De alguna manera, tenemos que aprender a dejar ir si queremos ser capaces de vivir libremente. Y tenemos el gran regalo en la meditación de poder dejar ir, en el mismo centro, nuestra codicia y nuestra competitividad. Ahí es donde tenemos que dejar ir. De una forma u otra, es lo que tenemos que aprender. Y al aprenderlo, aprendemos a ver todo de otra manera; lo que parecía una prisión se convierte en escuela, lo que parecía alienación se convierte en relación.
( Aspectos del amor 1 por Laurence Freeman OSB)
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