jueves

JOHN MAIN OSB, ESCRITOS Y ENSEÑANZAS

 Si quieres meditar, lo primero que tienes que hacer es tomarte esta práctica en serio. Sin solemnidad. Pero con seriedad. Al ver con seriedad esta invitación llegaras a la actualización más profunda y personal de tu potencial.

Si quiere aprender a meditar, tienes que reservar tiempo todos los días de tu vida. Idealmente, deberías apartar un espacio cada mañana y cada tarde. La meditación matutina fija el tono para el resto del día y te preparar para seguir en tu peregrinaje sabiendo donde te encuentras. La meditación vespertina integra las actividades del día y la unifica a través de tu concentración. Así, pues, es de comprender la inmensa importancia de la disciplina diaria.

No puede realizar este viaje observando las realidades espirituales desde lejos. Tienes que entrar. Tienes que saborear y ver. El tiempo que os recomiendo para meditar es un mínimo de 20 minutos, y uno óptimo de media hora, cada mañana y cada tarde


NT - Hace años subí al Kilimanjaro con mi hijo para celebrar su fin de carrera. En el viaje, descubrí que el Kilimanjaro no se puede subir por mera fuerza de voluntad. Subes cuando la montaña te lo permite y adecuas tu ritmo y respiración. Conseguí hacer cima adecuándome a lo que me iba pidiendo la montaña.

Igual en la meditación. Recorreremos camino al adecuarnos al terreno según nuestras posibilidades. Un pasito. Otro. Un descanso. De vuelta con otro paso. Ir dando pasos según vayáis pudiendo … sin caer en la pereza. Entonces el motor se cala.

No os desaniméis. Poco a poco, con perseverancia, haréis cima.

Fuente: Word Made Flesh. Silence and Stillness in Every Season, página 13.

Traducido por WCCM España

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