Juan 8.31–42
«Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres».
Otra forma de ilustrar el hecho de que Jesús no era una persona fácil de tratar, y aún hoy no lo es. Su conocimiento aquí es mucho más profundo que el de aquellos a quienes está hablando. Él ve claramente las razones por las que ellos bloquean su verdad y se protegen de su influencia. También ve —mejor que ellos en ese momento— que estarían dispuestos a matarlo para protegerse de su visión subversiva y desestabilizadora de la realidad.
Afirma que la fuente de esta visión es su relación con la verdad —el «Padre»—, aquello que le ha dado un nuevo nacimiento humano y una nueva forma de ser. Esto es dolorosamente directo, porque nos obliga a elegir: o lo rechazamos como un egotismo rimbombante, o lo aceptamos, bajamos la guardia y reconstruimos una nueva vida y una nueva sociedad desde las ruinas de nuestra propia autoimportancia. Sin embargo, no está vendiendo una ortodoxia doctrinal, sino que simplemente dice: «Mi origen está en Dios». Puedes pedir una cita y hablar personalmente con él sobre lo que significa «Dios».
Pero ¿qué es lo que dice que es tan cierto? Que la verdad es relacional, y que la verdad nos hace libres. El desafío aquí es que la relación que implica es dolorosamente personal, absoluta e intransigente. Es una apertura y una transparencia total. ¿Quién de nosotros puede vivir así por mucho tiempo? Incluso las mejores relaciones, que duran décadas, pueden incluir secretos y zonas prohibidas.
Nos provoca aún más porque su sentido de la verdad y la libertad le da un significado completamente nuevo a lo que realmente significa ser libre; no es la capacidad de hacer lo que queremos, satisfacer nuestros deseos y ajustar nuestros valores a las circunstancias, difuminando siempre los límites entre el yo y la realidad, sino libertad de toda forma de compulsión (lo que él llama esclavitud) y de todo rastro de miedo. Él puede estar completamente loco o no temerle a nada, ser tan libre como el cielo o completamente manipulado por su ego. Como digo, no es una persona fácil de conocer.
Este es un extracto de Sensing God de Laurence Freeman, SPCK Publishing - distribución exclusiva para miembros de WCCM.
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