“Meditación Cristiana: tu práctica diaria” de Laurence Freeman OSB (Ottawa: Novales 1996) págs. 25-26.
Pensar en el pasado nos trae sentimientos de dolor, nostalgia, melancolía o culpa. Vivir en el futuro puede generarnos ansiedad, miedo y preocupación. La combinación de los estados de ánimo que nos producen estos sentimientos no son precisamente de paz. Entre el pasado y el futuro, que son constructos de la mente, nos encontramos con el momento presente, que es la realidad absoluta. El momento presente, donde entramos en la meditación, es infinitamente pequeño e infinitamente extenso.
El mantra nos muestra un camino más allá de los pensamientos del pasado y del futuro; nos revela un estado libre de pensamiento, la radiante realidad del aquí y ahora, el momento de Cristo. Es sólo en el momento presente dónde podemos encontrar a Dios, el «Yo Soy».
Vivir en el momento presente es un arte que se practica en la vida diaria. Por ello, la vida diaria es la mejor escuela de meditación. Nos enseña el error de identificar a Dios con la religión, el templo, la sinagoga, la mezquita o la iglesia; con el lenguaje piadoso o con el ritual. Dios está en todas partes, en todo momento. La meditación es la disciplina diaria que nos enseña a ver a Dios en el aquí y ahora.
La experiencia contemplativa consiste simplemente en ser plenamente consciente del momento presente. No tenemos que dominar difíciles técnicas o teorías para poder meditar. Solo tenemos que “estar en casa y despertar”.
Carla Cooper
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