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LO QUE REALMENTE IMPORTA

 La meditación es una forma de madurar las relaciones humanas, relaciones que nos permitan gozar realmente del ser del otro, sin querer poseerlo ni controlarlo, sino simplemente conocer al otro tal como es y deleitarnos en ese saber. Y es lo mismo con Dios. No nos proponemos acosar o bombardear a Dios con palabras, para exigir aviso o revelación en nuestros propios términos. En la sencillez de nuestra meditación, en la sencillez de nuestra humilde repetición del mantra, buscamos únicamente estar con y para Dios. 

 



Cuando decimos nuestro mantra, dejamos ir nuestros pensamientos, planes, ideas e imaginaciones; aprendemos el valor de la renuncia, de la no posesividad. Dejamos ir nuestras propias imágenes de nosotros mismos. Dejamos ir nuestros deseos. Soltamos nuestros miedos y nuestra propia autoconciencia. Esto nos permite entrar en comunión con el otro, y con los demás, en el nivel más profundo de la realidad.

Laurence Freeman OSB

Carla Cooper, 15 octubre 2022

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