viernes

LA MEDITACIÓN CREA COMUNIDAD


 

DE LA INESTABILIDAD A LO REAL

 Hoy en día vivimos en un mundo muy inestable. Parte de ello es que nosotros, personalmente, no estamos muy arraigados y como resultado, hay mucha gente inestable, insegura, e incierta. La visión inicial del cristianismo era ver la vida como algo triunfantemente bien arraigado. San Pablo habla constantemente de que nuestras vidas deben estar arraigadas a Cristo, arraigadas en Él, fundadas en Él.

 

Pero desde entonces la historia se ha visto sujeta a muchas presiones sociales. Por ejemplo, la presión de la moda que engendra el deseo de conformar a una imagen externa y que la gente espera eso de nosotros. Aún si la imagen es conformista o no-conformista, nos convierte en esclavos forzados del deseo de complacer.  Muchas veces no podemos ser nosotros mismos porque no nos experimentados como arraigados en algo real, con una identidad sólida de nuestra elección. Desde luego, causa y efecto se confunden en este mundo. Cuando el mundo es inestable, esto tiene como consecuencia relaciones pobres. Si no estamos seguros de nosotros mismos, entonces es muy difícil salir y encontrar a otros y amarlos. Y como no sabemos qué pensamos de nosotros mismos, estamos siempre tratando de adivinar lo que los otros piensan de nosotros. Si nos vemos como insignificantes, buscamos la fama y envidiamos a aquellos que la tienen. Pero la visión cristiana tiene un entendimiento diferente a ofrecer sobre lo que significa ser humano, incluso hoy.
 
La idea de San Pablo de vivir nuestras vidas “en unión” con Cristo significa que podemos estar firmemente arraigados en la realidad. Como lo decía San Juan Climacus, “no nos importa si el mundo nos alaba o nos critica”, porque estamos arraigados a lo que es, en aquel que es. Si estamos arraigados en el Amor, todo lo que nos importa es el Amor. No nos preocupa el tratar de proyectar una imagen correcta de nosotros y, sobre todo, no estamos tratando de ser aceptados por otros. 
 
La verdad que conocemos, y la conocemos con absoluta certeza, es que somos “aceptados”. La verdad, y esta verdad está abierta para que todos descubramos que somos infinitamente amados. De nuevo, debemos de experimentar esto por nosotros mismos. Nuestro escepticismo moderno traiciona a nuestra habilidad de confiar. Detrás de eso, está la erosión de la creencia causada por la falta de experiencia personal. Cuando el hilo entre la creencia y la experiencia se torna muy delgado, nos quedamos en un punto de quiebre. 
 
Por lo tanto, debemos de conocer nuestro valor real y amable con la confianza personal que nace de la experiencia y que florece en nuestro corazón. Esta es la razón a lo que nos lleva el peregrinaje de la meditación. Cuando meditamos enfocamos la atención a lo que es y a lo que es esencial. La esencia de lo que significa estar vivo en relación a nuestra unión con nuestro creador. La esencia de la visión cristiana es que el Espíritu de Dios habita en nuestro corazón. Es el espíritu de la compasión, de la comprensión, del perdón y del Amor. En la meditación nos experimentamos como amados, como perdonados y como aceptados – no solo medio aceptados. Cuando conocemos esto en relación a Dios no vamos por ahí prestándonos y tratando que los otros nos acepten.

 
John Main, OSB
Del libro: The Heart of Creation

LA MEDITACIÓN CREA COMUNIDAD


 

DIFERENTES FORMAS DE ORACIÓN


En la “Conferencia 9” de Juan Casiano, Abba Isaac, uno de los Padres del Desierto, comienza a transmitir enseñanzas sobre la oración a Casiano y a su amigo Germano. Primeramente les habla de que existen diferentes formas de orar: “El apóstol (San Pablo) define cuatro tipos de oración”.

“Mi consejo es que ante todo, se hagan súplicas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres” (1 Tim 2,1). Ahora podemos estar seguros de que esta división no fue hecha a la ligera por el Apóstol. Abba Isaac continúa dando explicaciones detalladas de los tipos de oración mencionados y de cuándo son apropiados. Y concluye: “Por lo tanto, todas estas formas de oración son muy valiosas para los hombres y, ciertamente, necesarias”.

Incluso ilustra cómo Jesús empleó cada uno de estos tipos de oración. Continúa con una explicación de la oración que Jesús nos enseñó, el “Padre Nuestro” y se refiere a ella como la más perfecta de las oraciones. Y finalmente llega a la oración más deseable para todos: “la oración pura”, “la contemplación”, cuando ya no somos conscientes de que estamos orando. Cita a San Antonio: “La oración no es perfecta cuando el monje es consciente de sí mismo y de que está orando”. Abba Isaac destaca que todas las formas de oración pueden conducir a la “oración pura”. Lo que se necesita para ello es fe y perseverancia.

Luego anima a sus discípulos a “seguir el precepto del Evangelio que nos enseña a entrar en nuestra habitación (Mateo 6,6) y cerrar la puerta para que podamos orar a nuestro Padre. Oramos en nuestra habitación cuando alejamos completamente nuestros corazones del ruido de los pensamientos y las preocupaciones y revelamos nuestras oraciones al Señor, en secreto, como si fuera algo íntimo. Oramos con la puerta cerrada cuando, con los labios cerrados y en silencio total, rezamos al buscador, no de voces, sin de corazones”. Aquí, Abba Isaac esboza la base de la contemplación sin decirles con detalle cómo “entrar en nuestra habitación”. Sin embargo, en su siguiente Conferencia sí que explica cómo hacerlo, ya que Casiano y Germano demuestran que están preparados para este tipo de oración al hacer la pregunta correcta. Aquí es donde llegamos al camino de la oración que John Main descubrió, para su satisfacción, en las enseñanzas de Casiano: orar mediante la repetición de una “fórmula” que lleva a la contemplación.

Isaac no restringe esta oración a determinados momentos del día, pero sí pide a Casiano y a Germano que sea una “oración incesante”: “Deberías meditar constantemente este versículo en tu corazón. No debes dejar de repetirlo cuando estás realizando cualquier trabajo o cuando estás de viaje. Debes repetirlo en tu interior, mientras duermes, mientras comes y cuando atiendes a las necesidades de la naturaleza”.

Vemos que, aunque no podemos negar la importancia de esta forma de oración tanto para nosotros como para los primeros cristianos, debemos recordar que es sólo una forma más de oración. Laurence Freeman emplea la metáfora de una rueda para representar la oración. “Piensa en la oración como en un gran rueda. La rueda lleva toda nuestra vida hacia Dios. Los radios de la rueda representan cada una de las formas de oración. Oramos de diferentes maneras, en diferentes momentos y según nos sentimos. Los radios son las formas o expresiones de oración que convergen en el centro de la rueda, que es la oración de Jesús mismo. Todas las formas de oración son válidas. Todas son eficaces. Todas participan de la oración de la conciencia humana de Jesús que habita en nosotros por medio de la gracia del Espíritu Santo” (Laurence Freeman).

Kim Nataraja

Traducido por WCCM España

  

jueves

LA MEDITACIÓN CREA COMUNIDAD


 

LA VENTANA DE LA CONCIENCIA

 ¡Debemos de tener cuidado con los superlativos! Debemos tener cuidado con nuestro propio entusiasmo pues si usamos demasiados superlativos podríamos olvidar la humildad de la tarea, lo ordinario del camino. Lo ordinario es simplemente que cada mañana y cada tarde de nuestras vidas, nos enfoquemos, nos recojamos. Nos volvemos conscientes, nos volteamos en dirección al centro divino y nos enfocamos. Y lo hacemos con la simple repetición de nuestra palabra.  Desaparecemos todas las imágenes que pueden construir un muro entre nosotros y la realidad, rompiendo todos los símbolos y permitiendo que la pura y brillante luz de la realidad, la luz clara del Espíritu de Dios brillando, como lo dice San Pablo, en nuestros corazones, para que sea la suprema realidad para nosotros. 


Esta tarea no es tan difícil para nosotros. No tenemos que recorrer mares para encontrarla. No tenemos que pedirles a otros que lo hagan por nosotros. Esta realidad está muy cercana a nosotros. Está en nuestro corazón si solo nos tomamos la molestia de buscar primero el Reino de Dios, el Reino que ya está en nuestro corazón. Es este el Reino de Dios que Jesús mismo estableció en nuestros corazones y que requiere simple fidelidad. Es, entre otras cosas, lealtad al sentido común; el sentido común que nos dice que debemos retornar constantemente a beber, beber profundamente, de la fuente de la vida. Al beber profundamente toda nuestra vida se enfoca como una consecuencia. Una vez que estemos enfocados al centro divino nada de la vida o de la muerte es obscuro.

San Pablo tiene una maravillosa descripción de esta experiencia:

´Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.´ (Rom 12:1-2).

Esta es una maravillosa descripción de la meditación. ´”Mantengamos nuestras mentes, para que sean rehechas.” Repetir el mantra es, como si estuviéramos limpiando la ventana de la consciencia para que nuestra consciencia se llene de su Amor que nos transforma. Lo que transforma toda nuestra naturaleza y que nos ilumina es que, al ser transformados, buscamos lo que es bueno y perfecto y la voluntad de Dios se ve clara.




John Main, OSB
Del libro: The Heart of Creation
Canterbury Press, 2007
Traducido por Lucía Gayón

miércoles

LA LUZ DEL SER

 



Extracto de LIGHT WITHIN de Laurence Freeman OSB, (Londres: Canterbury, 2008), págs. 85-87.


Si nos sentimos aislados de quienes están a nuestro alrededor es porque estamos aislados de nosotros mismos. Sólo cuando sabemos quiénes somos podemos ser quienes realmente somos y podemos comunicarnos con los demás. Pero, ¿qué nos impide realmente llegar a nuestro verdadero ser? La meditación nos da una respuesta muy simple. Una respuesta que, precisamente porque es simple, nos resulta difícil: nada. No hay nada entre nosotros y nuestro ser real. Nada, excepto la falsa idea de que existe algo entre ambos. Esa falsa idea es lo que llamamos ego.

En nuestros momentos de meditación, por la mañana y por la tarde, accedemos a otro nivel de autoconciencia. Primero aprendemos a dejar atrás todas las ideas. Luego, en el siguiente nivel de conciencia, nos separamos de la imaginación y dejamos atrás todas las imágenes. Cuando hemos conseguido esto, somos simplemente nosotros, sin capas, desnudos. Esto es lo que Jesús llamó "pobreza de espíritu".

Es una hermosa pobreza de espíritu. Es un estimulante camino a seguir. Aunque haya momentos en que sea arduo, no deja de ser un bello y sereno camino. Es una gran pobreza porque nos libera del ego y nos permite ver la luz de nuestro ser real y saber que somos parte de esa misma luz. El mantra nos lleva a través de las capas del pensamiento, del lenguaje y de la imaginación hacia la luz pura de la plena conciencia. El mantra es simplemente el foco que nos lleva al centro donde resplandece la luz del yo real.

Es posible que lleves tiempo meditando y no sientas que esto sucede. Pero no te inquietes. No busques que ocurra nada. Si perseveras, con fe, tu propia vida irá brillando de forma lenta pero profunda gracias a esa luz interior y sabrás que esa luz está allí, en todo.


Carla Cooper

Traducido por WCCM España


domingo

MISA DESDE BONNEVAUX - DOMINGO 25 DE SEPTIEMBRE DE 2022

AUTOCONCIENCIA VERSUS AUTOCONOCIMIENTO


La importancia otorgada a la intuición, que resulta en un verdadero autoconocimiento, se pone de manifiesto en el consejo esencial dado por maestros espirituales y filósofos a lo largo de la historia: " Hombre, conócete a ti mismo". Se nos alienta no solo a conocer el 'ego' y la forma en que está motivado, lo que conducirá a la posibilidad de cambio, sino también al conocimiento del 'Ser' , la conciencia de nuestro ser total y de lo Divino interior. “ Cuando os conozcáis a vosotros mismos, entonces seréis conocidos y comprenderéis que sois hijos del padre viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, entonces estáis en la pobreza, y sois pobreza”. (Evangelio de Tomás 3)

Mientras que el autoconocimiento es esencial, la autoconciencia, sin embargo, forma una poderosa barrera para el conocimiento de nuestro "yo" más profundo y nos ciega a la Realidad Última. La autoconciencia es, por supuesto, la característica única de los humanos, que nos distingue, hasta donde sabemos, de otros seres sintientes. Pero el problema es que usamos esta habilidad de manera restringida: en lugar de ser una conciencia de todo el ' yo' , la limitamos y enfocamos estrechamente en todos los pensamientos superficiales del ' ego'.Entonces usamos la autoconciencia exclusivamente como una herramienta de supervivencia. La mayoría de nuestros pensamientos giran en torno a nuestras propias preocupaciones de una forma u otra, tratando de aprender de nuestro pasado y planificar el futuro por el bien de la supervivencia. Nuestros recuerdos del pasado, por supuesto, pueden ser una ayuda constructiva para dar forma al presente y planificar el futuro. Pero a menudo el resultado es que vivimos solo en el pasado y el futuro y pasamos por alto el momento presente.

No es que nuestro 'ego' no sea importante. Especialmente en la primera parte de nuestra vida dependemos de nuestro 'ego' y lo necesitamos para estar sanos y bien adaptados. Esta es la primera parte de un desarrollo que Jung llamó el proceso de "individuación" . Además, siempre conservaremos la necesidad de la sabiduría del ' ego', ya que nuestras habilidades de supervivencia seguirán siendo necesarias para tratar con madurez y realismo tanto con el mundo externo como con el interno. Pero debemos recordar que la conciencia del 'ego' de la que estamos orgullosos está en la superficie y en constante cambio, determinada por nuestras preocupaciones actuales. Es la sabiduría permanente más profunda del 'yo'residen en el Inconsciente que necesitamos traer a la conciencia. Necesitamos un desarrollo del 'ego' que vaya de la mano con la creciente conciencia del ' yo' espiritual. Necesitamos un cambio de énfasis del 'ego' al 'yo' . 

La atención unidireccional de la meditación ayuda a que se produzca este cambio. Al dejar atrás los pensamientos, dejamos atrás el pasado y el futuro y el mantra nos mantiene en el momento presente. Entonces nuestro 'ego' se convierte en un centro consciente que acepta material inconsciente en su visión y que se ve a sí mismo como parte integral del todo. Entonces operamos desde una base equilibrada usando todos nuestros recursos, todas nuestras habilidades conscientes e inconscientes, racionales e intuitivas. 

Esta es la segunda parte del proceso de 'individuación' donde llegamos a una “síntesis de los elementos conscientes e inconscientes de la personalidad”. Este verdadero autoconocimiento que conduce a la integración psicológica y la totalidad no es por sí mismo, sino como un trampolín para experimentar la Realidad Última: “ la realidad que llamamos Dios primero debe descubrirse en el corazón humano; además, no puedo llegar a conocer a Dios a menos que me conozca a mí mismo”. (Maestro Eckhart) . 

(Extracto de 'Bailando con tu sombra' - Kim Nataraja)

 

UNIDAD DE TODOS


Un extracto de Laurence Freeman OSB, "Unity" en FIRST SIGHT : The Experience of

Faith

La civilización se basa en la fe, no en la tecnología. La fe conduce a la creencia en la bondad y la igualdad humanas, a la confianza en nuestro prójimo, a un sentido del bien común en lugar de una simple ventaja egoísta, a una pasión por la justicia y a una valentía por la compasión que se extiende a los vulnerables. Da poder al perdón y la paciencia en tiempos de traición y conflicto. 

 

La civilización también descansa sobre la fe sostenida en el futuro, creyendo que todo tiene un sentido, que no hemos alcanzado la perfección pero que no nos vamos a rendir. La sociedad civilizada se basa en la creencia nacida de la fe de que tenemos algo que vale la pena dejar para que la próxima generación lo haga mejor de lo que pudimos hacer. 

 

La meditación comienza y termina en la fe. Expresa la unidad de todos en el espíritu, como todos los actos sagrados inspirados por el amor y la compasión. 

Carla Cooper, 22 septiembre 2022

jueves

LA MEDITACIÓN ES LO SIMPLE




Una de las cosas que debemos comprender claramente es que la meditación, en esta búsqueda de sabiduría y Amor, debe de llevarse a cabo de una forma ordinaria y natural. La meditación debe de ser construida en el tejido ordinario de cada día de la vida. Debemos de aprender a ver la vida como un todo creada por lo divino, en armonía con lo divino. 


Para poder estar en condición para estas grandes tareas de la vida, debemos aprender a ser humildes en las tareas humildes. La meditación es un peregrinaje muy simple y muy humilde que nos prepara para enfocar nuestras vidas al centro divino. Nuestras vidas están alimentadas por la energía espiritual, la energía que emerge de la raíz de todo ser. La invitación que cada uno ha recibido es descubrir quiénes somos, descubrir nuestro destino, ir más allá de las limitaciones que separan nuestro ser y estar unidos con aquél que lo es todo. En ese ir más allá de nosotros, nos encontramos a nosotros mismos. Y encontramos nuestra capacidad ilimitada para desarrollarnos, con libertad y con Amor.


 
John Main, OSB
Del libro: The Heart of Creation
Canterbury Press, 2007
Traducido por Lucía Gayón

miércoles

EL CRISTIANISMO EN ORIENTE Y OCCIDENTE


 

Este importante resurgir de la oración contemplativa cristiana se prolongó durante casi dos siglos en los desiertos de Egipto, Palestina y Siria. Juan Casiano fue quien la introdujo en Occidente a principio del siglo V. Fundó dos monasterios en Marsella, en el año 415, uno para mujeres y otro para hombres.

A través de sus obras “Instituciones cenobitas” y “Conferencias” transmitió su conocimiento y experiencia sobre las primeras comunidades cristianas del desierto y de lo aprendido, especialmente de Evagrio. En los escritos de Juan Casiano fue donde John Main encontró la meditación: una disciplina para calmar la mente con la repetición de una breve fórmula o frase de oración (Salmo 69). Más adelante, San Benito citó a Casiano con frecuencia en su “Regla” y animó a sus monjes a que leyeran las Conferencias de Casiano diariamente. Pero a finales del siglo VI, esta práctica que conduce a la contemplación se convirtió en clandestina durante la Edad Oscura que precedió a la migración de los grupos germánicos y la desintegración del Imperio Romano Occidental. Se convirtió en competencia exclusiva de unos pocos místicos floreciendo y extendiéndose algo más durante ciertos períodos de agitación e inseguridad. Hasta que en nuestro siglo, John Main redescubrió este camino de oración y lo difundió como apropiado para todos.

Sin embargo, en Oriente, este camino de oración continuó alimentando la espiritualidad de la Iglesia Ortodoxa. Las enseñanzas de los monjes del desierto del siglo IV, escritas por Evagrio y Diadoco de Fótice entre otros, continuaron ejerciendo gran influencia, especialmente su exhortación a “orar continuamente” repitiendo una frase corta. Esta forma contemplativa de oración fue conocida por primera vez como la “Oración del Nombre”; después, como la “Oración del Corazón” y, eventualmente, se convirtió en la “Oración de Jesús”.

Los orígenes de la “Oración de Jesús” en sí mismos se remontan a los Evangelios:

Bartimeo el ciego, grita y repite: “¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!” (Marcos 10,47) y el publicano que dice “¡Oh Dios, ten misericordia de mí, pecador!” (Lucas 18, 10-14), es alabado por Jesús.

Los teólogos más famosos que enseñaron la “Oración de Jesús” fueron San Simeón el Nuevo Teólogo (s. X), San Gregorio Palamás (s. XIV), San Nicodemo de la Santa Montaña y San Serafín de Sarov (s. XVIII) y San Teófanes el Recluso (s. XIX).

La “Oración de Jesús” fue llevada por los misioneros griegos a Rusia, donde en el siglo XX la traducción de la “Filocalia” y la obra anónima clásica del siglo XIX de la espiritualidad ortodoxa rusa “El peregrino ruso”, llamaron de nuevo la atención de Occidente hacia esta manera de orar. Igual que la visión de John Main, se convirtió en una forma de orar para la gente común, en todos los ámbitos de la vida, en lugar de quedar restringida a unos pocos místicos.

Es hermoso comprobar cómo de una misma fuente, la Espiritualidad del Desierto y especialmente las enseñanzas de Evagrio, surge una forma de oración que actualmente es considerada por el cristianismo occidental y oriental como una verdadera forma de oración para los cristianos comunes.

Kim Nataraja

Traducido por WCCM España

 

martes

REFLEXIÓN DE UNA OBLATA


No suelo pasar tanto tiempo sin escribir, pero han sido días de mucha introspección-de hecho, creo que todo este año ha sido de conocimiento y crecimiento interior.  A veces cuestiono por qué me llega todo esto tan tarde en mi vida. ¿Porque no viví esto cuando podía tener un mayor impacto en el mundo? Pero en mi vida hoy toda pregunta se hace y se responde en el silencio. Allí donde no escucho, pero siento que todo está bien y todo estará bien. No me corresponde cuestionar.  

El autoconocimiento-hablamos tanto de el hoy y de hecho en todas las tradiciones nos hablan de la importancia de conocerse y de despojarse, de dejarse ir. Sin embargo, cuando uno es adulto joven, inmerso en el mundo, nos parece muy poco práctico y para nada urgente, ya que apenas nos alcanza cubrir todas las áreas de la vida cotidiana. Y sin embargo si algo pudiera compartir con los jóvenes sería la importancia de parar, respirar, meditar para poder revisar su vida justamente para que no quedar atrapado por la superficialidad del mundo, por la reactividad del mundo. 

En un curso que estoy haciendo hablábamos de los remordimientos, del hacer las paces con los remordimientos. Y si. No queda de otra. Sin embargo, si tan solo pudiéramos parar, respirar y reflexionar si esta acción, esta actitud, esta forma de reaccionar de vivir me va a llevar al remordimiento en el futuro – analizar cómo me voy a sentir al mirar para atrás y saber que habiendo podido elegir otro camino no lo hice.  Tantas veces nos quedamos en el molde, o en un patrón de comportamiento que no nos sirve, que nos daña y aún más triste, daña a nuestros seres queridos. ¿Y lo hacemos-tal vez por orgullo? tal vez por arrogancia? Tal vez por mantenernos tan ocupados que no tenemos tiempo ni espacio para revisar nuestra vida.  

Al meditar gentilmente se va abriendo ese espacio de escucha-de escucha a nuestra propia alma que clama por calma, por gentileza, por bondad, por amor.  Y que, al encontrarlo y relajarse en ese amor, el alma se recarga para poder brindar y reflejar esa luz a los demás.  

Bendiciones queridos meditadores…seamos fieles a esta práctica y a nuestros grupos semanales para dar luz en estos momentos que tanta falta hace!

Mary Mayer (Obl benedictina de la WCCM Paraguay)

lunes

EL PODER DEL LENGUAJE



El tambien dijo : "Es mejor comer carne y beber vino, que comer la carne de los

propios hermanos con calumnias" (Abba Hiperequio)


 Los chismes y las calumnias estaban mal vistos, porque formaban parte de juzgar a los demás. Pero había otra razón: los ermitaños del desierto estaban convencidos del poder del lenguaje para curar o dañar. Necesitamos recordar que el siglo III era todavía en gran parte una cultura oral. Las palabras habladas se consideraban potentes, especialmente las de las Escrituras y las palabras pronunciadas por Abbas y Ammas. Usarían palabras de crítica a los jóvenes ermitaños, pero solo para corregir su comportamiento y ponerlo en línea con las Bienaventuranzas. Eran, sin embargo, 'puros de corazón', y no había sentimientos ni motivos egocéntricos inconscientes detrás de sus palabras y comportamiento. En consecuencia, las suyas fueron palabras de poder que sanaron y renovaron la vida. También eran muy conscientes del daño que podía causar una palabra descuidada. Consideraron cuidadosamente cuándo hablar y cuándo callar. De ahí la importancia que le daban al silencio en general entre los ermitaños y su consejo de no hablar a menos que fuera necesario. Evitó la charla descuidada y dañina y permitió que surgiera la posibilidad de que surgieran palabras de sabiduría. Aunque ya no vivimos en una cultura oral, también conocemos el poder de una palabra de aliento o de menosprecio para aquellos que caminan con nosotros en el camino espiritual.

Una razón importante por la que pronunciaban una palabra de amonestación era cuando las Escrituras estaban involucradas. La mayor parte del conocimiento de los ermitaños provenía de escuchar la Palabra en la sinaxis, la reunión semanal de monjes. Un dicho habla de un hermano que se había distraído temporalmente y se olvidó de decir algunas palabras del salmo que se estaba recitando. Un anciano se acercó a él y le dijo: “¿Dónde estaban tus pensamientos, cuando estábamos diciendo la sinaxis, que la palabra del salmo se te escapó? ¿No sabes que estabas parado en la presencia de Dios y hablando con Dios?” 

La meditación, la repetición de ciertas palabras de la Escritura, recitarlas de memoria, ayudó a los monjes a lidiar con sus pensamientos y tentaciones, sus propios 'demonios' internos. A menudo estaban atormentados por recuerdos de su vida anterior o por remordimientos por cosas que habían hecho o dejado de hacer. La fórmula que Cassian recomienda: 'Oh Dios, ven en mi ayuda, oh Señor, apresúrate a socorrerme', era a sus ojos "un muro inexpugnable, una coraza impenetrable y un escudo muy fuerte". Sin duda recordarán cómo subrayó que: “Deben, les digo, meditar constantemente en este versículo en su corazón. No debes dejar de repetirlo cuando estés realizando cualquier tipo de trabajo o realizando algún servicio o estés de viaje. Medita en él mientras duermes y comes y atiendes las mínimas necesidades de la naturaleza”.

Las Escrituras eran el fundamento de su vida. Cuando algunos monjes vinieron a preguntar a San Antonio cómo debían vivir, se les dijo: “Has oído la Escritura. Eso debería enseñarte cómo. Nosotros tampoco debemos descuidar la lectura de las palabras de Jesús en las Escrituras. Leer las Escrituras después de la meditación o incluso mejor en otro momento a la manera benedictina de la 'Lectio Divina', es decir, tomar un pequeño pasaje y leerlo varias veces lenta y cuidadosamente es muy útil. Laurence Freeman, nuestro director, dijo que al hacerlo “leemos las Escrituras y dejamos que las Escrituras nos lean”.

Kim Nataraja, 15 septiembre 2022

domingo

LA CONTEMPLACIÓN SANA EL MUNDO


Reconocer los errores que hemos cometido es doloroso y desalentador: el daño que hemos hecho a la belleza de la naturaleza que nos salva de la desesperación; 
la crueldad con los animales que son nuestros antepasados ​​y nuestros compañeros de vida; el abandono o peor de los más pobres y vulnerables entre nosotros; el daño que hemos permitido que los mega-ricos se inflijan a sí mismos y a otros porque los halagamos y complacimos en lugar de llamarlos a enfrentar la realidad de nuestra interdependencia; [ . ] Pero doloroso como . .el auto-conocimiento sea, generará esperanza y abrirá nuevos futuros. Es responsabilidad del contemplativo resaltar e insistir en esta esperanza frente al pesimismo del mundo de hoy.  . .

 

La contemplación cura al mundo, restaurando la salud donde la brutalidad, la crueldad, la codicia y el egoísmo nos han herido. El destino está incluso más allá de esto, como revela el misterio de la Encarnación a los ojos del corazón. Nuestro destino común, nuestro destino personal es la unidad, donde somos conocidos porque somos conocidos, amados porque somos amados y donde nuestro trabajo, sea el que sea, es el servicio.

Extracto de Laurence Freeman OSB en MEDITATIO

edicion internacional vol. 44, num. 3, noviembre 2020 pag 4,5



Carla Cooper, 18 septiembre2022

 

MONASTERIO SIN PAREDES (un extracto)

 




Cartas Espirituales de John Main OSB, (Norwich: Canterbury, 200), págs. 127-128.

El don de la visión es la maravilla de la creación. Estamos capacitados para ver la realidad dentro de la cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. No se trata de un regalo que podamos tener, sino que es el regalo que estamos recibiendo continuamente. Al devolverlo, al dejarlo ir, lo recibimos de nuevo con más plenitud. Por eso, cuanto más meditamos, más lo hacemos sin exigencias, ni expectativas. Saber que Dios nos ha creado para participar en el ser va tomando forma en nosotros sin que seamos conscientes de ello. La luz de la consciencia en la que nos expandimos se hace plena por caminos por los que la oscura autoconsciencia del ego nunca podrá serlo.

Para quienes caminan humildemente por esta peregrinación de la oración hacia la luz, éste es el conocimiento esencial que necesitan. El conocimiento es la experiencia. También lo es la Palabra que una vez pronunciada hace consciente a quien la escucha.

Nos saca de anticuados y rígidos patrones y nos invita a respirar más profundamente en la realidad que se expande y a situar nuestro centro de consciencia más allá de la auto-preocupación. Se trata de descubrir que nuestro centro está en Dios.

Lo de menos es cómo hemos llegado a este viaje. Lo importante es que lo comencemos. Y para comenzarlo debemos entrar, de alguna manera, en un verdadero compromiso. Ese momento de entrega, de rendición del ego, es la fisura que se abre en la pared del ego que, por fugaz y pequeña que sea al principio, permite que penetre la luz. La luz fluirá cada vez con más fuerza hasta traspasar lo que bloquea la traslucidez de esa pared.

Ese momento de compromiso está siempre disponible para nosotros. No es un ideal ausente, una posibilidad teórica, sino que es siempre una realidad presente accesible a través de la fe. La pregunta es: ¿estamos lo suficientemente presentes para verlo, para escuchar la invitación y responder a ella? Cada momento es el momento porque cada instante está lleno de significado divino. "El ahora es el momento adecuado". Todo el tiempo es el "momento de Cristo". Como un amante, como un jardinero, Dios espera con paciencia nuestra respuesta, nuestro crecimiento.

Carla Cooper

Traducido por WCCM España