Una vez que empezamos a percibir la profundidad del ser en nosotros mismos, entendemos que cada persona que conocemos –la gente con la que no estamos de acuerdo, la gente de diferentes partidos políticos, la gente de diferentes razas, tradiciones y creencias, la gente que no nos gusta porque no nos gusta el color de sus ojos o la forma de su cara–, cada persona que conocemos es también esta manifestación de una infinita profundidad del ser. Y luego John Main dice algo muy importante, creo, para nosotros hoy.
Apenas podemos atrevernos a imaginar cómo sería una sociedad en la que todos estuviéramos en el camino de la comprensión de que el ser es un misterio y que cada uno de nosotros posee una capacidad infinita, un potencial infinito para la expansión del espíritu hacia el misterio de Dios.
Ilustración de Laurence Freeman OSB
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