martes

EL ABANDONO DEL DESEO

 Extracto del libro “Hambre de profundidad y significado” de John Main OSB, (Singapur: Medio Media, 2007)  Pág. 163-164.




La verdadera tragedia de nuestra era es que estamos tan llenos de deseos de felicidad, de éxito, de riqueza, de poder, que siempre estamos imaginándonos cómo podríamos ser. Así es que rara vez llegamos a conocernos tal como somos y a aceptar nuestra situación en el presente. Quizá seamos pecadores y, si es así, es importante que lo sepamos. Pero mucho más importante para nosotros es saber, a través de la experiencia personal, que Dios es la base de nuestro ser y que estamos arraigados en Él. Cada uno de nosotros está invitado a aprender en la meditación, en nuestra quietud en presencia de Dios, que en Él tenemos todo lo que necesitamos.

La oración tiene muy poco que ver con pedir esto o aquello. La oración es algo mucho más simple que eso. Es ser uno con Dios. Y, ¿por qué nos resulta tan difícil? Creo que la dificultad radica en que los hombres y mujeres del siglo XX vivimos inmersos en una sociedad materialista que todo lo valora en términos de posesión. Incluso si somos más espirituales en nuestra perspectiva de la vida podemos convertirnos fácilmente en materialistas espirituales. En lugar de acumular dinero tratamos de atesorar la gracia o la virtud. Pero el camino de la oración es lo contrario, es el camino de la rendición, de la desposesión. Esta idea nos resulta extremadamente difícil de asumir, pues hemos sido educados para el éxito, nos han enseñado que lo más importante es ganar, no perder. Sin embargo, Jesús nos dice que si queremos encontrar nuestra vida, antes debemos perderla. Pronunciar y repetir nuestro mantra es exactamente nuestra respuesta a este mandamiento de Jesús: estar completamente entregados a Él, a su disposición, prestarle toda nuestra atención, darle nuestro corazón, permanecer en un estado de conciencia indivisible, es decir, ser uno con Él.

El mantra es como la aguja de una brújula: te dirige siempre en la dirección de tu propio destino. Señala siempre la dirección verdadera que debes seguir, lejos del ego, dentro de Dios. Si pronuncias el mantra con generosidad, con fidelidad y amorosamente, siempre te indicará la dirección hacia Dios.

Carla Cooper

Traducido por WCCM España

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