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VIERNES DE LA TERCERA SEMANA DE CUARESMA

 Marcos, 12.28–34​

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. El segundo es este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.


Espero que hayas estado memorizando estos versículos del Evangelio como te sugerí, porque a estas alturas habrás entrenado tu memoria, y este de hoy que es un poco más largo, no será un problema. Es más largo, sí, pero incluso más sencillo que los anteriores: la respuesta de Jesús a la pregunta “¿Cuál es el mandamiento más importante?”


Hoy en día estamos bombardeados con mensajes y exigencias, y nuestra atención es arrastrada en muchas direcciones diferentes, por lo que nos gusta la idea de la simplicidad. También podemos sentirnos tentados a dejar las grandes decisiones que deberíamos tomar por nosotros mismos en manos de otros, como el gobierno, los médicos o, aunque hoy en día menos por razones obvias, el clero.


Hay una gran cantidad de cursos y programas en el mercado que prometen ayudarnos a poner en orden nuestra vida y a adquirir las habilidades necesarias para tomar el control, siempre que compremos (y creamos). Las empresas y los gobiernos, cada vez más conscientes de cuánto están perdiendo la batalla contra la distracción, están especialmente interesados en estas soluciones. Sin embargo, una solución espiritual es diferente en varios aspectos: ha existido por mucho tiempo y no pretende ser nueva; no tiene un propósito de lucro; es una disciplina, no una técnica; es simple, pero no fácil.


La enseñanza de hoy dice que lo más importante en la vida es amar a Dios, al prójimo y a uno mismo por igual. Para lograrlo, tendrás que volverte muy sencillo, pero en el intento serás transformado de manera radical – en el buen sentido – radicalmente simplificado y con tu capacidad de amar plenamente ampliada.


La Cuaresma y la meditación van bien juntas (así como la meditación va bien con todas las estaciones), porque ambas tratan sobre la simplicidad y el descubrimiento de que, cuando somos simples, podemos hacer una sola cosa y lograr infinitamente más de lo que podríamos estar intentando alcanzar.

Este es un extracto de Sensing God de Laurence Freeman, SPCK Publishing - distribución exclusiva para miembros de WCCM.

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