El amor, sabemos por la enseñanza del Padre Juan, es fruto de la meditación. Si queremos discernir nuestro progreso, nuestro crecimiento en la meditación, podemos verlo en nuestra capacidad en desarrollo para dar y recibir amor, y poder ver con nuestros propios ojos que el amor es la realidad central de nuestras vidas. No hay mayor don, ni mayor poder; y es la fuente de todo significado en nuestra vida.
Laurence Freeman OSB
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