Meditar es sencillamente “estar en el medio”. La propia palabra “meditación” está compuesta de las palabras en latín stare in medio, habitar en nuestro centro. Dicho esto, es incorrecto pensar que hemos de centrarnos o de buscar nuestro centro. Sí, llegamos aquí, pero sólo si este no es nuestro objetivo consciente intencionado. Sólo llegamos a encontrar nuestro centro cuando nos colocamos en el silencio de Dios más allá de cualquier imagen de un círculo con un centro. A lo que nos referimos como “nuestro” centro es a menudo un reflejo de nuestro ego auto centrado interesado en observar cómo Dios trabaja en nosotros. Pero este nunca es el camino.
Los retos a los que nos enfrentamos en el camino apuntan al mismo misterio de unión en el que estamos convocados a participar. Encontramos nuestro camino hacia este misterio de unión con el prójimo y con Dios únicamente cuando nos aproximamos dentro de nosotros mismos a ese lugar en el que Jesús experimenta Su unidad con el Padre. Ese es lugar desde donde El oraba “para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en tí, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Juan 17:21)
Fuente: Word Made Flesh. Silence and Stillness in Every Season, página 308.
No hay comentarios:
Publicar un comentario