jueves

PREPARANDO LA PASCUA

 

La Comunidad de Oblatos Argentina los invita a preparar los misterios de Pascua. Los días 3 , 4 , 5 y 6 de Abril  meditaremos juntos. 8 AM (hora de Argentina)  Están todos invitados

martes

CUALES SON NUESTROS DEMONIOS ???

De las dos etapas del viaje espiritual que describía Evagrio, la “theoria” y la “praxis”, vamos a centrarnos en esta última. No debemos olvidar que nuestro crecimiento espiritual depende tanto de la gracia como del esfuerzo personal. La gracia era fundamental para Evagrio, pero también consideraba el esfuerzo como algo muy importante.



 

En sus enseñanzas, que deben ser vistas desde el contexto de la época, en el siglo IV, cuando existían creencias muy arraigadas sobre las fuerzas angelicales y las demoníacas, el esfuerzo necesario para recorrer el camino espiritual consistía en luchar precisamente contra estos "demonios".

Se creía que actuaban en contra de los esfuerzos de la humanidad y que estaban decididos a impedirnos la liberación: "Cuando los demonios se dan cuenta de que estás siendo ferviente en tu oración, llevan pensamientos a tu mente haciéndote creer que se trata de preocupaciones apremiantes que demandan tu atención. Y, efectivamente, cuando lo haces interrumpes la oración”. Pero no estamos solos en esta lucha: la gracia de Dios y los ángeles están ahí para ayudar a los seres humanos y, por medio del discernimiento, mostrarles el verdadero significado de la vida: "Si rezas en la verdad, encontrarás un profundo sentido de confianza. Entonces los ángeles caminarán contigo y te iluminarán para que descubras el verdadero significado de todo lo creado".

La primera frase de Evagrio muestra claramente cómo se manifiestan los "demonios": a través de los pensamientos. Podemos darles otro nombre: “la sombra”, como lo denominaba el psiquiatra Carl Gustav Jung. No son más que nombres. Sin embargo, estamos  hablando de las mismas fuerzas negativas en nuestro inconsciente personal, impulsos del ego que salen de nuestro miedo por sobrevivir. Forman nuestros pensamientos, dan forma a nuestras emociones y determinan nuestras acciones. Como veíamos en una lectura anterior, nacemos como seres humanos frágiles con ciertas necesidades innatas que nos aseguran nuestra supervivencia: seguridad, amor, estima, poder, control y placer. Estas son necesidades valiosas que nos ha dado Dios y que nos permiten sobrevivir en el entorno que Él creó para nosotros.

Inevitablemente, alguna de estas necesidades y, en determinados casos, la mayoría de ellas, no son satisfechas adecuadamente por nuestros padres o nuestros cuidadores, según la percepción que tenemos de los acontecimientos cuando somos niños. De este modo, esta percepción de necesidades que no se han cumplido se convierte en una herida interna que acaba transformándose en una verdadera fuerza "demoníaca" que influye inconscientemente en nuestro comportamiento y en toda nuestra vida. Ya no se habla de una “guerra con los demonios”, pero también para nosotros es importante comprender y reconocer cuáles son nuestros “demonios”. Puesto que puede llegar a ser un proceso doloroso, es fácil entender por qué se consideró que era como una “lucha”.

Cuando éramos niños no podíamos satisfacer estas necesidades esenciales por nosotros mismos; dependíamos de otros para hacerlo. Y esto puede convertirse en un hábito, buscando el cumplimiento de estas necesidades, especialmente las no satisfechas, fuera de nosotros mismos. Como adultos, somos perfectamente capaces de sobrevivir por nuestros propios méritos siempre que, por supuesto, no tengamos impedimentos físicos o mentales. Sin embargo, todavía buscamos cubrir estas necesidades de supervivencia fuera de nosotros mismos. Lo que hemos olvidado es que es el ego el que impulsa la supervivencia; es el ego el que está herido. No es nuestro verdadero Ser. Cuando tomamos conciencia de nuestro verdadero Ser a través de la oración/meditación, también descubrimos que somos amados, que nos sentimos seguros y valorados, que no estamos heridos. Esta comprensión sana, a su vez, al ego herido y nos hace sentir seres completos y "plenamente vivos" , según las palabras de Jesús.

Kim Nataraja

Traducido por WCCM España

 

JOHN MAIN OSB, ESCRITOS Y ENSEÑANZAS

La meditación purifica el resto de nuestras actividades. La meditación es pura porque es desprendida, totalmente centrada en el otro. Realizamos la gran mayoría de nuestras actividades y planes con una preocupación dominante por los resultados y por su valor material. En su peor manifestación, esta preocupación es puro interés propio, egoísmo en su mayor grado. Cualquier preocupación por los resultados, por los frutos de nuestras acciones, delata una posesividad y apego que destruye la armonía de las energías volcadas en dicha actividad. En nuestra meditación diaria, humilde y sencillamente, entramos en el misterio de la actividad desapegada y centrada en el otro.


Podemos incluso empezar a meditar con una preocupación superficial por los resultados, procurando valorar si la inversión de energía y tiempo es provechosa en función del conocimiento adquirido y de la experiencia “extraordinaria” vivida. Quizás todos estemos condicionados por la sociedad a empezar haciendo esa valoración. Afortunadamente, la práctica ordinaria de la meditación nos purifica de este materialismo espiritual. Según vamos entrando en la experiencia directa del Ser, de la pura acción, vamos viendo cómo, poco a poco, el resto de nuestras actividades acaban purificadas del egoísmo. En otras palabras, en la medida en la que la meditación nos lleva a la experiencia del amor que radica en el centro de nuestro ser, nos transforma en personas más amorosas en nuestras vidas ordinarias y en nuestras relaciones. La meditación nos enseña aquello de lo que la teología por sí misma no nos puede convencer, que el Ser es Amor.

Fuente: Word Made Flesh. Silence and Stillness in Every Season, página 180.

Traducido por WCCM España

ENCUENTRO INTERRELIGIOSO

 


lunes

 “Aniversario de John Main, 30 de diciembre de 1996” extracto de la Newsletter WCCM de Laurence Freeman (Newsletter WCCM, 1996).


Quizá uno de los dilemas más desconcertantes para el cristianismo tradicional de hoy sea el reto de comunicar el Evangelio de una forma “no competitiva” en el contexto de las relaciones con otras religiones. Para el cristiano exclusivista, esto carece de sentido.

Y, sin embargo, es lo que está ocurriendo actualmente. Quizás el Espíritu Santo está queriendo enseñarnos algo. Quizás el cristianismo está aprendiendo que si verdaderamente es universal debe encontrarse y reconocerse en todas las formas de la experiencia espiritual humana y en cualquier aspecto espiritual.

Actualmente, estamos llegando a una nueva era de diálogo religioso, de tolerancia, de respeto mutuo y de predisposición al entendimiento, que nuestros antecesores jamás hubieran imaginado. La rectitud y la tolerancia para el cristiano tienen el testimonio de la personalidad y el ejemplo de Jesús. Él no rechazó a nadie, fue tolerante con todos y veía el misterio de Dios en todas las personas y en la naturaleza. Se sentó en la misma mesa que aquellos que merecían desprecio; habló con aquellos que debería haber evitado. Jesús estuvo abierto a todos igual que se abrió a Dios.

En Jesús, el tiempo y la eternidad se cruzan, la Palabra se convierte en palabras humanas. La pobreza de espíritu es el punto donde el misterio infinito se encuentra con la existencia concreta del hombre. La pobreza no es sólo la ausencia de lo material, sino el conocimiento de la necesidad que tenemos de los demás y de Dios. La necesidad del hombre es universal. Tanto los ricos y los poderosos como los pobres y los marginados están igualmente necesitados.

Esta necesidad es simplemente el profundo e intenso sentimiento que surge como respuesta a la interdependencia que tenemos los unos de los otros. No estamos separados de los demás ni de Dios. La sabiduría es el reconocimiento de esta interrelación. Y la compasión es la práctica de nuestra conexión. En la meditación, nos sumergimos en un nivel de realidad más profundo que el de nuestras mentes superficiales, impulsadas por el ego, y que a menudo están atrapadas en la red de ilusión y engaño de nuestra independencia y aislamiento.

Con el trabajo diario de la meditación vamos desenredándonos y saliendo de esta trampa del ego y también vamos creando un nuevo patrón de la práctica de la oración con la presencia de Dios en nuestra vida ordinaria.

Carla Cooper

Traducido por WCCM España

sábado

LA MEDITACION ES PARA TODOS ???

 A menudo se pregunta si la meditación es para todos. Necesitamos ser guiados por el abad Chapman, quien dijo: «Reza como puedas, no como no puedas». Hay diferentes maneras igualmente válidas de acceder a la Divinidad. El trabajo con el «Eneagrama» ha enfatizado que las diferentes personalidades necesitan ambientes específicos para rezar y relacionarse mejor con formas particulares de oración. La meditación es sólo una forma de entrar en contacto con lo Divino. No es la única manera. 

En la tradición cristiana se considera un aspecto complementario que profundiza y completa toda la disciplina espiritual de la oración. Laurence Freeman dice: «La meditación es la dimensión que falta en gran parte de la vida cristiana de hoy en día. No excluye otros tipos de oración y de hecho profundiza la reverencia por los sacramentos y las Escrituras».



Hay ocasiones en las que la meditación sólo es posible cuando el practicante está acompañado por un director/meditador espiritual experimentado o incluso un psicoterapeuta. Creo que esto es aconsejable en personas que sufren de depresión clínica severa o neurosis grave. Su conciencia ya está inundada de emociones y la aparición de nuevas emociones puede inclinar la balanza, a menos que se les ayude a entender el proceso de tratar con estas emociones. Aquellos que sufren una pérdida de sí mismos o una severa fragmentación de su sentido del yo, como en los trastornos de personalidad múltiple, harían bien en buscar ayuda psiquiátrica como acompañamiento a la meditación.

La meditación es una disciplina espiritual que, si se practica con seriedad, puede conducir a una transformación de la conciencia y a una transformación de toda la persona, un camino espiritual hacia una comprensión más profunda de sí mismo, de los demás y de la Realidad Divina transpersonal. Sólo cuando se practica como una disciplina espiritual nos cambiará fundamentalmente, de personas que viven en la superficie a seres humanos plenamente vivos que no son presa de distracciones y emociones superficiales. Eso es lo que Jesús quiso decir cuando dijo: «He venido para que tengan vida, vida en toda su plenitud».

Si no se sigue esta disciplina de manera seria y fiel, el efecto es sólo fisiológico, como muestra el siguiente ejemplo: hay dos tradiciones de meditación Zen, una la secta Rinzai que mira hacia el centro de la habitación y la otra la secta Soto que mira hacia la pared. Hay una historia: un meditador Zen que estaba visitando Japón entró en la sala de meditación de un templo. Se sentó, mirando al centro, se acomodó cómodamente, se quitó las gafas, para darse cuenta después de un rato de que estaba mirando hacia el lado equivocado y se giró rápidamente hacia la pared.

Se sentó en profunda meditación durante el período prescrito y cuando sonó el gong, se sintió complacido consigo mismo, se puso de pie, ¡y al hacerlo pisó sus gafas y maldijo en voz alta!

No puedo enfatizar lo suficiente la importancia de que el desarrollo espiritual, moral y emocional ocurra codo a codo. La conciencia obtenida en la meditación debe llevar a una voluntad real de cambio. De lo contrario, se produce un peligroso desequilibrio. ¿Cuántas veces oímos hablar de maestros espiritualmente – diría que psíquicamente – avanzados que tienen pies de barro?

La verdadera meditación no está orientada a los logros, ni siquiera a los beneficios para la salud. El esfuerzo por lograr y el esfuerzo voluntario de cualquier tipo nos une a nuestra mente superficial, al reino del «ego». La transformación sólo se producirá cuando «dejemos ir» nuestro yo superficial habitual, la persona que creemos ser; cuando dejemos de aferrarnos a los logros y a nuestras formas habituales de operar. Sólo entonces podemos tocar nuestro yo más profundo y la Realidad más profunda.

Kim Nataraja

JOHN MAIN, ESCRITOS Y ENSEÑANZAS

Hemos de tener claro que el Reino de los Cielos no es un lugar sino una experiencia. Nos es difícil llegar a entender así el Reino de los Cielos por las proyecciones que desencadena nuestra imaginación cuando estamos orando. Pero es vital. La educación que recibimos de niños sobre el cielo como “un lugar al que vamos después de morir” y sobre la oración como una forma de “decirle a Dios lo que queremos” ha tenido una influencia enorme y duradera en todos nosotros. Así pues, tenemos que despertar a las limitaciones de esta educación diseñada precisamente para niños. Muy a menudo, nuestra madurez espiritual se queda por detrás del nivel de desarrollo y crecimiento en otras áreas.

La experiencia de la oración es la experiencia de las consecuencias liberadoras de la trascendencia. Es la misma trascendencia hecha realidad. En la oración, damos rienda suelta en nuestros corazones al amor de Cristo. Trascendemos todas las ilusiones e imágenes que distorsionan o limitan su amor. Encontramos y sentimos nuestra propia libertad, nuestra liberación del deseo, del pecado, y de las ilusiones. Solamente en esta libertad encontramos nuestra semejanza divina y el amor de Cristo. Esta libertad es el requisito para ser auténticos y vivir en armonía con el centro del ser, nuestra fuente y nuestro origen. Llegamos a la base del ser a través de la trascendencia al otro. Siguiendo este movimiento y guiados por el Espíritu, entramos en la experiencia de ser plenamente auténticos dentro de la misma realidad abierta y fluida de Dios.

 


Fuente: Word Made Flesh. Silence and Stillness in Every Season, página 179.

Traducido por WCCM España

jueves

GRUPOS DE MEDITACION (PRESENCIAL)

 


LA CONTEMPLACION DE LA NATURALEZA Y LA ORACION SILENCIOSA



La idea de Evagrio de acercarse a Dios a través de las Escrituras, la naturaleza y la oración pura, fue un concepto fundamental para los Padres y Madres del Desierto:

Uno de los sabios de aquella época preguntó al santo Antonio: "Padre, ¿cómo puedes ser feliz cuando te privan del consuelo que aporta la lectura de los libros?". Antonio le respondió: "Mi amigo filósofo, mi libro es la naturaleza y todas sus criaturas; y este libro siempre está delante de mí cuando quiero leer la palabra de Dios".

Encontramos este mismo pensamiento expresado en el cristianismo celta: "A través de las letras de las Escrituras y de todas las especies de la creación se revela la luz eterna" (Juan Escoto Erígena, Siglo IX). Es una experiencia humana que no tiene relación con el tiempo ni el espacio. La contemplación de la naturaleza nos ayuda a dejar atrás nuestros pensamientos e imágenes que son los que oscurecen la Presencia Divina. Estoy segura de que muchos de vosotros, que leéis estas lecturas, habéis tenido en algún momento una experiencia similar en la que los límites desaparecen, se experimenta un sentido de interconexión, de admiración, se tiene la sensación de “algo más” cuando contemplamos la naturaleza, como por ejemplo, la belleza de una puesta de sol.

Esta misma experiencia también se alcanza por medio de la oración silenciosa, a la que puede llegarse desde muchas formas de oración. Pero para mí es especialmente la meditación la que permite que esto suceda. La clave en todo ello es dejar atrás pensamientos e imágenes, incluso acerca de Dios: "Cuando estés orando, no pienses en la Divinidad como una imagen formada dentro de ti. Evita también que tu espíritu se vea impresionado por el efecto de alguna forma particular, sino que, libre de toda materia, acércate al Ser incorpóreo y lograrás comprender esta gradual eliminación de todas las imágenes y formas del yo y de Dios, que te permitirá el contacto directo con la Realidad Divina”.

Las dos etapas del viaje espiritual a las que hacía referencia Evagrio, la "praxis" y la "theoria", la oración, la purificación de las pulsiones del ego y la contemplación van de la mano. No estamos hablando de un proceso lineal; no es una cuestión de convertirnos en un ser completo antes de alcanzar la contemplación. Es un proceso de diferentes niveles de conciencia que a veces pueden superponerse y otras veces se hacen más profundos. De hecho, como hemos visto en lecturas anteriores, un repentino y profundo nivel de conciencia, una 'metanoia', un cambio de rumbo, una nueva forma de ver la realidad, es a menudo el comienzo del viaje. Sin embargo, no debemos suponer que sólo con nuestro esfuerzo llegaremos a la Presencia, pues la gracia tiene un papel igualmente relevante, como subraya Evagrio:

"El Espíritu Santo se compadece de nuestra debilidad y, aunque somos impuros, a menudo viene a visitarnos. Si descubre que nuestro espíritu le reza por amor a la verdad, entonces desciende sobre él y disipa todo el ejército de pensamientos e ideas que le acosan. Y él también lo anima al trabajo de la oración espiritual".

No tenemos que ser perfectos al comienzo de nuestra peregrinación hacia nuestro verdadero Ser y hacia el Cristo que habita en nosotros. Todo lo que tenemos que hacer es perseverar fielmente en nuestro viaje de oración y estar abiertos a que se produzca el cambio. Deja ir el miedo para que el amor pueda ocupar su lugar.

Kim Nataraja

Traducido por WCCM España

lunes

DESPERTANDO A LA BELLEZA INFINITA

Después de la primera meditación de esta mañana, como de costumbre, tenía veinte minutos antes de la segunda meditación. Normalmente leo, pero como la mañana era tan fresca y hermosa, di un paseo y me encontré leyendo el libro de la naturaleza. No fue difícil. No había necesidad de medir las emisiones de nitrógeno o hacer teología. El canto de los pájaros, la pureza del aire y la intensidad del silencio fueron suficientes. Un sonido que había escuchado antes pero que no pude identificar se volvió claro como el cristal cuando un pájaro se abalanzó con una singular nota áspera. Las ranas han comenzado su concierto cacofónico. Debido a las lluvias, el lago está maravillosamente lleno y los peces son grandes. Jean Christophe ha cortado la hierba y su perfume promete días tibios por venir.





Con el coronavirus, ¿la naturaleza nos quiere castigar por cómo la tratamos? Podemos decir eso. Eso es lo que está pasando según el karma. Pero lo que más sucede es que podemos despertar a la infinita belleza de la naturaleza y el reino animal. ¿Quién no se enamora de la belleza? ¿Y quién puede dañar lo que ama amándolo?


Así que caminé en el aire fresco de la mañana, entre olores y sonidos, pero al mismo tiempo pensando en los peligros que nos rodean y en la soledad y el miedo que sufren tantas personas. Pensé en mis pecados. Pero aún más sentí la gracia asombrosa que nos devuelve la vista cuando nos hemos quedado ciegos.

La belleza salvará al mundo.

 Wccm Italia 

Extracto de Laurence Freeman OSB, “Reflexión Cuaresmal” del Centro Bonnevaux para la Paz, 24 de marzo de 2020

jueves

GRUPO DE MEDITACION EN LINEA

 




LA VOCACION HUMANA

 


Evagrio Póntico, quien inicialmente formó parte de la Iglesia ortodoxa establecida en el siglo IV, contribuyó de forma intensa en todos los debates y asambleas en los que fue definiéndose la Iglesia primitiva, los cuales versaban fundamentalmente sobre quién era realmente Jesús y qué significado tenían su vida y su enseñanza. Evagrio poseía unas extraordinarias dotes como orador, escritor y pensador.

Por motivos personales, decidió retirarse de la vida mundana convirtiéndose en “Padre del desierto” y llegó a ser un verdadero “Abba” para los demás monjes, que le admiraban y respetaban profundamente. Siempre estuvo muy solicitado como guía espiritual por parte de los hombres y mujeres cristianos que como él se habían retirado al desierto egipcio para llevar una vida verdaderamente cristiana, continuando el ejemplo de Jesús.

Evagrio llevó una vida extremadamente ascética totalmente dedicada a la oración, siguiendo exactamente el mensaje que describe este pasaje del Evangelio: "Ve, vende tus posesiones y dáselas a los pobres, y toma tu cruz para que puedas orar sin distracción". Orar y seguir a Jesús era una misma cosa y para Evagrio significaba igualmente eso. Él puso mucho énfasis en la oración privada: “La vanagloria nos recomienda orar en los mercados, pero todo aquel que se resiste a ello, reza en su habitación privada”.

Por su experiencia, tanto en la vida mundana como en su retiro en el desierto, apreciaba la importancia de la teología y la de la fe o la experiencia espiritual real. Él no separaba ambos aspectos. Decía: “Si eres un teólogo, realmente oras. Y si realmente oras, eres un teólogo”. La teología y la oración contemplativa fueron de la mano en los primeros siglos del cristianismo.

Evagrio estaba absolutamente convencido de que la vocación del hombre es descubrir la "imagen" divina en su interior y alcanzar esa "semejanza" divina. Él imaginaba este viaje espiritual en dos etapas: 'praxis' y 'theoria'. 'Praxis' significa el camino espiritual, practicando la oración que nos ayuda a llegar al autoconocimiento, a comprender nuestros deseos impulsados por el ego que nos bloquean el acceso a nuestro verdadero Ser. Cuanto más sepamos quienes somos realmente, más podremos soltar nuestros defectos y actuar desde nuestras virtudes.

'Theoria' es la contemplación de Dios. A su vez, la “Theoria” consiste en dos etapas. La naturaleza, la creación de Dios, es el primer nivel de contemplación, es la manifestación de lo que no vemos. La creación, incluidos nosotros, se considera esencialmente buena; por lo tanto, nos permite llegar desde la realidad superficial ordinaria a la Realidad Divina: "A través de la creación del resto de criaturas Dios ha hecho posible que los que se encuentran alejados de Él, vuelvan a acercarse a conocerle a Él y a su Amor. Por tanto, no solo las Escrituras sino también la naturaleza misma nos lleva a un sentido de "conocimiento", un sentido de interconexión, de admiración”.

El segundo nivel de contemplación que describía Evagrio es la contemplación de lo que no podemos apreciar a través de los sentidos sino “por medio de una simple mirada del espíritu". Esta es la oración "pura", y sólo puede darse si vamos más allá de la capa superficial, si vamos eliminando gradualmente todos los pensamientos, imágenes y formas. Es el paso de la multiplicidad a la simplicidad. Y esto es la meditación.

Kim Nataraja

Traducido por WCCM España

martes

LA FUENTE DE LA VIDA

 Extracto del libro de John Main “Momento de Cristo” (New York: Continuum, 1998), pág. 76-78

Todas las grandes tradiciones espirituales han sabido que, en la profunda quietud, el espíritu humano comienza a conocer su propia Fuente. En la tradición hindú, por ejemplo, los Upanishads hablan de Aquél que creó el universo como alguien que mora en nuestro corazón.


El espíritu mismo es descrito como El que ama a todos en el silencio. En nuestra propia tradición cristiana, Jesús nos dice que el Espíritu mora en nuestro corazón y que es el Espíritu del Amor. Este contacto interno con la Fuente de la Vida es crucial para nosotros. Porque sin él apenas podríamos comenzar a sospechar del potencial que nuestra vida tiene para nosotros. El potencial que tiene es que debemos crecer, que debemos madurar y llegar a la plenitud de la vida, a la plenitud del amor y a la plenitud de la sabiduría. El conocimiento de ese potencial es de suprema importancia para cada uno de nosotros. En otras palabras: lo que cada uno de nosotros tiene que hacer y a lo que cada uno de nosotros está invitado es a comenzar a entender el misterio de su propio ser así como el misterio de la vida misma.

En la visión proclamada por Jesús, cada uno de nosotros está invitado a comprender lo sagrado de nuestro ser y de nuestra vida. Es por eso que la segunda prioridad es de gran importancia: debemos permitirle a nuestro espíritu el espacio suficiente para su expansión. En la tradición de la meditación, este espacio para la expansión del espíritu se encuentra en el silencio. Y la meditación es, a la vez, una forma de silencio y un compromiso con el silencio que crece en cada aspecto de nuestras vidas. Se convierte en un silencio que sólo podemos describir como el silencio infinito de Dios, el silencio eterno.

Y es en este silencio donde comenzamos a encontrar la humildad, la compasión, la comprensión que necesitamos para la expansión de nuestro espíritu. Muchos pensadores de hoy en día están empezando a ver que el crecimiento espiritual, la conciencia espiritual, es la más alta prioridad para nuestro tiempo. Pero la cuestión es: ¿cómo entramos en este camino?

Ahí es donde la tradición de la meditación es de suma importancia para nosotros como una tradición de compromiso espiritual. A lo largo de los tiempos, sigue siendo una tradición disponible para cada uno de nosotros. Lo único que hace falta es que nos iniciemos en la práctica. Tenemos que dedicarle el tiempo necesario, estar dispuestos a realizar este trabajo de contactar con la Fuente de la Vida y a preparar el espacio suficiente en nuestras vidas para la expansión del espíritu. La profundización de la fe y la práctica real de la meditación son muy simples: toma tu palabra y repítela incesantemente durante el tiempo de oración. Ello te llevará a contactar con la esencia de tu ser y descubrirás que el mantra está enraizado en el centro de tu corazón, el centro de tu ser y que tu ser está enraizado en Dios, el centro de todo ser.

Carla Cooper

Traducido por WCCM España

domingo

Paraliturgia desde Bonnevaux 05.03.2023

GRUPO PRESENCIAL, ZONA NORTE GBA

 


CUALES SON NUESTROS DEMONIOS ???

 Según Evagrius, la forma de identificar nuestros ' demonios' personales es doble: mediante la oración/meditación y mediante el esfuerzo para llegar al autoconocimiento y la conciencia. Aquí se juega un papel importante al ' observar los pensamientos': “Si hay algún monje [ser humano] que desea tomar la medida de algunos de los demonios más feroces..., entonces que vigile atentamente sus pensamientos. ..Que note bien la complejidad de sus pensamientos,…..los demonios que los provocan. Entonces que pida a Cristo la explicación de los datos que ha observado”.                                                                                                             


Los pensamientos en general, por supuesto, no son malos en sí mismos. 
Sólo cuando un pensamiento o deseo resuena fuertemente con un patrón de pensamiento negativo, la energía emocional normal se vuelve 
'demoníaca' y entonces nos vemos impulsados a una acción malsana. Necesitamos prestar a estos pensamientos significativos y sus asociaciones la atención que merecen. Son los únicos indicadores que tenemos de lo que realmente nos motiva para bien o para mal. Pero su última frase es la importante. No podemos alcanzar la comprensión y encontrar la curación por nuestra cuenta. Ninguna explicación racional es suficiente. Es solo la guía del Cristo resucitado en nuestro interior lo que nos ayuda a llegar a la conciencia y la percepción. 

En este contexto hay dos formas de oración: la oración profunda y silenciosa y la oración discursiva . Cristo resucitado nos da la percepción inicial necesaria en el silencio de la oración pura . Luego nos guía a medida que profundizamos en esta percepción en otros momentos de la oración discursiva . Este es el proceso que Evagrius describe como 'observar los pensamientos', un proceso muy similar a lo que hoy en día se llama 'mindfulness'.Comenzamos con los pensamientos recurrentes que pasan por nuestra mente, tomando conciencia de las conexiones y asociaciones entre ellos. Entonces necesitamos dar un paso atrás al sentimiento que subyace al pensamiento. Los sentimientos son pensamientos que sentimos en nuestro cuerpo antes de que les demos forma en palabras. El problema es que estamos condicionados a ignorar nuestros sentimientos debido a su naturaleza aparentemente irracional. Son, sin embargo, el primer indicio que tenemos, que hay algo que se mueve en nuestra profundidad inconsciente. Por lo tanto, debemos tomar conciencia y reconocer nuestros sentimientos en lugar de reprimirlos. A menudo, según Evagrius, una sensación de algún tipo: un sonido, la forma en que cae la luz y, especialmente, un sabor u olor evoca la sensación. Vinculada con este sentimiento hay una fuerte emoción que proviene de recuerdos condicionados. Nuestros 'demonios'Despierta: ¿Me siento no amado? ¿Inseguro? ¿Devaluado? ¿Impotente? Reconocer estos 'demonios', reconociendo su fuerte influencia sobre nuestra motivación y comportamiento, alterará nuestras acciones reflejas automáticas y eliminará los bloqueos en nuestro camino espiritual. Pero Evagrius subraya que esto sólo es posible con la ayuda de Cristo y la contemplación.

Este es el paso que todos debemos dar: de la meditación como relajación que conduce a una sensación de paz, a la meditación como camino hacia el conocimiento de sí mismo y, por tanto, del conocimiento de Dios: “ Por meditación entiendo no sólo el trabajo de la oración pura, sino todo el campo de vida del autoconocimiento que impulsa”. (Laurence Freeman 'Jesús, el maestro interior)

Kim Nataraja, 17 febrero 2023

 


jueves

JOHN MAIN OSB, ESCRITOS Y ENSEÑANZAS


 Tal y como Jesús nos dijo “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. Sin lugar a duda, este peregrinaje es arduo y exigente. Hace falta disciplina para desviar la atención de uno mismo, abandonar nuestros pensamientos, y mirar al frente de todo corazón. La persona que medita es como el ojo que puede ver, pero no puede verse.

 

Este es un viaje que exige fe, es decir, compromiso. Exige un compromiso a lo que hay más allá de nosotros, a aquello que es más grande que nosotros mismos. Así pues, el viaje exige humildad para dejar de pensar en nosotros mismos. Y esto quiere decir que según vamos recorriendo camino, tenemos que seguir soltando cualquier noción de progreso.

 

En cuanto empezamos a meditar nos preocupamos por nuestro progreso y por el nivel de perfeccionamiento de nuestra técnica, pero tenemos que aprender a soltar. Éste es el reto que nos lleva a repetir continuamente nuestro mantra, desde el principio de nuestra meditación hasta el final. Tenemos que entender claramente que no hay otra forma de soltar.  

 

 

Fuente: Word Made Flesh. Silence and Stillness in Every Season, página 199.

Traducido por WCCM España