Los muros pueden crear sentimientos de separación, de exclusión (no te quieren aquí, vete), de rechazo. Y todos estos son sentimientos que causan a los seres humanos el mayor sufrimiento, la sensación de no ser deseado, de ser excluido, rechazado. Esto es lo que llega al núcleo mismo de nuestra necesidad humana de amor, de pertenencia, de integración, de plenitud. El ego no es todo negativo. El ego es un muro, pero la pregunta es: ¿se construye y se mantiene con miedo y sospecha, hostilidad y prejuicio? ¿O nuestro ego opera en nuestra vida, nuestra vida diaria, en nuestras relaciones, ayudándonos a encontrar la distancia óptima con los demás que nos permite desarrollar una relación? Y esa es la pregunta: ¿qué tipo de ego tenemos?
Avance de Laurence Freeman OSB
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