arde, lo percibimos de otra manera, bautizándonos “con Espíritu Santo y fuego”. El Bautista predicó un bautismo de arrepentimiento con agua. Cristo utiliza herramientas más enérgicas. Una vez iniciados, necesitamos perseverar en la renovación moral y tener coraje para la acción ética. Pero, después de que las cabañas que construimos hayan sido quemadas, podremos fundirnos en el fuego del amor.

Esta semana he participado en una conversación sobre si deberíamos subirnos al carro del enojo que ofrece la efímera seguridad de la corrección política, o aferrarnos a lo que nos parece la respuesta más justa. Estos momentos de conciencia podrían ser más fáciles para un Juan Bautista, que era tan independiente de la aprobación de los demás como puedas imaginar, o para un padre Máximo, que solo tenía que quemar su choza y seguir adelante. La elección es siempre entre pertenecer a una comunidad o a una multitud. La solidaridad que sentimos cuando seguimos nuestra conciencia, superando así el miedo al rechazo, es más profunda y nos sustenta más que la falsa unidad que sentimos en la energía de una multitud.

Tanto Juan el Bautista como el Padre Máximo volvieron su vista a Jesús y a su vulnerable comunidad en lugar de a la multitud. Vieron el fuego del amor que arde en el corazón en lugar del fuego del odio que puede hacer estragos en nuestras entrañas. La “oración continua” que buscaban los cristianos del desierto es el fuego del corazón de la Zarza Ardiente. Enseñaron “la oración con atención, es decir, sin ningún pensamiento”, a través de la recitación fiel de una sola palabra o frase sagrada. Este camino -que debe ser apoyado por una reducción de la distracción y el compromiso con el silencio- conduce por etapas a ser uno con Dios.

Insistieron en que este camino no era solo para los monjes del desierto. Es para cualquiera que trabaje en el mundo y quiera dedicarse a ello, reduciendo el grado de distracción y aprendiendo a amar el silencio en la medida de sus posibilidades. Se cuenta la historia de un alto funcionario imperial, llamado Constantino el Maravilloso, que fue un brillante ejemplo de presencia contemplativa. A veces, sin embargo, olvidaba lo que el Emperador le había dicho que hiciera y otros en la corte lo criticaban por ello. El Emperador le defendió diciendo que era cierto, que a veces la oración de Constantino “no le permite atender nuestras palabras sobre asuntos vanos y temporales” porque “toda su atención está puesta en Dios”. Mantuvo su trabajo. Tal vez el quemador de cabañas y el a veces olvidadizo funcionario puedan ser nuestros maestros para la segunda semana de Adviento.

Padre Laurence

Traducido por WCCM España

Segundo Domingo de Adviento. Bonnevaux

EL CAMINO DE LA QUIETUD

 Extracto del libro “Hambre de profundidad y sentido” de John Main OSB, (Singapur: Medio Media, 2007)  Pág. 163-4.


El místico hindú, Sri Ramakrishna, que vivió en Bengala en el siglo XIX, solía describir la mente como un enorme árbol lleno de monos saltando de rama en rama, en un incesante alboroto de ruidos y movimientos. Cuando se comienza a meditar, se comprueba que ésta es una descripción perfecta de lo que ocurre en nuestra mente con su constante torbellino de pensamientos e imágenes. La oración no pretende cubrir esta confusión con otra charla más. La tarea de la meditación es llevar esta mente distraída y agitada hacia la quietud, el silencio y la concentración, para llevarla a su verdadera función. Este es el objetivo que nos ofrece el siguiente salmo: “Permanece quieto y sabrás que soy Dios” (46,10).

Para lograr este objetivo utilizamos un recurso muy sencillo. San Benito alentó a sus monjes, ya en el siglo VI, a que leyeran las Conferencias de Juan Casiano. Casiano recomendaba a todo el que quisiera aprender a rezar y deseara orar de forma continua, repetir una breve oración o frase una y otra vez. En la Décima Conferencia insta a practicar este sencillo método de repetir de forma constante un versículo como la mejor manera de eliminar las distracciones y toda la charlatanería de los monos de nuestra mente y, así, poder descansar en Dios.  

La quietud en alerta no es un estado de consciencia que nos resulte familiar a la mayoría de los occidentales. Tendemos a estar relajados o alerta. Rara vez se dan ambos estados a la vez en la mayoría de nosotros. Sin embargo, en la meditación experimentamos que podemos sentirnos totalmente relajados y totalmente atentos al mismo tiempo.

Esta quietud no es la quietud del sueño, sino más bien una concentración despierta.

Si observamos el trabajo de un relojero en el momento en que va a realizar un movimiento preciso con sus finas pinzas, comprobaremos con qué quietud y atención permanece mientras examina el interior del reloj con su lente. Su quietud es manifestación de una intensa concentración, de encontrarse absorto en su tarea. Igualmente en la meditación nuestra quietud no es un estado de simple pasividad sino un estado de total apertura a la maravilla de Dios, en quien reposa nuestro ser, y de la plena conciencia de que somos uno con Él.

Carla Cooper

Traducida por WCCM España