miércoles

MUERTE Y RESURRECCIÓN


 Extracto del libro “MOMENT OF CHRIST” de John Main OSB (Nueva York: Continuum, 1998), págs. 68-69.

La tradición cristiana nos dice que, si fuéramos sabios, aprenderíamos que no vivimos en una “ciudad permanente”. Deberíamos escuchar atentamente lo que nos dicen los sabios y los místicos a lo largo de los tiempos: para estar presentes en la vida debemos tener presente la muerte.

Hablar sobre la muerte resulta muy difícil para la mayoría de las personas. De hecho, la principal fantasía mundana es precisamente lo contrario: creernos inmortales, más allá de nuestra debilidad física.

La meditación es un camino de fortaleza porque nos ayuda a entender nuestra propia mortalidad. Es la vía para afrontar nuestra propia muerte. Y lo hace posible porque es un camino que nos conduce más allá de la muerte personal. En la meditación aprendemos a descubrir más allá de nuestra propia muerte la resurrección, una nueva y eterna vida, la que surge de nuestra unión con Dios.

La esencia del evangelio cristiano es que estamos invitados hoy a esta experiencia. Todos estamos invitados a la muerte de nuestro egoísmo, de nuestras debilidades, de nuestra exclusividad. Esta invitación a morir es también la invitación para acceder a una nueva vida, a la común unión con los demás, a una vida plena, sin miedo. Supongo que es difícil de saber a qué temen más las personas, si a la muerte o a la resurrección. Pero en la meditación perdemos ese miedo, pues reconocemos que la muerte es precisamente la muerte del miedo y la resurrección es el nacimiento a una nueva vida.

Cada vez que nos sentamos a meditar, entramos en este proceso de muerte y resurrección. En la meditación vamos más allá de nuestra propia vida y sus limitaciones y entramos en el misterio de Dios. Y así, por experiencia propia, descubrimos que el misterio de Dios es el misterio del Amor, del Amor infinito, el Amor que elimina todo nuestro miedo y nos transforma.

Carla Cooper

Traducido por WCCM España

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