martes

MARTES SANTO

 Juan 13,21-33.36-38


«Uno de ustedes me entregará»


Hoy se nos invita a centrarnos en lo que sucedió en la Última Cena. Es un claroscuro: el enfrentamiento radical entre luz y oscuridad. Sombras densas se proyectan.


Las sombras aparecen cuando la luz choca contra un objeto resistente que se niega —o no puede— ser transparente. Esta resistencia es el ego, y el pobre Judas se ha convertido en su símbolo universal. Con el corazón apesadumbrado, Jesús ve y anuncia a sus compañeros que será traicionado. Sabe que su final implica rechazo total y abandono. Ellos no dicen: «Nunca». Preguntan: «¿Quién?». Cada uno espera que no sea él.


Solo Juan, el joven «a quien Jesús amaba» y que estuvo al pie de la cruz, se atreve a preguntarle: «¿Quién?». Jesús le da un trozo de pan a Judas —es antes o después de sus palabras de consagración (que no aparecen en el relato de Juan)?—. Entonces, Satanás entra en Judas. Y «es de noche» para este alegre grupo de discípulos; esta maravillosa comunidad de ideales está a punto de estallar.


«Satanás» significa negación, rechazo, la resistencia sólida al poder de la luz que la refracta en sombra oscura. En la historia cristiana posterior se le llama «Anticristo» porque aparentemente aceptación y reverencia, pero en realidad es todo lo contrario. Aquellos en quienes Satanás —en este sentido— entra, ni siquiera lo saben. Por eso es tan aterrador, siniestro y peligroso. La corrupción de lo mejor es lo peor, y lo peor siempre encontrará la manera de justificarse o celebrarse. La traición es fea y siempre se maquillará.


Pero si nos sumergimos en esta sombra, encontraremos un resplandor extraño. Quizás Rumi vio esto cuando dijo: «Si eres amante del Amor y buscas el Amor, toma un puñal afilado y corta la garganta de la timidez» .


Sin embargo, en el momento decisivo, la única manera de protegernos de este engaño masivo es íntimo con la verdad, reclinar nuestra cabeza sobre su pecho. Permitirnos ser aquel a quien la Verdad ama. Este reposo, este dejarnos amar, esta intimidad con el Maestro que disuelve el ego, es el significado de la meditación en la fe cristiana.


Este es un extracto de Sensing God de Laurence Freeman, SPCK Publishing - distribución exclusiva para miembros de WCCM

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