Es como si hubiera dos niveles de conversión, de esta condición de conversión. Está el aspecto externo mediante el cual cambiamos ciertas cosas que hacemos, o añadimos otras, como aprender a meditar y convertir los períodos de meditación en parte regular de nuestra vida, o dejar de fumar o de beber, o reducir algo que hacemos demasiado, perdiendo el tiempo. Así que están los aspectos externos, y en términos religiosos es cilicio y ceniza, rasgarse las vestiduras. Confesarse es una forma externa de conversión. Pero entonces, la conversasio es un cambio fundamental de percepción, algo del corazón, algo interior más que externo. Y es esto, por supuesto, lo que el evangelio y los profetas anteriores a Jesús enfatizaron. «Misericordia quiero, no sacrificios», dice Oseas (Os 6:6).
El arte de esperar de Laurence Freeman OSB
No hay comentarios:
Publicar un comentario