domingo

 Cuando se reconoce y se absorbe la dimensión contemplativa del evangelio, las metáforas y formas de la iglesia comienzan a cambiar. Se vuelven más justos e inclusivos. Las mujeres encuentran igualdad en un mundo dominado por hombres. A los gays no se les dice que están 'trastornados'. [Los refugiados no son demonizados.] Las cuestiones de justicia social y ambiental se vuelven tan importantes como la protección de la ortodoxia. Cuando respira la oración del espíritu en el corazón, no solo desde el culto público o la devoción privada, la iglesia experimenta colectivamente la trascendencia inherente a la fe. Volviéndose menos egocéntrico, ve que sirve pero que no debe identificarse con el Reino que debe comunicar. Con el aire puro de la contemplación, la fe crece y la creencia se asienta en el nivel adecuado. 

 



El lenguaje que usamos acerca de Jesús también cambia. Ya no hablamos de él como si fuera el capitán del equipo vencedor, derrotando a otros, o como un juez venido a condenar al mundo. La idea de sacrificio y redención adquiere un significado más sutil y místico. Entendiendo a Jesús como el Médico Divino, la palabra que todo lo sana, la iglesia comienza a hablar de una manera que el mundo puede entender. 

Laurence Freeman OSB

Carla Cooper, 28 octubre2022

SOBRE LA ORACION

 Pablo dice: “debemos orar sin ira y sin disentir” y enfatiza que debemos dejar ir “todo recuerdo de los agravios contra cualquiera que se supone que [nos] ha hecho injusticia”. A menos que abandonemos estas emociones, nuestro 'ego' herido se interpondrá en el camino y nos impedirá prestar una atención unidireccional a nuestra oración: “ cualquiera que tenga la intención de embarcarse en la oración... estará más atento y alerta a lo largo de su oración”. Solo estando alerta y dejando de lado “ todos los pensamientos extraños” podemos mantener nuestra “ mente atenta a Dios” y trascender nuestra conciencia ordinaria, elevar nuestro “ intelecto de la tierra… poniéndolo ante el Señor de todo”.


Es fácil ver la influencia de Orígenes en las enseñanzas de Evagrius y su discípulo Cassian ya través de ellos en John Main. 
Vemos en su enseñanza la misma importancia que se le da a la preparación: 
“Porque todo lo que nuestra alma estaba pensando antes del tiempo de la oración, inevitablemente se nos ocurre cuando oramos… por lo tanto, debemos prepararnos antes del tiempo de la oración para ser las personas orantes que desea ser.” (Cassian) y a limpiar la mente de todas las emociones: “Nadie que ama la oración verdadera y sin embargo da paso a la ira o al resentimiento puede ser absuelto de la imputación de locura. Porque se parece a un hombre que desea ver con claridad y para ello se rasca los ojos.” (Evagrius) 


Kim Nataraja, 28 octubre 2022

 Extracto de “Queridos Amigos”, escrito por Laurence Freeman OSB en la Newsletter de la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana (Invierno 2000).


El rígido sectarismo de algunos líderes religiosos está llevando a muchos cristianos a encontrar una expresión más verdadera de las enseñanzas de Jesús en la antigua sabiduría contemplativa. Para muchos, una doctrina es digna de creer, -aún cuando trata sobre lo inefable-, no sólo porque pretende ser verdadera sino porque nos ayuda a mantener nuestras creencias, más allá del mero “consumir”. Sin embargo, ninguna creencia puede mantenerse con convicción excepto la certeza de la fe que conllevan la esperanza y el amor.

La certeza del fundamentalista debe ser desterrada y debemos permitir que surja la duda para poder cuestionarnos todo. Nuestra experiencia de esta muerte de la certeza lleva también a la muerte del deseo –el deseo egoísta de querer tener razón, de tener seguridad y de ser mejor que los demás-. Esa muerte representa nuestra participación en la Cruz. El renacimiento del deseo que trae, es el deseo transformado que brota de un corazón puro en la visión de Dios. Este “deseo de Dios” no es como cualquier otro deseo que hayamos sentido anteriormente. Como dijo San Juan Clímaco “feliz es la persona cuyo deseo de Dios se ha convertido en la pasión de un amante por su amada”. No se agota nunca, ni nos lleva a abusar de los demás para conseguirlo. Es, al mismo tiempo, deseo y la liberación del deseo tal como lo experimentábamos antes.  

La meditación nos lleva a la purificación del corazón y a la muerte del deseo. Igual que hay un nacimiento para cada muerte, también la regeneración del deseo lleva al deseo de Dios. No es el deseo de un objeto o de la propia satisfacción. Pero sí es un deseo de felicidad: nunca podríamos desear ser infelices. El deseo de Dios es el deseo de nuestra felicidad al cumplir el mandato del amor. Este mandamiento nos dice que el único deseo que verdadera y profundamente nos hará felices es el deseo de la felicidad del prójimo.

Carla Cooper

Traducido por WCCM España

EUCARISTÍA CONTEMPLATIVA 30 Oct 2022

viernes

EL MANTRA NOS TRANSFORMA


Comentario de un meditador: El mantra parece ser algo muy pequeño que hacer y, sin embargo, tiene un gran efecto en la forma en que vemos la vida.

 
Respuesta J. Main : Si, creo que es absolutamente cierto. Y pienso, como evidentemente tú lo has descubierto, es que tú solo lo puedes descubrir a través de la experiencia. El mantra es y parece algo tan pequeño capaz de transformarnos totalmente. Es como lo que dice Jesús en el Evangelio sobre la semilla de la mostaza que es la más pequeña de las semillas pero cuando es sembrada se transforma en una planta poderosa que los pájaros la vienen a anidar. 
 
El mantra es lo mismo. Es una muy pequeña palabra, es una pequeña semilla de fe que se arraiga en ti, más allá de lo efímero, más allá de las cosas que pasan, pero que te arraiga a lo eterno. Y esto es lo que hace el mantra. Te arraiga a la eterna realidad que llamamos Dios.
 


John Main, OSB
Del libro: The Heart of Creation
Canterbury Press, 2007

MEDITACIÓN EN LINEA. DÍA SÁBADO

 

SILENCIO Y QUIETUD

 


miércoles

SILENCIO Y QUIETUD

 


MEDITACIÓN EN LINEA. DÍA JUEVES

 


NUEVOS GRUPOS EN NEUQUEN (ARG)

 ATENCIÓN NEUQUÉN CAPITAL (ARGENTINA)

NUEVOS GRUPOS!

*ONLINE POR MEET*
Día: MARTES
Hora: 19:00 (7 pm)

*PRESENCIAL*
Pcia. de Neuquén. Capital (Arg.)
Día: VIERNES
Lugar: Parroquia Ntra. Sra. de la Paz
Hora: 17.30 (5:30 pm)

Coordina: Ginou Piller
Contacto por email: ginoumazzoni@gmail.com
WA: +54 9 299 601 7543



SILENCIO Y QUIETUD

 


(......) la meditación es una experiencia de total integración de cuerpo y de espíritu. Esta es la razón, por ejemplo, que enfatizo mucho la importancia de físicamente sentarnos quietos. Tu postura física es de gran importancia. Lo que encontrarás en tu vida diaria es que lo que fluye de tu meditación es que toda tu conciencia sensorial, corporal, de vida, se integra en tu espíritu.

 

Pero sí hubiese alguna denigración, por así decirlo, sería exaltar las sensaciones o verlas como el último significado de la vida solo bajo la perspectiva sensorial. 
 
La meditación implica un compromiso más profundo a nuestro ser, incluyendo tu percepción sensorial. Entonces pienso que encontrarás que a través de la meditación, puedes ver, escuchar, tocar y oler como nunca lo has hecho. 
 
Creo que como resultado de la meditación notarás la profundidad y el refinamiento que va ocurriendo en tus percepciones sensoriales y mentales. Por lo que entonces no creo que haya una denigración del cuerpo para nada. A no ser que quieras decir esto en el mismo momento de la meditación. Porque en el tiempo de la meditación, desde luego, uno está totalmente quieto tanto de cuerpo como de mente. Pero en tu vida en general – y la meditación no se ve como algo divorciado de tu vida en general, pero totalmente integrado. Gradualmente verás que tu percepción sensorial se va profundizando y refinando. No pienses que la quietud es estática. No pienses que la renuncia es rechazo.


 
John Main, OSB
Del libro: The Heart of Creation

lunes

RETIRO WCCM ARGENTINA 2022 - FOTO GRUPAL


 

JUZGAR

 

 


Una de las cosas que nos resulta más difícil es no juzgar a los demás; y no sólo eso, sino también ser capaces de no juzgarnos a nosotros mismos. Hay un dicho de los Padres del Desierto que lo expresa así: “El sabio solía decir: no hay nada peor que ser juzgado”.

 

Los Padres y Madres del Desierto conocían la mente y el corazón de sus semejantes; eran excelentes psicólogos. Eran conscientes de que la tendencia que tenemos a cotillear, juzgar y criticar a los demás, es la forma en que mostramos los propios conflictos no resueltos, que provienen de heridas internas, condicionamientos o necesidades insatisfechas: “Nadie que no pueda cerrar los ojos a las faltas del prójimo es capaz de alcanzar la libertad interior” (Máximo el Confesor).

 

Se trata de sentimientos incómodos que proyectamos hacia el exterior. Juzgamos y criticamos a los demás por comportamientos potencialmente propios: “Nunca señales con un dedo de desprecio o juicio al prójimo porque al apuntarle, otros tres dedos están señalándote a ti” (Corazón del Oso –“El viento es mi madre”).

 

Esta proyección también nos hace culpar a otros por nuestras propias deficiencias, como vemos en la historia que incluimos en el texto de la semana pasada y que transcribo aquí de nuevo:

 

Un monje que se sentía muy tenso dentro de la comunidad y a menudo, se enfadaba y se dejaba llevar por la ira, se dijo así mismo: "Voy a irme a vivir solo a algún lugar. Como no podré hablar ni escuchar a nadie, estaré tranquilo y, así, mi ira desaparecerá". Salió de la ciudad y comenzó a vivir solo, en una cueva. Pero un día, cuando llenó su jarra de agua y la colocó sobre el suelo, de pronto ésta se cayó. La volvió a llenar y de nuevo se volcó. Esto ocurrió una tercera vez y el hombre, furioso, cogió la jarra y la rompió. Al volver a su sano juicio, supo que el demonio de la ira se había burlado de él, y se dijo: "Volveré a la comunidad. Dondequiera que uno viva, necesita esfuerzo y paciencia y sobre todo, la ayuda de Dios".

 

Además, cuando juzgamos a los demás les encerramos en un marco, impidiéndoles que progresen o crezcan a nuestros ojos. Les negamos la posibilidad de cambio y les dejamos atrapados en un determinado momento: “Abba Xanthias dijo: El ladrón estaba en la cruz y fue perdonado por una sola palabra. Y Judas, que fue uno de los apóstoles, arruinó toda su obra en una sola noche y descendió del cielo al infierno. Por ello, no se enaltezca el que obra bien; todos los que confiaron en sí mismos, cayeron” (Historias de los Padres del Desierto).

 

Lo que hacemos a los demás, nos lo hacemos constantemente a nosotros mismos. La meditación es una herramienta para adquirir esta actitud de “no enjuiciamiento”. Sin embargo, en la meditación, a menudo nos juzgamos a nosotros mismos con interrogantes como: “¿Por qué mi mente está siempre llena de pensamientos? ¿Por qué no puedo permanecer quieto?”. No te juzgues. Simplemente acéptalo tal cual es. Observa y nombra lo que pasa por tu mente de la forma más objetiva posible y, amorosamente, regresa a tu mantra. Conviértete en un observador imparcial. Este enfoque, pronto se transformará en parte integral de tu ser y te conducirá a la objetividad, al desapego y a la conciencia verdadera.

 

Kim Nataraja

 

Traducido por WCCM España

SILENCIO Y QUIETUD


 

MEDITACIÓN EN LINEA. DÍA MARTES


 

domingo

MEDITACIÓN EN LINEA DIA LUNES


 

EUCARISTIA CONTEMPLATIVA 23/10/2022


 Extracto de “Queridos Amigos”, escrito por Laurence Freeman OSB en la Newsletter de la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana (Invierno 2001).

 

Nuestra propia santidad debe realizarse antes de que podamos conocer el Todo en el que está nuestro ser y al que realmente pertenecemos. El gran error (y el pecado del clericalismo) es pretender la comprensión de lo universal antes de llegar al conocimiento de uno mismo. Tratar de entender lo universal, hablar sobre ello y querer controlarlo, son señales de que aún no hemos sido infundidos por ello.

 

¿Qué significa "universal"? Jesús lo expresó como la naturaleza del amor divino que se concede imparcialmente a todo lo que es. Igual que el sol brilla tanto en lo bueno como en lo malo. Esto significa que Dios está más allá de la moralidad humana. Dios nunca lucha de mi lado contra los demás. Como la lluvia, el amor divino cae sobre los inocentes y los malvados. Eso significa que la justicia de Dios está más allá de cualquier intento humano por ser justo. Se trata de un amor que une al cazador y a la víctima. En primer lugar, necesitamos experimentar esta universalidad según se cierne sobre nosotros. Entonces reduce el ego. Nos simplifica. Nos eleva por encima de la complejidad de nuestras vidas al derramarse por todo nuestro ser, desde el centro más profundo. Sólo entonces estamos realmente despiertos.

 

La paz no se logra arrancando y destruyendo el mal. Cuando nos damos cuenta de nuestros pecados -ira, orgullo, avaricia, lujuria- el intento de destruirlos degenera fácilmente en rencor hacia nosotros mismos. Después de todo, ¿si no podemos amarnos a nosotros mismos para qué molestarse en amar a los demás? Mejor que destruir los defectos es trabajar pacientemente para instaurar las virtudes, un trabajo mucho más lento y menos dramático pero mucho más eficaz. Y evitando los peligros de una hipocresía religiosa y de una falsa rectitud, crearemos un desarrollo de la personalidad mucho más amoroso.

 

Ocultas entre todas nuestras faltas -nuestra capacidad para el mal- también se encuentran las semillas de muchas virtudes. Es posible que el terrorista tuviera la semilla de la justicia dentro de él antes de verse apoderado del sentimiento de ira y del delirio de creerse instrumento de la ira de Dios. Cuando nos declaramos la guerra a nosotros mismos (muchos de los fanáticos religiosos más grandes se han negado a sí mismos) corremos el riesgo de provocar unos daños colaterales enormes: la destrucción de nuestras propias semillas de virtud. Todo tipo de violencia es un crimen contra la humanidad porque priva al mundo de una bondad desconocida.

 

El primer paso para implantar las virtudes que acabarán por dominar los pecados es establecer la virtud fundacional de la oración profunda y regular. A través de este silencioso ritmo de oración, la sabiduría penetra lentamente en nuestra mente y en nuestro mundo. La sabiduría es el poder universal que hace aflorar el bien del mal. Como dice el libro de la Sabiduría, "la esperanza para la salvación del mundo está en el mayor número de sabios". Los sabios saben distinguir el autoconocimiento de la obsesión por uno mismo, el desapego de la dureza del corazón y la rectitud de la crueldad. No hay reglas para la sabiduría. Las reglas nunca pueden ser universales. Sin embargo, la virtud sí lo es.

 

Carla Cooper

 

Traducido por WCCM España

 

miércoles

MEDITACION Y CONTEMPLACION

Creo que tanto la meditación como la contemplación se pueden entender como caminos. Meditación significa estar en el centro; contemplación significa estar en el templo con el Señor. Por lo tanto, ambas son, tanto estados como procesos y caminos en la experiencia del estado místico.

 

Como sabes, misticismo no es una palabra que yo use mucho. Se dice que  si quieres tener una vida mística hay que iniciar con misti y terminar con cismo. Por lo tanto, no es un palabra que yo use al hablar o al pensar en la oración. Creo que lo esencial es comprender la relevancia y simplicidad universal de la tradición contemplativa.
 
Nos gusta analizar y categorizar nuestra experiencia y tal vez hay lugar para ello en el camino. Pero creo que lo esencial es experimentar la total simpleza de repetir el mantra. Repetir el mantra (que es meditación) es entrar al silencio total, para estar totalmente arraigados a nuestro ser, en el ser de Dios (que es contemplación). No es muy importante argumentar el vocabulario para describir la experiencia hasta que no comiences a vivir la experiencia personalmente.

 
John Main, OSB
Del libro: The Heart of Creation
Canterbury Press, 2007
Traducido por Lucía Gayón

martes

LO QUE REALMENTE IMPORTA

 La meditación es una forma de madurar las relaciones humanas, relaciones que nos permitan gozar realmente del ser del otro, sin querer poseerlo ni controlarlo, sino simplemente conocer al otro tal como es y deleitarnos en ese saber. Y es lo mismo con Dios. No nos proponemos acosar o bombardear a Dios con palabras, para exigir aviso o revelación en nuestros propios términos. En la sencillez de nuestra meditación, en la sencillez de nuestra humilde repetición del mantra, buscamos únicamente estar con y para Dios. 

 



Cuando decimos nuestro mantra, dejamos ir nuestros pensamientos, planes, ideas e imaginaciones; aprendemos el valor de la renuncia, de la no posesividad. Dejamos ir nuestras propias imágenes de nosotros mismos. Dejamos ir nuestros deseos. Soltamos nuestros miedos y nuestra propia autoconciencia. Esto nos permite entrar en comunión con el otro, y con los demás, en el nivel más profundo de la realidad.

Laurence Freeman OSB

Carla Cooper, 15 octubre 2022

IRA

 Los Padres y Madres del Desierto afirmaban que la práctica fiel de la atención centrada en la meditación/oración llevaba a una mayor conciencia. Y esto significa que, inicialmente, también tenemos más conciencia de nuestro ego herido y de cómo su condicionamiento bloquea la conciencia espiritual de la Presencia de Cristo.

Vemos cuán automática es nuestra respuesta a un estímulo emocional. Y con frecuencia olvidamos que la causa está en nosotros mismos, como refleja esta historia:


Un monje que se sentía muy tenso dentro de la comunidad y, a menudo, se enfadaba y se dejaba llevar por la ira, se dijo a sí mismo: "Voy a irme a vivir solo a algún lugar. Como no podré hablar ni escuchar a nadie estaré tranquilo y así mi ira desaparecerá". Salió de la ciudad y comenzó a vivir solo, en una cueva. Pero un día, cuando llenó su jarra de agua y la colocó sobre el suelo, de pronto, ésta se cayó. La volvió a llenar y de nuevo se volcó. Esto ocurrió una tercera vez y el hombre, furioso, cogió la jarra y la rompió. Al volver a su sano juicio supo que el demonio de la ira se había burlado de él y se dijo: "Volveré a la comunidad. Dondequiera que uno viva, necesita esfuerzo y paciencia y, sobre todo, la ayuda de Dios".

Esta historia nos enseña que la conciencia nos ofrece la oportunidad de no reaccionar de la forma habitual. Cuando el silencio de los periodos regulares de la meditación nos permite escuchar la voz interior del "yo" en lugar del banal parloteo del "ego", comprendemos cuáles son las raíces que condicionan nuestra conducta actual. Nos damos cuenta de que estas respuestas automatizadas y ciegas se desencadenaron en unas circunstancias determinadas y, a menudo, pueden no ser relevantes ya. Una actitud de desapego del comportamiento del "ego", una posición ligeramente distanciada, crea un espacio entre el estímulo y la respuesta, una brecha en la que podemos hacer elecciones sobre cómo reaccionar. Ésta es la verdadera libertad. Podemos romper la implacable inevitabilidad; los patrones fijos pueden aflojarse, las estructuras defensivas habituales pueden eliminarse y una respuesta creativa libre es posible.

Como le ocurría al monje de la historia, nuestras respuestas habituales más fuertes son a menudo la ira o la depresión (como resultado de la represión de la ira). Esto se refleja en la enseñanza detallada de la Tradición del Desierto sobre el "demonio de la ira". Los Padres y Madres del desierto consideraban que una forma de lidiar con la respuesta automática del enfado que nos generan las ofensas de los demás era la virtud de la humildad, de la que hablamos en el texto anterior.

Esto me recuerda la siguiente historia Zen: "Un ermitaño, que vivía en el bosque a las afueras de un pueblo, fue encarado un día por una multitud enfurecida de aldeanos que lo acusaban de haber dejado embarazada a una joven. “¿Así es?”,  fue todo lo que dijo. Cogió a la joven y cuidó de ella. Pasado un tiempo, la joven regresó al pueblo y confesó a sus padres que había mentido: el hijo de sus vecinos, a quien ella amaba, era el padre de la criatura. Los aldeanos regresaron a ver al ermitaño, le contaron la verdadera historia y le pidieron mil disculpas. Todo lo que dijo él fue: “¿Así es?".


Kim Nataraja

Traducido por WCCM España

domingo

Misa Dominical desde Bonnevaux - Ofrecida a la Memoria de Marina Müller ...

LA EXPERIENCIA DE DIOS

Extracto de “Queridos Amigos”, escrito por Laurence Freeman OSB en la Newsletter de la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana (Vol. 38, No. 2, Junio 2014, pág. 2-5).



El Espíritu puede realizar obras maravillosas cuando encuentra personas dispuestas a ello e incluso, a veces, también cuando no lo están. Puede transformar tanto una hora de trabajo en el jardín como la lectura del Evangelio o la partición del pan, en una bendición que llega a cada persona de forma única. El Espíritu puede ser algo religioso, pero también puede impregnar lo que la gente religiosa denomina los aspectos seculares de la vida. Si entendemos correctamente la encarnación, ¿qué parte de la vida no comparte la presencia espiritual o es incapaz de ser renovada, restituida o impulsada por el Espíritu?

El Espíritu es un amigo, un consejero y un maestro que se implica en nuestros asuntos, sin engaños, incluso cuando estamos equivocados. Es, de hecho, todo lo que esperaríamos que fuera un amigo sabio y amoroso. Ésta es la forma de describir la experiencia que tenemos cuando emergemos del vacío del desconocimiento y del sinsentido y entramos en un estado despierto de conexión con todo. El Espíritu renueva y recarga las agotadas baterías de nuestra vida. Sabemos que es el Espíritu quien lo hace y no nuestros recursos, porque la renovación por nuestros propios medios vuelve a agotarse rápidamente. Sin embargo, la acción directa del Espíritu lleva a una transformación constante.  

Por ello, la experiencia de Dios es mucho más enriquecedora y extensa de lo que la gente religiosa suele permitir. Los primeros cristianos reconocían profundamente esto al decir que quien ama conoce a Dios y quien no ama no le conoce. Esta verdad natural, de alguna manera, ha sido enterrada en la lucha intelectual por demostrar la existencia de Dios y en el empeño por demostrar que mi comprobación, mi Dios, era superior a la de los demás. Kierkegaard dijo que cuanto más refinamos nuestras pruebas de Dios menos convincentes son. Lo que realmente convence, desde luego, es ver cuánto y cómo estamos cambiando.

Desde la perspectiva contemplativa de la religión –que necesita siempre mantenerse en el centro de las tradiciones religiosas- lo más importante no es lo que creemos sino cómo creemos. Desde esta visión la verdad no es un logro o una fórmula sino una revelación. La palabra “verdad” en griego es “aletheia” que significa “un dibujo tras el velo”.

La verdad amanece en nosotros. El velo de la oscuridad de la ignorancia y del engaño se levanta. Y no es un sólo velo sino muchos los que van retirándose durante todo el tiempo que nos lleva trascender el ego y completar el camino de regreso a casa.


Carla Cooper

Traducido por WCCM España

viernes

MENSAJE DE LAURENCE FREEMAN OSB


 

ARRAIGADOS EN EL


La gente religiosa muy a menudo se confunde al pensar que la religión implica un “aplacar” a Dios o mantenerlo contento, o distraerlo para que no nos castigue.  Entonces la gente religiosa tiende a estar muy ocupada en ceremonias y liturgias. 

 
Pero debemos entonces aprender a estar quietos y a estar arraigados en el conocimiento de que no tenemos que aplacar a Dios, o distraerlo.  Solo tenemos que responder a su Amor infinito.  Respondemos con total atención, con total quietud, sin pensar en su Amor, pero abriéndonos a su Amor; no pensando en su misericordia, pero recibiéndola.
 
Lo que tenemos que comprender es que en el tiempo de la meditación, no debemos de pensar en nada.  Este es el momento del día para poner total atención, total apertura, para recibir el Amor total. 
 
La experiencia cristiana es, en esencia, el conocimiento de que Dios es Amor y de que Él vive en nuestro corazón.  Nuestro llamado, entonces, es más que un diálogo con Él; es estar en unión con Él.  Ser uno con Él es estar en unión con Él.  Para ser uno con Él uno debe llegar la plenitud de nuestra propia creación. Cada uno debemos de experimentar nuestra propia armonía con el fin de que podamos estar en armonía con Él.  El camino cristiano es un camino en el que cada uno de nosotros se hace íntegro al estar completamente estable, completamente arraigado a la verdad, en bondad, en justicia.  De hecho, en Dios.
 
La meditación es simplemente el tiempo para percatarnos de este arraigo.  Al sentarnos, entramos a la estabilidad del ser que da fruto en la magnánima y firme confianza.  “¿Quién nos puede separar del Amor de Cristo?”  No hay ningún poder ni en el cielo ni en la tierra o lo que podamos imaginar.  Absorbe esta confianza en las palabras de San Pablo en su carta a los colosenses:
 
´Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;  arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.  Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad´. (Col. 2:6 -7-9).
 
La meditación es simple y pura apertura a la plenitud de la perfección que es nuestra en Cristo.

 
John Main, OSB
Del libro: The Heart of Creation
Canterbury Press, 2007
Traducido por Lucía Gayón

martes

HUMILDAD

 


En el mundo en el que vivimos no se valora la virtud de la humildad. Al contrario, todo lo que se codicia es el éxito material, la fama, la autoafirmación. Incluso llegamos a equiparar la humildad con la humillación. Y claro, ¿a quién le gusta ser humillado?

Sin embargo, para los Padres y las Madres del Desierto la humildad nunca fue sinónimo de humillación: era una forma esencial de ser. San Benito también considera la humildad como una de las principales virtudes. Su descripción, aunque hecha dentro del contexto del monasterio, sigue siendo relevante actualmente. Él describe los pasos hacia la humildad como una escalera con doce peldaños. Los dos primeros son la base para adquirir la virtud de la humildad: "El primer paso hacia la humildad es mantener la reverencia a Dios siempre ante nuestros ojos y que nunca la olvidemos. Reverenciamos a Dios en la Naturaleza y en el Universo que nos rodea, intuimos lo Invisible en la manifestación de lo visible y respetamos la presencia Divina en todas las personas que encontramos”.

Esta actitud de respeto y reverencia nos lleva a conocer nuestra necesidad de Dios y nos conduce al segundo peldaño de la escalera de San Benito hacia la humildad: abandonar el enfoque egocéntrico de la vida. Nuestra regla básica es: "No se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22,42). Esto es, no pensando en nuestros propios beneficios y sentimientos, sino en la necesidad de los demás: "Feliz es el monje que ve el bienestar y progreso de todos los hombres con tanto gozo como si fuera suyo” (Evagrio).

Los siguientes pasos al ascender la escalera se refieren a la importancia de la obediencia, la escucha profunda que hemos examinado anteriormente en estos textos.

El noveno peldaño es "controlar nuestra lengua y poder permanecer en silencio. Hablar sólo cuando se nos haga una pregunta". En otras palabras, se nos pide que escuchemos a los demás antes que exigir el derecho a ser escuchados.

Trata de nuevo el orgullo egocéntrico y nuestro fuerte apego a la verdad de nuestras propias opiniones. Incluso para Evagrio, esta exigencia era bastante difícil de cumplir.

Hay una historia sobre él, de cuando llegó por primera vez al desierto. Se acercó a uno de los monjes (probablemente a Macario el Grande) y le preguntó lo siguiente: "Deme algún consejo con el que podría salvar mi alma". Ésta era la manera habitual en que uno se dirigía a un monje anciano. Los ermitaños del desierto enseñaban a los que les pedían consejos, con pocas pero certeras palabras: sabían de forma intuitiva lo que la otra persona necesitaba oír. La historia continúa de la siguiente manera: "El anciano le respondió: si deseas salvar tu alma, no hables hasta que te hagan una pregunta". Este consejo fue especialmente molesto para Evagrio y se enfadó por haber pedido consejo: «De hecho, he leído muchos libros y no puedo aceptar instrucciones de este tipo». ¡Es fácil ver que Evagrio aún tenía mucho trabajo que hacer con su orgullo! La historia continúa irónicamente: "Habiendo sacado mucho provecho de su visita, se alejó del anciano".

Necesitamos dar estos pasos en la escalera de la humildad para la práctica de la meditación. Debemos mantener nuestra mente en la Presencia de Dios y dejar atrás nuestros pensamientos egoístas sobre el propio logro y el orgullo. Con toda humildad, conociendo nuestra necesidad de Dios, perseveramos fielmente en nuestra práctica.

La paz de Dios, que supera toda comprensión, es un don y no un logro del que estar orgullosos. Es por eso por lo que cada día necesitamos comenzar de nuevo con verdadera humildad, con fe y esperanza. John Main y Laurence Freeman nos recuerdan esta necesidad haciendo hincapié en que todos somos principiantes por mucho tiempo que llevemos en este camino.


Kim Nataraja

Traducido por WCCM España