miércoles

PURIFICANDO LAS EMOCIONES


 

Ya hemos visto la importancia que tienen las virtudes del arrepentimiento y la humildad para nuestro crecimiento espiritual. Sin embargo, existen intensas emociones egocéntricas que pueden frenar el progreso en este camino.

Evagrio, el Padre del Desierto por excelencia y maestro de Juan Casiano, en una de sus obras más conocida, “Tratado Práctico”, trata fundamentalmente de esta gran dificultad: “La vida ascética es el método espiritual para limpiar al alma de su parte afectiva”. Aunque Evagrio se ocupaba de los problemas de los ascetas egipcios del desierto, su consejo es psicológicamente tan profundo que es totalmente aplicable a todos los que estamos seriamente en el camino espiritual.

Evagrio utiliza el término “demonios” para referirse a los abrumadores deseos egocéntricos que pueden alimentar nuestro comportamiento y mantenernos centrados exclusivamente en el mundo material. La gente actual quizá no identifique este término, pero Evagrio se está refiriendo a todas esas fuertes emociones centradas en el yo que provienen de las profundas necesidades de supervivencia instintiva que poseemos -de seguridad, poder, control y autoestima- que no han sido cubiertas. El “ego” es nuestro instinto de supervivencia; lo necesitamos y es valioso, es un regalo de Dios. Necesitamos este instinto para sobrevivir, para lidiar con todos los peligros que nos acechan en nuestro entorno. Pero nuestras necesidades de supervivencia deben ser cubiertas en un grado saludable. Porque si los percibimos como insatisfechos, especialmente por las experiencias vividas en la infancia, deberemos tomar conciencia de cómo estos deseos pueden estar distorsionados y desproporcionados y estar manifestándose en fuerzas y demonios que impulsan inconscientemente nuestro comportamiento. Entonces, advierte Evagrio, necesitan ser purificados de nuevo para recuperar su estado natural de equilibrio.

Nuestra labor, por tanto, nos dice Evagrio, es identificar nuestros demonios personales. Esto lo hacemos a través de la oración, de la meditación, invocando a la fuerza espiritual para que nos ayude y, a través de nuestro esfuerzo, para llegar al autoconocimiento y la conciencia que se logra en la observación de nuestros pensamientos. Evagrio no nos está pidiendo que contemplemos la “basura” ordinaria y banal que flota sobre la superficie de nuestra mente. Eso sería inútil y terriblemente aburrido. Él se refiere a los profundos pensamientos que son expresiones de nuestras necesidades no satisfechas y deseos no purificados. A todos estos significativos pensamientos y asociaciones mentales tenemos que prestarles la atención que merecen. Ellos son los únicos indicadores que tenemos para saber realmente qué nos motiva para obrar bien o mal. Sin embargo, este trabajo que hacemos no sólo es en beneficio nuestro. Al purificar nuestras emociones, al sanar nuestras propias heridas, la corriente de amor que fluye a través de nuestro verdadero ser no es obstaculizada y, como resultado, somos más abiertos y compasivos con los demás.

Es cierto que en muchas ocasiones la vida es sólo supervivencia. Pero incluso en estas circunstancias tan atroces, encontramos personas que ignorando el peligro para sí mismas actúan con integridad, amor y compasión. Etty Hillesum, una mística holandesa que murió en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial, mostró su apoyo y consuelo a todos los que se encontraban allí con ella pues veía la esencia divina dentro de cada uno: “Porque hay algo que cada vez está más claro para mi: que Tú no puedes ayudarnos, que debemos ayudarte nosotros mismos. Y eso es todo lo que podemos hacer en estos días y también todo lo que realmente importa: debemos salvaguardar ese pedazo de Ti, Dios, que hay dentro de nosotros… Tu no puedes ayudarnos, pero debemos ayudarte a Ti y defender Tu morada dentro de nosotros hasta el final”  (“Una vida conmocionada”).

Kim Nataraja

Traducido por WCCM España

lunes

"BESANDO LA ALEGRÍA SEGÚN PASA"



Extracto de “El Corazón de la Creación” de John Main OSB, (Nueva York: Continuum, 1998) Pág. 74-75.


El desapego no es una disociación de uno mismo o una evasión de los problemas o las responsabilidades. No implica una negación de la amistad, del afecto o incluso de la pasión. El desapego es, en esencia, el desapego de la autopreocupación, del frecuente e inconsciente estado de la mente que pone el “yo” en el centro del universo. El desapego hace posible el amor porque el amor sólo es posible si nos olvidamos de nuestra propia preocupación, si abandonamos nuestro aislamiento y nos liberamos de nuestra autocomplacencia y de utilizar a los demás para nuestros propios intereses.

Pero sobre todo, y ésta es la lección más importante que aprendemos en la meditación, el desapego es la liberación de la ansiedad que padecemos por la supervivencia de nuestro ego. La vida nos enseña a todos que amar implica, en esencia, abandonar nuestro propio ser en la realidad más amplia del otro, de los demás, de Dios. El desapego del egoísmo nos libera para el amor, de manera que ya no estamos dominados por el instinto animal de nuestra propia supervivencia. El desapego exige la plena confianza humana: la confianza en el otro; en ambos, en el otro y en Dios. Requiere la voluntad de dejar ir, de renunciar a controlar, y exige la fuerza de ser.

En la meditación, aprendiendo a decir continuamente el mantra, aprendemos a confiar, aprendemos a ser. De hecho, el gozo de la meditación es que es una celebración de ser, una celebración de pura alegría por recibir la vida como un regalo y hacer lo que Blake llamó “besar la alegría según pasa”. La oración no es poseer, ni controlar, sino pura celebración de ser.

Llegamos a esta celebración porque la meditación nos lleva al centro, al punto de quietud. En cada persona existe un punto de quietud que es el mismo y no exclusivamente él. La meditación nos enseña que sólo hay un verdadero centro, que es el centro de todos los centros.

Esto es lo estamos aprendiendo en la meditación, de nuevo fuera de nuestra propia experiencia, en la profunda unidad del ser, la unidad que está en nosotros y la unidad en la que está nuestro ser. El compromiso que tenemos en la meditación es conseguir desapegarnos de la propia consciencia y preocupación, a través de la fidelidad al mantra y a la práctica del silencio durante dos sesiones al día. El tiempo de meditación, entonces, llega a ser progresivamente más sencillo, más gozoso y más centrado. Y nuestras vidas, que están cambiando profundamente gracias a la meditación, nos revelan a través de la propia experiencia lo que significa que “Dios es Amor”.


Carla Cooper

Traducido por WCCM España

 

domingo

WCCM MEDITANDO


 

ALGO SIMPLE


Un extracto de Laurence Freeman, OSB, "Queridos amigos", Boletín de Meditación Cristiana, vol. 
33, No. 3, septiembre de 2009, págs. 4, 5, 6.

Aprender a callar implica desviar la atención de nosotros mismos, al menos en la forma en que habitualmente y compulsivamente estamos pensando en nosotros mismos, mirando por encima del hombro o mirando al horizonte. ¿Qué tengo que hacer? ¿Soy un fracaso o un éxito? ¿Qué piensa la gente de mí?

Tales preguntas normalmente determinan nuestras decisiones y nuestros patrones de crecimiento o declive. Cada pregunta surge de un sentido de autoobjetivación del yo, que tiene, por supuesto, un papel pragmático necesario que desempeñar en la vida. … Pero muy fácilmente estas preguntas pueden convertirse en la mentalidad dominante a partir de la cual vivimos todo el tiempo. Nos convertimos en sus esclavos. Cómo nos vemos a nosotros mismos (con el ego como una cámara de seguridad en funcionamiento continuo captando cada palabra y gesto) y cómo nos ven los demás (la sensación de ser evaluados y encontrados deficientes) ha generado, con la ayuda de los medios, una obsesión cultural con uno mismo. -imagen. Sin control ni modificación, destruye la confianza en el verdadero yo que nos permite arriesgarnos y darnos, en otras palabras, vivir. [. .]

Durante una visita a Noruega, . Nadé, un día glorioso, en un fiordo de Oslo. Como no me gusta el agua fría, la probé con el dedo del pie y la encontré demasiado fría para mi gusto. Pero avergonzado por la valentía de mi compañero vikingo que ya había saltado, me armé de valor y lo seguí. El frío me abrió la mente, una agonía momentánea, pero luego, mientras nadaba y la temperatura de mi cuerpo se regulaba, finalmente se volvió delicioso.

Todos tenemos miedo de saltar; encontramos excusas para evitar la quietud sentada y huir del silencio del amanecer. Pero cuando nos quedamos en silencio, la vida se abre con una frescura y un patetismo que es la energía de la vida de Cristo. En un instante comienzan a desmoronarse los miedos, los prejuicios y las prisiones autoconstruidas de la condición humana. Entrar en el aposento interior, como nos dice Jesús, es una forma de decirlo. Pero cuando entramos en esta habitación, descubrimos que nos estamos moviendo a través del espacio sin límites.


CARLA COOPER   27 agosto 2022 

HUMILDAD


El mundo en que vivimos no valora la virtud de la humildad. 
Por el contrario, lo que se codicia es la autoafirmación, la autoconfianza manifiesta, el éxito material, la fama y la estima a los ojos de los demás. Incluso equiparamos la humildad con la humillación. ¿Y a quién le gusta ser humillado?

Pero para los Padres y Madres del Desierto la humildad nunca fue humillación; era una forma esencial de ser. San Benito también considera la humildad como una de las principales virtudes. Su relato está muy dentro del contexto de vivir en un Monasterio, pero sigue siendo relevante para nuestro tiempo. Describe los pasos hacia la humildad como una escalera de doce peldaños. Los dos primeros son el fundamento para adquirir la virtud de la humildad: “El primer paso de la humildad, entonces, es que mantengamos 'La reverencia de Dios siempre ante nuestros ojos' y nunca la olvidemos”. Reverenciamos a Dios en la Naturaleza y el Cosmos que nos rodea, intuimos lo Invisible en la manifestación visible y respetamos la presencia Divina en aquellos con quienes nos encontramos. 

Esta actitud de asombro y reverencia nos lleva a conocer nuestra necesidad de Dios y al segundo escalón de humildad en la escalera de San Benito: dejar de lado un enfoque egocéntrico de la vida.   Nuestra regla rectora debe ser “No se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Ya no pensamos en nuestro propio beneficio y sentimientos, sino en la necesidad de los demás: “Feliz el monje que contempla el bienestar y el progreso de todos los hombres con tanta alegría como si fuera el suyo propio”. (Evagrio)

Los peldaños subsiguientes en la escalera enfatizan la importancia de la obediencia: la escucha profunda, que hemos visto anteriormente en estas cartas.

El noveno escalón en la escalera es “que controlemos nuestras lenguas y permanezcamos en silencio; no hablar a menos que se le haga una pregunta”. En otras palabras, se nos pide que escuchemos a los demás en lugar de exigir el derecho a ser escuchados. Se trata nuevamente de nuestro orgullo egocéntrico y nuestro fuerte apego a la verdad de nuestras propias opiniones.   Esta parte de la virtud de la humildad fue bastante desafiante, incluso para Evagrius. Hay una historia sobre él, cuando llegó por primera vez al desierto. Le preguntó (probablemente a Macario el Grande) lo siguiente: “Dime algún consejo por el cual pueda salvar mi alma”.Esta era la forma habitual en que uno se dirigía a un monje mayor. Los ermitaños del desierto enseñarían a aquellos que acudían a ellos con pocas palabras, pero éstas iban al grano; sabían intuitivamente lo que la otra persona necesitaba escuchar. La historia continúa de la siguiente manera: “El anciano le respondió: 'Si quieres salvar tu alma, no hables antes de que te hagan una pregunta”. Ahora bien, este pequeño consejo inquietó mucho a Evagrius y mostró cierta molestia por haber pedido un pensamiento: 'Ciertamente, he leído muchos libros y no puedo aceptar instrucciones de este tipo.' ¡Es fácil ver que Evagrius todavía tenía trabajo que hacer con su manada! La historia continúa irónicamente: “Habiendo obtenido mucho beneficio de su visita, dejó al anciano”.

Necesitamos estos peldaños en la escalera de la humildad para la práctica de la meditación. Necesitamos mantener nuestra mente en la Presencia de Dios y dejar atrás nuestras ideas egocéntricas de logro y orgullo. Con toda humildad, sabiendo nuestra necesidad de Dios, perseveramos confiadamente en nuestra práctica. La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento es un regalo y no un logro del cual estar orgulloso. Es por eso que cada día necesitamos comenzar de nuevo en verdadera humildad, en fe y esperanza. John Main y Laurence Freeman nos recuerdan esta necesidad al enfatizar que todos somos principiantes, sin importar el tiempo que hayamos estado en el camino. 

KIM NATARAJA 27 agosto 2022

EUCARISTIA CONTEMPLATIVA

jueves


 La meditación tiene que ver con el desapego. Y en nuestro vocabulario religioso occidental, no hay palabra tan mal entendida como la palabra desapego. La meditación podría presentar problemas inusuales o complicaciones a la gente por esta palabra. Podría parecernos, generalmente, que el desapego significa una especie de helada indiferencia platónica, y esto es algo que nos desanimó a la mayoría de nosotros cuando nos encontramos con la palabra entre muchos abucheos espirituales del pasado cuando hablábamos de la vida cristiana desde una visión del desapego en gran medida negativa o represiva.


Sin embargo, creo que el desapego es la lección más importante que nos enseña la meditación hoy a hombres y mujeres occidentales, afectados por esta cultura religiosa a menudo mal enfatizada.

El desapego no es una disociación o una evasión a tus problemas o a tus responsabilidades. No es una negación a la amistad, al afecto, o incluso, a la pasión. El desapego es, en esencia, el desapego a la auto-preocupación, de esa frecuente mente inconsciente que me pone al centro de toda la creación. 

El desapego es igualmente relacionado con el compromiso de la amistad, a la hermandad perdurable, a un auto-trascendente Amor inalcanzable. El desapego hace posible al Amor porque el Amor solo es posible si nos desapegamos de la auto-preocupación, si nos salimos del auto-aislamiento, si nos liberamos de la autocomplacencia. Es el desenganchamiento que nos libera de la autocomplacencia. El desenganchamiento relacionado con el desapego es usar a otra gente para mis propios propósitos. Pero, sobre todo, y esto es la lección importante que tenemos que aprender en la meditación, el desapego es la liberación de la ansiedad que tenemos sobre nuestra propia sobrevivencia en sí. 

La vida nos enseña que el Amor es en esencia perdernos en la gran realidad del otro, de otros y de Dios. El desapego de nuestro auto-centralismo nos libera por el Amor para que ya no estemos dominados por la búsqueda animal de la sobrevivencia. El desapego requiere confianza humana plena: confiar en el otro, también en los otros y en Dios. Requiere la voluntad de dejar ir, de renunciar al control y dejar ser.



 
John Main, OSB
Del libro: The Heart of Creation
Canterbury Press, 2007
Traducido por Lucía Gayón

martes

UN NIVEL MAS PROFUNDO DE CONCIENCIA

 


El maestro Eckhart va más allá que los primeros cristianos cuando dice que podemos acceder al verdadero conocimiento de Dios e incluso alcanzar la perfecta unión con Él en esta vida: “De manera similar suelo decir que hay algo en el alma que nos conecta estrechamente con Dios, algo que es uno con Él, no sólo que está unido a Él”. Es una unidad y una unión pura. Santa Teresa de Jesús, en su obra “El Castillo Interior” habla en la Séptima Morada del matrimonio espiritual como el estado permanente de unión, más allá del rapto. Los místicos modernos lo llaman la conciencia de la unidad.

Como hemos visto, la idea de la semejanza con lo divino ha sido siempre aceptada dentro del cristianismo -el alma como un espejo de Dios-. Pero la total identidad ha sido discutida con frecuencia. Sin embargo, el Evangelio de Tomás nos dice: “El que beba de mi boca será como yo; yo mismo seré esa persona y todo lo oculto le será revelado”. La conciencia de una Realidad de unidad subyacente y la interconexión de toda la creación y de toda la humanidad con la Energía Divina y la Conciencia Universal, está también presente para nosotros en la oración de Jesús, en su último discurso a los discípulos: “Pero no sólo te pido por ellos, sino por aquellos que por sus palabras creerán en mí; que todos sean uno, como Tú, Padre, estás en mí y yo en ti, así también ellos estén en nosotros. Yo en ellos y ellos en mí, siendo perfectamente uno” (Juan 17,20).

Cuando recordamos nuestra verdadera identidad conocemos y vemos en un nivel intuitivo, entonces vemos “ojo con ojo”. “Los ojos con los que veo a Dios son los mismos con los que Él me ve a mí. Mis ojos y los de Dios son unos únicos ojos, una única visión, un único conocimiento y un único amor” (Maestro Eckhart).

¿Esto es comunión o verdadera unión? Bede Griffiths lo explica de forma muy bella: “No hay duda de que el individuo pierde todo el sentido de separación de la Unidad y experimenta una total unidad, pero ello no significa que el individuo deje de existir. Al igual que cualquier elemento de la naturaleza, sólo es un reflejo de la Realidad Única. Por tanto, el ser humano es un centro único de conciencia de la Conciencia Universal” (Bede Griffiths “Matrimonio entre Oriente y Occidente”).

Llegamos a ser conscientes durante un tiempo, de forma transitoria, de momentos de belleza de nuestro ser eterno a medida que vamos perdiendo conciencia de nuestro ser superficial. Debemos trasladar el centro de nuestra percepción, de nuestra conciencia: “No debemos mirar, sino cerrar los ojos e intercambiar nuestra capacidad de ver por otra nueva. Debemos despertar esta capacidad que todos poseemos, pero que muy poca gente utiliza” (Plotino).

No somos conscientes de quiénes somos verdaderamente, de nuestro legado universal, a menos que utilicemos estos dos diferentes niveles de conciencia. Ése es el primer paso, pero el segundo es saber reconciliar estas dos formas de ser. “Entonces, tras haber descansado en lo Divino, cuando bajo del intelecto al razonamiento discursivo, me desconcierta cómo he podido descender” (Plotino “Enéadas” 4.8.1).

Podemos sentirnos extraños en el mundo y, sin embargo, tenemos que integrar estas experiencias en nuestra vida cotidiana. ¿Y cómo hacemos esto? La respuesta que nos da Plotino -místico y filósofo del siglo II y figura muy influyente para los primeros cristianos- es también asumida por Evagrio en el siglo IV. Plotino propone la práctica de las virtudes (abandonar los deseos del ego) y la contemplación. Estas dos disciplinas ayudan a mantener la conexión entre las experiencias místicas y la vida cotidiana.

En el pensamiento de Plotino convergen todas las corrientes de pensamiento procedentes de 800 años de especulación griega. De su pensamiento emerge una nueva corriente destinada a cultivar las mentes de figuras tan diferentes como San Agustín, Dante, Maestro Eckhart, Henri Bergson y T.S. Eliot.


Kim Nataraja

Traducido por WCCM España

Lorena Llobenes | Neurociencias contemplativas | Aprender de Grandes

lunes

LA VERDAD



Extracto de “Mis queridos Amigos” de Laurence Freeman OSB, Newsletter de la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana (Vol. 33, Núm. 1 Abril 2009).

La distinción entre función y persona”, dijo Dietrich Bonhoeffer, “es totalmente ajena a la enseñanza de Jesús”. La verdad es personal y sólo puede entrar en el mundo cuando ha conquistado el corazón humano. Y lo personal es puesto a prueba en la vida diaria. Quizá ésta sea una de las razones por la que somos tan curiosos con la vida privada de los famosos. Pensamos que les conoceremos mejor o que nos acercaremos más a ellos si sabemos cuáles son sus secretos, sus gustos mundanos y sus rutinas cotidianas.

Sin embargo, apenas conocemos estos aspectos de la vida de aquellos maestros espirituales que han contribuido a la evolución de la humanidad y que realmente han transformado la mente del hombre. Confiamos en ellos y en la transmisión de la verdad que ellos representan por su autenticidad personal y no por sus “diarios”. Esta peculiar y poderosa autoridad de los verdaderos maestros nos permite creer en ellos y poner en práctica sus enseñanzas.

Autoridad personal no es lo mismo que fuerza institucional. Para muchas personas de hoy en día la autoridad dogmática del cristianismo está siendo minada por la insistencia continua de la ortodoxia: “tienes que creer esto, si quieres ser uno de nosotros”.

Podemos aceptar esto, igual que un niño o un adulto inmaduro, porque nos ofrece la seguridad de pertenecer a un grupo de convicciones firmes y nos disipa el miedo a ser rechazados o a quedarnos solos. Pero cuanto más analizamos la idea de que la creencia pueda ser impuesta, más absurda nos parece.

La creencia en cualquier verdad revelada crece a través de un proceso que incluye tanto la experiencia personal como la confianza en la autenticidad del maestro. Esto no quiere decir que los dogmas del cristianismo no sean importantes, sino todo lo contrario: son tan valiosos que no pueden ser reducidos a fórmulas fijas elaboradas en patrones lingüísticos que nunca se modifican. No son tarjetas de invitación o visados para entrar en el Reino de los Cielos.

Los dogmas necesitan crecer en el terreno de la vida diaria como la semilla del mismo Reino. La verdad crece en nosotros, así como también nosotros crecemos en relación a la verdad. Cualquier institución, ya sea política, educativa o religiosa que no acepte esto acabará perdiendo la confianza de sus miembros. La buena fe significa tanto confianza como creencia.

Carla Cooper

Traducido por WCCM España

 

 

domingo

QUE ES EL MISTICISMO ?

 


El trasfondo de esta serie de cartas es la enseñanza de la tradición mística. Ya hemos escuchado algo de la sabiduría del desierto y ahora continuaremos mirando en cartas subsiguientes las enseñanzas de los místicos a lo largo de los siglos hasta nuestros días.

Pero, ¿qué es el misticismo y cuál es la relevancia de los místicos para nosotros en nuestro tiempo? Misticismo es una palabra moderna. Los primeros cristianos no usaron este término sino que hablaron solo de ciertas experiencias como místicas.

Bernard McGinn, un escritor perspicaz y bien informado que se ha ocupado de este tema en su serie de libros sobre la historia del misticismo occidental, dice: “El elemento místico en el cristianismo es esa parte de sus creencias y prácticas que se refiere a la preparación para la conciencia. y la reacción a lo que puede describirse como la presencia inmediata o directa de Dios”.

Este es realmente el objetivo de comprometerse seriamente en la meditación, la oración contemplativa. Nos permite atravesar el nivel racional de nuestra conciencia ordinaria a un nivel intuitivo superior de conciencia. Nos enseña a 'dejar atrás el yo', a dejar atrás nuestra visión egocéntrica de la realidad y, al hacerlo, nos permite trascender el ego y alcanzar ese modo de percepción más amplio y abierto. Nos mueve de una realidad basada en el conocimiento a una informada por la sabiduría de la Realidad Divina. Entonces entramos en estados de perspicacia, en los que simplemente 'sabemos' sin saber, en los que estamos enamorados. Es una forma de volverse completamente vivo, de una vida centrada en la supervivencia a una de significado, como John Main explica tan bellamente:

“ Cada vez más hombres y mujeres en nuestra sociedad están comenzando a comprender que nuestros problemas personales y los problemas que enfrentamos como sociedad son básicamente problemas espirituales. Lo que más y más de nosotros entendemos es que el espíritu humano no puede encontrar satisfacción en el mero éxito material o la prosperidad. No es que el éxito material o la prosperidad sean malos en sí mismos, sino que simplemente no son adecuados como respuesta final o última a la situación humana... Para conocernos a nosotros mismos, comprendernos a nosotros mismos y poner nuestros problemas y a nosotros mismos en perspectiva, debemos simplemente debe hacer contacto con nuestro espíritu.” Esto, de hecho, lo ve como nuestra principal responsabilidad como ser humano: "Nuestra primera tarea... es encontrar nuestro propio espíritu porque esta es nuestra línea de vida con el Espíritu de Dios".

La meditación nos lleva al camino de ' encontrar nuestro propio espíritu' y es un camino no solo para los místicos sino también para la gente común. Los místicos son nuestros científicos investigadores; demuestran que se puede hacer y lo que dicen no se basa en la teoría sino en la experiencia. La entrega y la fiel perseverancia nos llevan a nuestro Centro, a la presencia del espíritu en nosotros mismos, donde nuestra esencia “está siendo emanada y renovada por el desbordamiento amoroso de la vida de la Trinidad”. (Palabra en silencio)

Kim Nataraja, 20 agosto2022

VOLVER A CASA






 Un extracto de Laurence Freeman en JESUS ​​THE TEACHER WITHIN (Nueva York: Continuum, 2000), p. 216. 

El único momento en que podemos encontrarnos con Dios es ahora, el único lugar aquí. La meditación es el proceso de volver a casa, al aquí y ahora. Pero tan pronto como nos sentamos a meditar, descubrimos cuán poco de nosotros está realmente presente. [ . .] Los sentimientos de culpa o desánimo ante nuestro grado de distracción son irrelevantes. Aceptar el hecho de la distracción es simplemente una etapa de autoconocimiento y autoaceptación: el proceso mismo que constituye el camino espiritual. En sus primeras etapas, lo llamamos arrepentimiento, vernos y aceptarnos tal como somos. Esto es por naturaleza humillante. La meditación nos lleva rápidamente a la humildad. Una y otra vez volvemos al mantra, aprendiendo mientras lo hacemos el significado de la humildad y la fidelidad. Como el hijo pródigo, “recuperamos el sentido” no una vez, sino tantas veces como sea necesario. Damos la vuelta de nuevo y volvemos a casa.

sábado

LA SEÑAL DE JONAS

 


La principal metáfora de Jesús para el misterio de la transformación es la señal de Jonás (Mateo 12:39, 16:4; Lucas 11:29). Jesús le dice a la creciente multitud: “Es una generación mala y adúltera la que quiere una señal” (Lucas 11:29), y luego dice que la única señal que dará es la señal de Jonás. Como judío, Jesús conocía bien la historia gráfica del profeta Jonás que huyó de Dios y fue usado por Dios casi a pesar de sí mismo. Jonas fue tragado por una ballena y llevado a donde preferiría no ir. Esta fue la metáfora de Jesús para la muerte y el renacimiento.
En lugar de buscar apariciones impresionantes o milagros, Jesús dijo que debemos entrar en el vientre de la ballena por un tiempo. Entonces, y solo entonces, seremos arrojados a una nueva orilla y comprenderemos nuestro llamado, nuestro lugar y nuestro propósito. Pablo escribió acerca de “reproducir el modelo” de la muerte de Jesús y así comprender la resurrección (Filipenses 3:10–11). ¡A menos que hayamos bajado, no sabemos qué es arriba! A menos que desciendamos, no desearemos ni crearemos espacio interior para el ascenso.



Este es el único patrón que Jesús nos promete, y lo vemos reflejado también en otras tradiciones. Las religiones nativas hablan de invierno y verano; los autores místicos hablan de tinieblas y de luz; Las religiones orientales hablan del yin y el yang o del Tao. los cristianos lo llaman el misterio pascual; todos apuntan a la misma necesidad tanto de descenso como de ascenso, generalmente en ese orden.

El misterio pascual es el modelo de transformación, y de hecho es un misterio, es decir, no es lógico ni racional en absoluto. Somos transformados a través de la muerte y la resurrección, probablemente muchas veces en nuestra vida. Por alguna razón cósmica, parece que no hay mejor crisol de crecimiento y transformación.



Rara vez entramos libremente en el vientre de la bestia. A menos que nos enfrentemos a un gran desastre, como la muerte de un amigo, hijo o cónyuge, o la pérdida de un matrimonio o una carrera, por lo general no iremos allí. Como cultura, se nos tiene que enseñar el lenguaje de la descendencia porque estamos entrenando capitalistas y acumuladores. La religión madura nos muestra cómo entrar con voluntad y confianza en los períodos difíciles de la vida. Estos pasajes difíciles son buenos maestros.

Preferiríamos respuestas claras y fáciles, pero las preguntas ofrecen el mayor potencial para abrirnos a la transformación. Tratamos de cambiar los eventos para evitar cambiarnos a nosotros mismos. Debemos aprender a quedarnos con el dolor de la vida, sin respuestas, sin conclusiones, y algunos días sin sentido. Ese es el peligroso camino oculto de la oración contemplativa. La gracia nos lleva al estado de vacío, a una sensación momentánea de falta de sentido, en el que preguntamos: "¿Para qué sirve todo esto?" La amplitud de la pregunta permite que el Amor nos llene y nos vivifique.

RICHARD ROHR