domingo

LA COMPASION

 Los Padres y Madres del Desierto, cristianos del siglo IV, en cuyas enseñanzas se basan las obras de Juan Casiano, constituyen el fundamento de la Meditación Cristiana. John Main, nuestro fundador, redescubrió esta forma de oración para nosotros a través de los escritos de Casiano, concretamente en los capítulos nueve y diez de su obra “Las Conferencias”.


La virtud a la que llevan todas las obras espirituales de los Padres y Madres del Desierto es a la virtud suprema de la compasión: sólo un aumento en el amor hacia los demás es visto como un signo fiable de crecimiento espiritual. Cuando se le preguntó a John Main cómo debíamos prepararnos para la meditación él dijo: "Mediante muchos actos de bondad". Al final, lo esencial no es lo bien que meditas, sino lo bien que amas.

El modo de vida que llevaban en el desierto conducía finalmente a una transformación total del ser, una transformación en el fuego del Amor:

«Abba Lot fue a ver a Abba José y le dijo: ‛Abba, hasta donde puedo, cumplo con mis obligaciones: ayuno de vez en cuando, rezo y medito, vivo en paz y purifico mis pensamientos. ¿Qué más puedo hacer?’. Entonces el anciano se levantó y extendió sus manos hacia el cielo; sus dedos se convirtieron en diez lámparas de fuego y le dijo: ‛Si quieres, puedes convertirte en toda una llama’». Z

Dios, la energía Divina, es Amor. La meditación nos llevará a experimentar este amor profundamente dentro de nuestro propio ser y también nosotros seremos transformados por él.

Todo lo que hicieron y enseñaron los Abbas y las Ammas fue hecho por compasión por los que todavía estaban atrapados por sus "demonios":

«Un hermano le preguntó a Abba Sisoes: '¿Qué puedo hacer, Abba, si me he caído? El viejo respondió: ‛Levántate de nuevo’. El hermano dice: ‛Me levanté y volví a caer’. El viejo continuó: ‛Levántate una y otra vez’. El hermano le preguntó: ‛¿Hasta cuándo?’. El anciano respondió: ‛Hasta que seas atrapado por la virtud o por el pecado’».

No juzgar a los demás es otro signo de compasión. Nuestra arraigada costumbre de juzgarnos a nosotros mismos es, de hecho, una evidente falta de compasión. Sólo cuando nos aceptamos como somos, con todos nuestros defectos, podemos realmente aceptar y amar a los demás.

La compasión es, por lo tanto, el verdadero fundamento y el fruto de nuestra práctica. Se considera aún más importante que la oración:

"Puede suceder que cuando estamos en oración algunos hermanos vengan a vernos. Entonces tenemos que elegir entre interrumpir nuestra oración o entristecer a nuestro hermano por negarnos a atenderle. Pero el amor está por encima de la oración. La oración es una virtud entre otras, mientras que el amor las contiene todas" (Juan Clímaco).

Kim Nataraja

Traducido por WCCM España

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