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EL MISTERIO DEL TIEMPO

 

Creo que, definitivamente, debemos abandonar toda forma de pensamiento –incluso los pensamientos relativos a la Trinidad o a la Encarnación-. Todos ellos pertenecen al mundo de los símbolos, son manifestaciones de Dios creadas por el pensamiento humano. Dios mismo, la Verdad misma, están más allá de cualquier forma de pensamiento” (Bede Griffiths OSB).


La Realidad Divina no sólo está más allá de todo pensamiento, sino que está fuera de nuestro sentido del tiempo, según dijo Clemente de Alejandría (siglo II). Algunas veces, durante la meditación, experimentamos el tiempo de una forma diferente. Puede ocurrir que un meditador pregunte al grupo semanal cuando termina la sesión: “¿realmente hemos estado meditando media hora?”.

En lecturas anteriores veíamos cómo la Dra. Shanida Nataraja explicaba el efecto que tiene la meditación sobre los circuitos cerebrales y cómo la atención plena llega a desconectar nuestro sentido habitual del tiempo y del espacio: los límites del tiempo y del espacio se diluyen y surge una sensación de atemporalidad y de conexión con todo.

Cuando salimos de la meditación nuestra mente retoma la percepción y reaparece nuestro sentido del tiempo. Pero, ¿qué es el tiempo? Esta pregunta ha interesado a muchos sabios y místicos a lo largo de la historia. Y todos ellos han coincidido en considerar el tiempo, el pasado y el futuro, como un producto de nuestra mente racional. El tiempo no es una cualidad integral que permanezca en el Universo como un todo. Einstein mostró claramente con sus teorías la relatividad del tiempo. San Agustín en el siglo IV nos planteaba el problema de una forma precisa: “¿Qué es el tiempo? Y, ¿qué existe realmente del pasado y del futuro? ¿En qué sentido son constructivos reales si el pasado ya no existe y el futuro aún no existe? En cuanto al presente, si siempre estuviera presente y nunca se hiciera pasado, no sería tiempo en absoluto, sería la eternidad” (Libro XI 17 de las Confesiones de San Agustín).

El único momento que tiene existencia real es el presente: “Hay tres momentos o tiempos: el presente de las cosas pasadas, el presente de las cosas presentes y el presente de las cosas futuras: memoria, atención y expectación” (Libro XI 26 de las Confesiones de San Agustín).

La atención es la cualidad que refiere San Agustín como relacionada con el “presente de las cosas presentes”. La atención en nuestro mantra mantiene nuestra mente en el momento presente. Dejamos ir los pensamientos que forman el pasado, nuestros recuerdos. Los recuerdos son sólo nuestra percepción actual de lo pasado. No son necesariamente imágenes de lo que sucedió realmente, sólo de lo que pensamos que sucedió o de lo que deseamos que hubiera sucedido. Además, proyectamos hacia el futuro nuestras expectativas, nuestros deseos, nuestras esperanzas y nuestros miedos. Y tampoco esto existe en la realidad, sólo son nuestros pensamientos, ilusiones y engaños.

Por ello, donde únicamente somos reales es en el momento presente. Sólo en el momento presente la Realidad Divina intemporal se cruza con el “tiempo” del ser humano.

Kim Nataraja

Traducido por WCCM España

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