Amarnos a nosotros mismos significa vivir una vida de esta profunda gratitud por el ser, y da sentido a la idea de alabar a Dios. No creo que podamos alabar a Dios a menos que hayamos aprendido a amarnos a nosotros mismos. Odiarnos a nosotros mismos, por otro lado, es odiar a Dios. Cualquiera que sea la piadosa imagen que tengamos de Dios, si no somos capaces de amarnos a nosotros mismos, realmente odiamos a Dios; y lo expresaremos generalmente por la forma en que nos tratamos. La realidad que enfrentamos cuando aprendemos a amarnos a nosotros mismos, la realidad que enfrentamos en la quietud, puede ser dura, pero verla nos cura.
Laurence Freeman OSB
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