martes

SABIDURIA DIARIA - 25 JULIO, 2023


 No podemos amar sin pobreza. No podemos amarnos a nosotros mismos sin entrar en la pobreza de espíritu. Este es el primer paso: darse por vencido, soltar, renunciar a los patrones de control, esfuerzo y ego, en los que la mayoría de nosotros nos hemos enredado de manera adictiva. En la pobreza aceptamos la impermanencia. La impermanencia nos aterroriza porque nos enfrenta cara a cara con nuestra mortalidad, nuestra muerte. Pero la impermanencia también puede verse simplemente en términos de este ritmo, este fluir, la quietud que conecta los actos de movimiento, la quietud que conecta las dos respiraciones, la quietud que conecta las dos ondas. Hay impermanencia, pero también hay continuidad.


 Laurence Freeman OSB

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