domingo

EL PODER DEL SILENCIO - KIM NATARAJA

 La esencia de la meditación es la quietud y el silencio. El silencio es tanto externo como interno. El silencio externo es difícil de encontrar en nuestro mundo actual. Estamos bombardeados por trivialidades y distracciones a través de los medios de comunicación. Erich Fromm lo expresa muy bien en su libro 'Psicoanálisis y Religión' :  "Disponemos de las más extraordinarias posibilidades de comunicación en la prensa escrita, la radio y la televisión [hoy en día también se podría añadir Internet] , y nos alimentan a diario con tonterías que serían ofensivas para la inteligencia de los niños si no fueran amamantados".   Estamos rodeados de ruido y nos hemos acostumbrado tanto a él, que la ausencia de ruido se siente extraña y desconocida, por lo tanto, incluso amenazante. Necesitamos encontrar el coraje para crear momentos de silencio externo en nuestro día, además de nuestros períodos de meditación, donde no hablamos con otros, en persona o por teléfono, donde no escuchamos la radio, la televisión ni música. ¡Sé valiente, apaga la radio, apaga el teléfono y sumérgete en el silencio! Hazlo especialmente en la hora o media hora previa a la meditación.   

La preparación previa a la oración/meditación es importante. No podemos esperar sentarnos a meditar, aquietando la mente, si justo antes hemos estado enfrascados en una conversación —acalorada o no—, viendo la televisión o escuchando la radio. Necesitamos un período de silencio externo antes de sentarnos.  

Pues todo aquello en lo que nuestra alma pensaba antes del momento de la oración [meditación], inevitablemente nos viene a la mente cuando oramos, como resultado de la acción de la memoria. Por lo tanto, debemos prepararnos antes del momento de la oración para ser las personas devotas que deseamos ser. (Juan Casiano) 

El primer paso en la meditación es, por tanto, retirarse activamente al silencio, desprendiéndose de los ruidos externos y de cualquier percepción sensorial:  «Una mente que no se distrae con lo externo ni se dispersa por los sentidos, vuelve a sí misma». (San Basilio)  

Al permanecer en silencio y concentrarnos en nuestro mantra, nos permitimos tomar conciencia del silencio que reside en el centro de nuestro ser. Este silencio no es solo ausencia de ruido, sino una energía creativa que nos permite ser proactivos a partir de nuestros propios impulsos creativos, en lugar de reaccionar a los estímulos externos.  

El silencio interior crea la consciencia que nos falta en la vida cotidiana: “El silencio se trata realmente de estar completamente atentos a quiénes somos, dónde estamos y a lo que sucede dentro y fuera de nosotros… se trata de estar atentamente y en paz, no de forma cohibida, sino simplemente atentos, conscientes”. (Laurence Freeman) 

Sentarse en silencio también sienta las bases de la estabilidad, pisando tierra firme, con raíces espirituales y psicológicas. Este arraigo no solo perdura durante tus sesiones de meditación, sino que se convertirá en una actitud mental. Esto transformará tu vida y te permitirá vivir y actuar permanentemente desde ese profundo centro de silencio en el centro de tu ser, nuestro punto de encuentro con la Divinidad.

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