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SABIDURIA DIARIA, 7 ABRIL 2025


 Nuestra imagen de Dios, de una forma u otra, se ha mantenido en gran medida ligada a la de un policía, un juez o un verdugo; alguien que nos desaprueba, alguien que nos castigará por nuestras malas acciones. Hay diversas razones para ello: en parte, nuestra educación religiosa, en parte, nuestro propio juicio personal. Somos nosotros quienes juzgamos y culpamos, no Dios. El pecado conlleva su propio castigo, pero Dios no castiga. Proyectamos nuestro propio "síndrome del hermano mayor" —el resentimiento y el autodesprecio— en nuestra imagen de Dios y, a partir de ahí, formamos una imagen de Dios. Creo que es una construcción psicológica.

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