Pablo dice: “debemos orar sin ira y sin disentir” y enfatiza que debemos dejar ir “todo recuerdo de los agravios contra cualquiera que se supone que [nos] ha hecho injusticia”. A menos que abandonemos estas emociones, nuestro 'ego' herido se interpondrá en el camino y nos impedirá prestar una atención unidireccional a nuestra oración: “ cualquiera que tenga la intención de embarcarse en la oración... estará más atento y alerta a lo largo de su oración”. Solo estando alerta y dejando de lado “ todos los pensamientos extraños” podemos mantener nuestra “ mente atenta a Dios” y trascender nuestra conciencia ordinaria, elevar nuestro “ intelecto de la tierra… poniéndolo ante el Señor de todo”.
Es fácil ver la influencia de Orígenes en las enseñanzas de Evagrius y su discípulo Cassian ya través de ellos en John Main. Vemos en su enseñanza la misma importancia que se le da a la preparación: “Porque todo lo que nuestra alma estaba pensando antes del tiempo de la oración, inevitablemente se nos ocurre cuando oramos… por lo tanto, debemos prepararnos antes del tiempo de la oración para ser las personas orantes que desea ser.” (Cassian) y a limpiar la mente de todas las emociones: “Nadie que ama la oración verdadera y sin embargo da paso a la ira o al resentimiento puede ser absuelto de la imputación de locura. Porque se parece a un hombre que desea ver con claridad y para ello se rasca los ojos.” (Evagrius)
Kim Nataraja, 28 octubre 2022
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