domingo

CONOCIMIENTO ESPIRITUAL


 “Salud e integridad”, extracto de una conferencia de Laurence Freeman OSB. “Meditatio Talks Series 2015”  Págs. 27-28.


El conocimiento espiritual se alcanza mediante la atención plena: «Pon tu mente en el Reino de Dios antes que en todo lo demás y todo lo demás vendrá también a ti» (Mt 6,33). El conocimiento espiritual es una forma de percepción que surge del centro de conciencia despierto: «Quédate quieto y sabe que yo soy Dios» (Sal 46,10). Surge de la quietud, no de la actividad intelectual, y está marcado por las cualidades contemplativas del silencio, la quietud y la simplicidad.

El conocimiento espiritual no es lo mismo que la creencia religiosa. La creencia religiosa sin conocimiento espiritual puede ser vacía y estéril. El conocimiento espiritual es el resultado de una atención total que podríamos describir como «una condición de simplicidad completa que cuesta no menos que todo» como lo describió la Madre Juliana de Norwich. Si algo cuesta todo, ¿qué nos queda entonces? Pues “nada”. En las dos parábolas que Jesús utiliza para describir el Reino de los Cielos, el tesoro enterrado en el campo y la perla de gran precio, la persona vende todo lo que tiene, todo, para comprar la perla o el tesoro. Existe esta relación directa entre no tener nada y tenerlo todo; entre la pobreza de espíritu, la primera de las Bienaventuranzas, y el Reino de Dios.

Por eso renunciamos a todo. Y es por eso que en todas las grandes tradiciones místicas términos como nada, vacío, pobreza, describen lo que encontramos en el viaje. “Nada! Nada! ¡Nada!”, dicen San Juan de la Cruz o Juan Casiano: «Por la repetición continua de la palabra de oración renuncias a todas las riquezas del pensamiento y de la imaginación y llegas fácilmente a la primera de las Bienaventuranzas, la pobreza de espíritu». Así, vemos que nuestra meditación está en la misma línea de la sabiduría mística, del conocimiento espiritual.

Carla Cooper

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