En última instancia, tenemos que ser capaces de enfrentar esas distracciones con un sentido de desapego. Con ese desapego viene la esencia de la oración que es atención, aprender a prestar atención con todo nuestro ser: no solo pensando, no solo con nuestra mente, sino con todo nuestro ser: cuerpo en quietud, mente en quietud, fidelidad y espíritu.
Laurence Freeman OSB
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