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LA PALABRA HECHA CARNE








 Extracto de “LA PALABRA HECHA CARNE”: “La Gloria de Cristo” del Padre John Main OSB (Norwich: Canterbury Press, 2009), págs. 22-23.

Para Pablo, Pedro y Juan, los maestros de la fe, en las cartas del Nuevo Testamento, el poder de Jesús es su “gloria” que es vista como la luz que brilla en todo el universo. Esa luz también brilla en nuestros corazones de forma aún más extraordinaria. Es pura consciencia. Es el amor absoluto. Es Dios. La meditación es el camino que nos conduce a la apertura más profunda a este poder de luz y gloria del que somos capaces en esta vida. Cualquier persona interesada en la meditación deberá saber que desde el principio, una vez que este poder comienza su camino y esta luz empieza a brillar en nuestros corazones, somos transformados. Al convertirnos en nuestro ser verdadero, nunca más seremos los mismos. Podremos decir que la gloria de Jesús es el resultado de su pura receptividad y total apertura al amor de Dios. Esta simple y radical apertura exige disciplina y fidelidad: la clase de disciplina fiel que practicamos cada día cuando regresamos a nuestro mantra.

En la fidelidad aprendemos fe. Aprendemos a introducirnos en la oscuridad, esa extensión de consciencia que se extiende más allá de la pequeña isla iluminada por nuestro ego. Aprendemos a entrar en el silencio donde no hay sonidos y a profundizar en el silencio del misterio de Dios. En la meditación también aprendemos a tener coraje para lanzarnos hacia esta profundidad. De esas profundidades surgen el poder y la gloria de la resurrección. Esta es la nueva vida que le es devuelta a Jesús por Dios que le sitúa en el aura divina de la gloria eterna. Su nueva vida, la gloria y el poder –todas las palabras que expresan las dimensiones del amor- son también nuestras. El misterio que renueva nuestra existencia en la vida, una vez que entramos en él, es que nosotros –gente normal- somos transformados en Cristo.

Carla Cooper


Traducido por WCCM España

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