Esa experiencia de amor propio nos da una capacidad renovada para vivir nuestras vidas con menos esfuerzo. La vida se vuelve menos lucha, menos batalla, menos esfuerzo por vivir, y nos abre lo que todos hemos vislumbrado, de alguna manera y en algún momento, a través del amor, que nuestra naturaleza esencial es alegre; en el fondo, somos seres alegres. Si podemos aprender a saborear los dones de la vida, si podemos aprender a ver lo que verdaderamente es la vida, las bondades que nos trae, ese saborear los dones de la vida nos permite aceptar sus tribulaciones, sus dificultades, sus problemas y sufrimientos. . Esto es lo que aprendemos suavemente, lentamente, día a día, mientras meditamos.
Laurence Freeman OSB
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