jueves

SABIDURIA DIARIA, 11 ABRIL 2025


 (…) el pecado no es quebrantar una regla, no es una ofensa legal. Se convierte en una ofensa legal si nos obsesionamos con la ley, que solo sirve para controlar las cosas. Pero el pecado en sí mismo no es un asunto legal. El pecado es el yo dividido. El pecado es el estado de autoalienación. Y San Pablo lo describe gráficamente. Dice: «Lo que quiero hacer, no lo hago. Lo que no quiero hacer, eso termino haciendo» (Rom 7,15). 

 

La gracia en el trabajo por Laurence Freeman OSB

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