Cuando la religión misma pierde estas dimensiones de espiritualidad, se marchita, las uvas mueren, la tierra no se nutre de la contemplación y, en lugar de vino, se obtiene vinagre. La religión, en lugar de ser el vino de la vida, se convierte en vinagre, algo amargo y agrio. Los grandes místicos sufíes, especialmente, pero también muchos otros, a menudo utilizan el vino y la embriaguez como símbolo del viaje espiritual, y vemos esa embriaguez, alegría y felicidad de la realidad espiritual en las palabras del salmista. Incluso algunos místicos, como Gregorio de Nisa, utilizan expresiones como «ebriedad sobria» para describir la experiencia de vivir de acuerdo con las leyes del mundo interior.
Avance de Laurence Freeman OSB
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