(...) en la persona de Jesús vemos esta cualidad divina del despojo vivido en todo lo que dice y hace. La atención siempre está fuera de sí mismo, hacia aquellos a quienes está sanando, hacia aquellos a quienes está enseñando y, en última instancia, siempre hacia su Padre. No se señala a sí mismo y dice: "Mírame, elígeme o trátame como a tu gurú". Él está constantemente alejándose de sí mismo y es por eso que podemos confiar en él y seguirlo.
Laurence Freeman OSB
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