La experiencia de San Pablo del Cristo resucitado refleja nuestra experiencia de Él en el profundo silencio de nuestra meditación: “Él es una presencia real, resucitada, que se encuentra en lo profundo de la experiencia personal del discípulo y del nuevo creyente”. (Laurence Freeman) Sin embargo, a menudo, cuando experimentamos el comienzo de esta presencia silenciosa, retrocedemos presas del pánico. Al dejar atrás nuestros pensamientos, estamos 'dejando atrás el yo' como insta Jesús. Pero abandonar nuestro sentido de identidad del ego se siente muy incómodo; el ego, a punto de ser abandonado, se siente amenazado y nos llena de una fuerte sensación temerosa de soledad y aislamiento. Nos hace sentir que estamos entrando en un abismo amenazador, un vacío. Nuestros egos se sienten totalmente fuera de control. Y sin embargo, esto es lo que tiene que suceder. Necesitamos entrar en la 'Nube del Desconocimiento'como lo llamó un místico inglés del siglo XIV. Solo dejando atrás el ego, la superficie pensante de nuestro ser, podemos experimentar quiénes somos realmente y quién es Dios realmente. Cuando damos el paso, en lugar de la sensación de soledad y aislamiento con la que nos llenó el ego, nos sentimos sostenidos en un abrazo amoroso con todo y con todos. El vacío amenazante se convierte en una plenitud amorosa e interconectada.
Esta sensación de ser sostenido con amor, de manera protectora en una red de ser, solo puede experimentarse. Al prestar atención a nuestro mantra, al enfocarnos en un solo punto en nuestra palabra, apagamos nuestros pensamientos y encendemos una forma diferente de conocimiento intuitivo y experiencial. Que esta forma de saber está incorporada en nosotros, se ha demostrado en investigaciones con niños: “ Estudios de EEG del cerebro de niños [menores de dos años] muestran que funcionan permanentemente en modo alfa, el estado de conciencia alterada en un adulto, en lugar de el modo beta de la conciencia madura ordinaria.” (Lynne Taggart 'The Field') Por lo tanto, al meditar podemos regresar conscientemente a una forma de percepción que al principio era instintiva e inconsciente.
Este dejar ir el ego lleno de pensamientos, por lo tanto, no es una entrada en el olvido y la inexistencia. No perdemos nuestra individualidad: “ No hay duda de que el individuo pierde todo sentido de separación del Uno y experimenta una unidad total, pero eso no significa que el individuo ya no exista. Así como cada elemento en la naturaleza es un reflejo único de la Realidad única, cada ser humano es un centro único de conciencia en la conciencia universal.” (Bede Griffiths)
Es importante recordar que la palabra 'individuo' “originalmente...significaba indivisible...Una vez que un individuo era una persona o cosa vista en relación con el todo al que pertenecía. El todo definía al individuo porque el individuo era indivisible de él”.
Laurence Freeman 'Jesús, el Maestro interior
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