Extracto de LIGHT WITHIN de Laurence Freeman OSB, (Londres: Canterbury, 2008), págs. 85-87.
Si nos sentimos aislados de quienes están a nuestro alrededor es porque estamos aislados de nosotros mismos. Sólo cuando sabemos quiénes somos podemos ser quienes realmente somos y podemos comunicarnos con los demás. Pero, ¿qué nos impide realmente llegar a nuestro verdadero ser? La meditación nos da una respuesta muy simple. Una respuesta que, precisamente porque es simple, nos resulta difícil: nada. No hay nada entre nosotros y nuestro ser real. Nada, excepto la falsa idea de que existe algo entre ambos. Esa falsa idea es lo que llamamos ego.
En nuestros momentos de meditación, por la mañana y por la tarde, accedemos a otro nivel de autoconciencia. Primero aprendemos a dejar atrás todas las ideas. Luego, en el siguiente nivel de conciencia, nos separamos de la imaginación y dejamos atrás todas las imágenes. Cuando hemos conseguido esto, somos simplemente nosotros, sin capas, desnudos. Esto es lo que Jesús llamó "pobreza de espíritu".
Es una hermosa pobreza de espíritu. Es un estimulante camino a seguir. Aunque haya momentos en que sea arduo, no deja de ser un bello y sereno camino. Es una gran pobreza porque nos libera del ego y nos permite ver la luz de nuestro ser real y saber que somos parte de esa misma luz. El mantra nos lleva a través de las capas del pensamiento, del lenguaje y de la imaginación hacia la luz pura de la plena conciencia. El mantra es simplemente el foco que nos lleva al centro donde resplandece la luz del yo real.
Es posible que lleves tiempo meditando y no sientas que esto sucede. Pero no te inquietes. No busques que ocurra nada. Si perseveras, con fe, tu propia vida irá brillando de forma lenta pero profunda gracias a esa luz interior y sabrás que esa luz está allí, en todo.
Carla Cooper
Traducido por WCCM España
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