(...) el ego realmente no ve mucho más allá del placer y el dolor. No ve ningún significado último en el sufrimiento. El ego eventualmente llega a reconocer un patrón involucrado en este proceso de crecimiento y lo resiste; y por lo tanto, nos quedamos atascados, fijados, encerrados en un nivel de desarrollo del ego. El ego se convierte entonces en una barrera que tenemos que aprender a trascender, a dejar atrás. No podemos seguir al Maestro que nos llama, a menos que dejemos atrás el yo. Entonces, el ego es como un bote que nos lleva a través de un río a la otra orilla, pero luego hay que dejarlo atrás.
( Aspectos del amor 2 de Laurence Freeman OSB)
No hay comentarios:
Publicar un comentario