Un extracto de Laurence Freeman OSB, “Queridos amigos”, The WCCM International Newsletter, invierno de 1996.
Hoy necesitamos una nueva forma de diálogo religioso, de tolerancia, de reverencia mutua y de aprender unos de otros que quienes nos precedieron jamás podrían haber imaginado. Sin embargo, la rectitud de este camino para nosotros queda demostrada por su compatibilidad con la personalidad y el ejemplo de Jesús. Él no rechazó a nadie, toleró a todos y vio el misterio de Dios en todas las personas y en la naturaleza. Comía con quienes debería haber despreciado; hablaba con quienes debería haber evitado. Era tan abierto a los demás como a Dios.
En Jesús, el tiempo y la eternidad se cruzan... y esta intersección ocurre en la pobreza humana de espíritu... La pobreza no es solo la ausencia de cosas por la conciencia de nuestra necesidad de los demás, de Dios. La necesidad humana es universal. Los más ricos y poderosos, como los más pobres y marginados, están todos igualmente necesitados. La necesidad es simplemente el fuerte sentimiento que surge en respuesta a nuestra interdependencia.
En la meditación, nos sumergimos en un nivel de realidad más profundo que el de nuestras mentes superficiales, dominadas por el ego, donde a menudo nos vemos atrapados en la red de la ilusión de nuestra independencia y aislamiento. No estamos separados unos de otros ni de Dios. La sabiduría es reconocer ese hecho, y la compasión es practicarlo.