(...) esta experiencia de ser amado por Dios inunda la mente e inunda las emociones, e incluso inunda el cuerpo. Transfigura cada aspecto de nuestro ser: cuerpo y mente, todos los niveles de la mente. Pero es más profundo que todo eso. Precisamente porque puede tocar cada parte de nuestro ser, incluido nuestro cuerpo, es más profundo que todos ellos. Puede ser visto por la mente hasta cierto punto y puede sentirse en las emociones, y las emociones son parte de nuestros cuerpos. Cuando nos volvemos completos, cuanto más completos nos volvemos, más integrados nos volvemos, más nos damos cuenta de que este amor de Dios no es sólo la radiación de fondo del universo. Es en lo que estamos bañados como persona en su totalidad.
( Aspectos del amor 3 de Laurence Freeman OSB)
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