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NUESTRA ESPERANZA


 De Laurence Freeman OSB, “Esperanza”, THE SELFLESS SELF (Nueva York: Continuum, 2000), págs. 151-154.


La esperanza no es desear nada. No es soñar despierto. Es el modo inverso de la fantasía. La esperanza es una actitud o dirección fundamental de la conciencia. Es una apertura hacia el exterior. Tener esperanza es descubrir que somos parte integral de algo más grande que nosotros mismos y que vivimos con la energía de esa realidad completa. La esperanza es la apertura del yo hacia el exterior, sea cual sea la dificultad de permanecer así. La desesperación es la rendición de la conciencia a la fuerza de la introversión... La esperanza es una virtud absoluta, constante e incondicionada. No puedes tener esperanza solo cuando las cosas van bien. Necesitas tener esperanza y, en cierto sentido,  elegir  tenerla, pase lo que pase, sea cual sea la inclinación a hundirte en la timidez, en la seguridad del ego.


La esperanza es una de las virtudes que surgen de la oración profunda. Es en la oración profunda que nos volvemos del yo hacia Dios, el Dios que es «otro» a nosotros mismos, pero con quien nos asemejamos más que a nuestra familia o a cualquier ser humano. La esperanza es la aspiración de estar completamente en casa. Es la aspiración más fuerte de nuestro ser

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