viernes

VIERNES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA

 Mateo 21.33–46

“La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular”

El sueño ecológico es producir nueva energía al volver a procesar todos los desechos. Todo lo que ha sido descartado o rechazado se reintegra así en la economía de la vida, logrando un sentido de ecuanimidad y equilibrio. Pero esto es tan difícil de hacer en la vida interior como a nivel global.

Siempre que algo se desecha (residuo) o se etiqueta como inútil (rechazado), hay un sentimiento asociado de fracaso, de oportunidad perdida o de estar incompleto. El instinto humano más profundo es el de significado, totalidad, conexión e integración. Nada debería verse como algo separado del todo simplemente porque no puede estarlo. Todos tenemos recuerdos o relaciones que queremos excluir porque no encajan con el modelo deseado de nuestra vida. "No te aferres al pasado" es un buen consejo; pero rechazar el pasado antes de haberlo integrado significa que no puede ser trascendido. Rechazar, reprimir, es simplemente cavar un hoyo más profundo del que se vuelve cada vez más difícil salir. Puede que, en la vejez, olvidemos lo que reprimimos, pero el pasado no nos ha olvidado.

La meditación es la exposición de nuestra persona completa al brillo del presente. Cuanto más fuerte es la luz del ahora, que contiene todo el tiempo y revela la simple unidad de la vida, más ocurre esta integración y posterior trascendencia de forma natural, en su debido tiempo. Muchas personas han experimentado esto en momentos de gracia o crisis, cuando las estructuras del tiempo (pasado, presente, futuro) simplemente se desvanecen y perciben el espectro completo de su historia de vida en un solo instante. La contemplación es siempre contemporánea.

Otra forma en que lo rechazado vuelve (el "retorno de lo reprimido") es darnos cuenta de que el rechazo nunca funciona. Solo nos enreda aún más en aquellos aspectos de un recuerdo que nos desagrada. Eventualmente, regresa (como lo hizo el Jesús rechazado) y se ve de una manera completamente diferente.

Una enfermedad que hace que la vida se sienta fuera de control puede convertirse en una revelación y una bendición. Un niño con discapacidad, visto como un inconveniente, un castigo o una vergüenza, puede ser rechazado de diversas maneras; pero luego los ojos de la familia se abren y ven al niño como un regalo de Dios que los inunda de asombro y gratitud. La piedra rechazada se convierte en la piedra angular.

Este es un extracto de Sensing God de Laurence Freeman, SPCK Publishing - distribución exclusiva para miembros de WCCM.

No hay comentarios: