“Voluntad propia, voluntad Divina,” El Cristo presente, Ed. Crossroad (Nueva York, 1991), págs. 86-87.
La conversión requiere que realicemos reajustes significativos en nuestra vida, en la forma de ver las cosas. Estos reajustes se pueden intelectualizar pero no se consiguen a través del pensamiento. Sólo se integran en la vida desde el poder creativo de nuestro propio corazón, desde nuestro centro. Por eso, entendemos mejor la meditación no como un proceso de aprendizaje o una herramienta que podemos emplear para obtener los resultados que deseamos, sino más bien como un proceso de asombro y humildad profunda.
La meditación es tan importante que sólo podemos llegar a la verdad si tenemos la confianza de enfrentarnos a ella. Esta confianza surge del encuentro con el amor puro en nuestros corazones. Realmente lo más importante que hay que saber en la vida y de por vida es que Dios Es y que Dios es Amor. Es algo muy simple. La tarea más importante de todo el que quiera responder plenamente a su potencial es saber que entramos en esa luz para purificarnos, para ser realizados, para descubrir nuestro potencial divino.
Tal vez la lección más valiosa que tenemos que aprender es que Jesús ha transformado lo ordinario. Si vemos esto con claridad, podemos ver nuestro propio viaje espiritual, nuestra propia práctica religiosa, nuestra vida personal, todo bañado por la luz transformadora del amor de Cristo. Sólo podemos ver a través de su Luz. Lo que vemos nos transforma. Como dice San Juan, “nos volvemos como Él”.
Carla Cooper
Traducido por WCCM España
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