En la meditación descubrimos no solamente una mayor coherencia interna en nuestra vida. Este es, por supuesto, un necesario primer paso para cada uno de nosotros, pero llegamos a algo aún más grande. En la meditación descubrimos nuestra propia resonancia en Dios. Lo que os tenemos que decir como monjes es que nadie ha de darse por satisfecho al vivir su vida al 10% de su capacidad. Tenemos que vivir al 100% de nuestro potencial y hemos de entrar en esa resonancia profunda en Dios – no solo a resonar con Dios sino en Dios. Este es nuestro destino: encontrar paz más allá de nosotros mismos, en Dios.
Fuente: Word Made Flesh. Silence and Stillness in Every Season, página 290
No hay comentarios:
Publicar un comentario