Estar desprendido de nuestras posesiones es estar libre de ellas: poseerlas, si es necesario, pero no ser poseído por ellas. En muchos sentidos, es bastante fácil desapegarse de nuestras posesiones materiales. En la meditación, tenemos que aprender un desapego más exigente.
Debemos aprender a desapegarnos no sólo de nuestros pensamientos, sentimientos, deseos, sino incluso de nuestra autoconciencia. A nuestras mentes modernas esto no sólo les parece una imposibilidad, sino que incluso parece un escándalo que alguien lo proponga seriamente. Pero esta es exactamente la verdad. [ . . .] Meditar es perderse, absorberse en Dios, perderse del todo en la generosa inmensidad que llamamos Dios.
John Main,OSB
Carla Cooper
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