Quiero insistir en señalarles la importancia de continuar diciendo el mantra, porque cuando empezamos a meditar podemos entrar rápidamente en terrenos de paz y en un ámbito de agradable bienestar, casi como euforia, en que decir el mantra puede parecer una distracción. No queremos perder este agradable nivel así que tratamos de permanecer aquí, poner nuestra tienda y acampar y dejar de caminar hacia arriba en la montaña. Dejamos de decir el mantra. A mucha gente le sucede y entran entonces en periodos largos, innecesariamente largos y de poca creatividad en los que no tienen ningún progreso precisamente por esta razón, cambian el potencial de una consciencia que se expande y de un mayor conocimiento del Espíritu por algo como una piedad flotante, una anestesia religiosa. El gran maestro de oración del siglo IV, nuestro maestro, Juan Casiano, ya había notado este peligro cuando se refiere a la que llamo pax perniciosa. Esta frase tan gráfica señala algo que debemos de tener presente si pensamos que podemos decir ‘hasta aquí y nada más; con eso tengo.’ Perniciosa significa precisamente eso, algo destructivo, fatal. Personalmente estoy convencido de que mucha gente no progresa de la manera que debiera en la oración, no llegan a ser lo libres a que están llamados en la oración, simplemente por que optan por esta letargia destructiva, y se dan por vencidos muy rápido en su peregrinaje en la montaña, en este constante decir el mantra. Cuando comenzamos a meditar, debemos repetir el mantra durante los 20 o 30 minutos de nuestra meditacion, independientemente del humor en que estemos o de la reacción que experimentemos. Conforme progresamos en esta fidelidad de decir el mantra, tenemos que resonarlo durante todo el tiempo de nuestra meditacion, independientemente de las distracciones o sentimientos que se puedan presentar. Entonces, conforme el mantra se va enraizando en nuestro corazón, debemos escucharlo sin cesar con toda nuestra atención. Estoy repitiendo esto para hacerles ver lo que es esencialmente el único consejo que vale la pena dar sobre meditacion, que es este simplemente, y lo repito una vez mas: Di tu mantra. Esta no es una doctrina fácil de aceptar y tampoco es fácil de seguir. Todos tenemos la esperanza, cuando nos iniciamos en la meditación, de tener algún tipo de experiencia mística, y tendemos a sobreestimar las primeras experiencias inusuales que se presentan a lo largo del camino de la meditación. Sin embargo esto no es importante. Lo importante es perseverar con el mantra, estabilizarnos con esta disciplina que nos permite seguir subiendo por la montaña. No se preocupen demasiado por sus motivos, no somos nosotros sino el Señor quien toma la iniciativa. Juan Casiano se refirió a esto de la siguiente manera: El mismo ha permitido que surja la pequeña chispa de buena voluntad del duro pedernal de nuestros corazones. Así que vamos a iniciar nuestra meditacion en la simplicidad de nuestros corazones siendo fieles a la humilde tarea de decir el mantra sin cesar.
John Main OSB
Wccm Mexico
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